28 de octubre 2018
Rob Bowers, el autor de la matanza en una sinagoga de Pittsburg (Pensilvania, EE.UU.) en la que murieron once personas, este sábado, se enfrenta a la pena de muerte en un proceso que la Fiscalía enfoca como un crimen de odio y no como un acto de terrorismo doméstico, informaron este domingo fuentes oficiales.
"Abordaremos esto como un crimen de odio. Nada hace indicar que alguien más estuviera colaborando con él, por lo que lo hemos enfocado como un crimen de odio, pero seguimos investigando", declaró el fiscal federal Scott Brady durante una rueda de prensa.
Bowers, que comparecerá mañana ante el juez, deberá responder por un total de 29 cargos; once por asesinato de personas que estaban ejerciendo su derecho a la libertad de credo, once por uso de arma de fuego para cometer asesinato y otros siete relacionados con el tiroteo entre el acusado y las autoridades.
Según avanza la investigación, se van conociendo nuevos detalles que hacen pensar que la motivación del asesino era puramente antisemita.
Las autoridades han confirmado que mientras disparaba de manera indiscriminada sobre los presentes, Bowers gritaba que había que "matar a todos los judíos".
"En la sinagoga, Bowers hizo comentarios respecto al genocidio y a su deseo de matar a personas judías", recalcó Brady.
Además, los medios locales han localizado varios mensajes publicados por el sospechoso en redes sociales empleadas por grupos supremacistas estadounidenses en los que alardeaba de su arsenal y manifestaba su odio a la comunidad judía.
Bowers incluso publicó un mensaje poco antes de la matanza en el que dejaba entrever el por qué de sus futuros actos: "No puedo sentarme a ver cómo mi gente es aniquilada. Que se joda su punto de vista. Voy a ello".
Poco después de publicar este mensaje ya eliminado en la red social Gab, Bowers accedió a la sinagoga de la Congregación del Árbol de la Vida armado con un rifle semiautomático AR-15 y tres pistolas Glock 57 y abrió fuego de manera indiscriminada sobre los parroquianos que en ese momento asistían a un bautizo.
El balance de víctimas: Ocho hombres y tres mujeres, de edades comprendidas entre los 54 y los 97 años, perdieron la vida y otras seis personas tuvieron que ser hospitalizadas, cuatro de ellas agentes de las fuerzas del orden.
El carácter antisemita del ataque, ha llevado a la Fiscalía a presentar cargos por crímenes de odio, ya que la forma de actuar de Bowers hace que, por el momento, lo sucedido no sea considerado como un acto de terrorismo doméstico.
"Un crimen de odio es cuando un individuo actúa animado por el odio o una animadversión hacia personas de otra etnia o creencias religiosas. Y se convierte en terrorismo doméstico cuando existe una ideología que el atacante está intentando propagar mediante la violencia", explicó Brady.
El fiscal destacó, además, que nada hace indicar que el sospechoso formara parte de un complot organizado sino que actuó como un lobo solitario.
No obstante, Brady no descartó que la investigación pueda dar un giro en los próximos días que lleve a las autoridades a cambiar este enfoque.
En ese sentido, el agente especial del FBI Bob Jones, responsable de la oficina del Buró en Pittsburg, sostuvo que la investigación demorará aún varios días.
"Es una escena del crimen grande y compleja (...). Estimamos que se tardará una semana en procesarla", informó Jones.
El agente contó que, más allá de la sinagoga, las autoridades están registrando las propiedades de Bowers, analizando sus redes sociales, visionando grabaciones de cámaras de seguridad y realizando entrevistas a sus conocidos.