27 de julio 2024
Venezuela celebra este domingo 28 de julio de 2024 unas elecciones presidenciales consideradas especialmente “decisivas”, con una migración sin pausa a causa de una economía en crisis pese a las mejoras del último trienio, una oposición más unida que nunca y la atenta mirada de la comunidad internacional.
El chavismo, con el candidato a la reelección presidencial Nicolás Maduro al frente, se juega su continuidad en el poder, al que aspiran llegar nueve candidatos opositores, entre ellos el de la principal coalición antichavista —la Plataforma Unitaria Democrática (PUD)—, Edmundo González Urrutia, todos con promesas de profundos cambios y transformaciones.
Venezuela dista mucho, en materia económica, de la que acudió a las urnas en 2018 —cuando enfrentaba hiperinflación, desabastecimiento e inestabilidad cambiaria, entre otros males—, aunque todavía persisten problemas de vieja data, como los bajos salarios, la pobreza y la crisis de los servicios.
Los diez candidatos prometen un próximo sexenio de oportunidades para todos, incluyendo a los migrantes que quieran retornar, con planes de recuperación y, sobre todo, de mejoras en las condiciones de vida y en los ingresos.
A continuación, las claves para entender la situación general de Venezuela en vísperas de la cita con las urnas de este domingo:
El Ejecutivo
Durante 25 años, el chavismo se ha mantenido en el poder, con tiempos prósperos —financiados por la renta petrolera— y otros de crisis, sobre todo, en la última década, cuando la corrupción, los controles a la economía y las múltiples estatizaciones —factores que continuaron con Maduro— pasaron factura.
Los otros poderes del Estado
Los poderes Legislativo y Judicial están bajo el control del chavismo, con un Parlamento de contundente mayoría oficialista —más del 90% de los 277 escaños— y un Supremo “sin autonomía ni imparcialidad”, aseguran diversas oenegés que señalan como ejemplo de ello la ratificación, en enero de 2024, de la inhabilitación de la líder opositora María Corina Machado, ganadora de las primarias de octubre de 2023.
La oposición
El antichavismo mayoritario está de vuelta al juego electoral, a diferencia de los comicios presidenciales de 2018, cuando optó por la abstención. Ahora está enfocado en conseguir la mayor cantidad de votos, mientras sortea “obstáculos” y enfrenta —según denuncia— un recrudecimiento de la “persecución” en su contra.
Millones de ciudadanos dejaron Venezuela
La migración
Del país han salido unos 7.77 millones de venezolanos, según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (integrada por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones), una cifra que el Gobierno reduce a unos dos millones. Pero solo 69 211 de los venezolanos que están fuera podrán votar. La opositora PUD alerta sobre el advenimiento de la “ola migratoria más grande vista hasta ahora” si Maduro se mantiene en el poder “por la fuerza”.
Los derechos humanos
El Alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, lamenta “el aumento de las restricciones al espacio cívico” en las semanas previas a las elecciones, cuando -aseguró- su oficina ha recibido "informes de detenciones" de "miembros de la oposición y sus simpatizantes". En lo que va de 2024, la ONG Foro Penal ha documentado 114 arrestos con "fines políticos", 102 de los cuales afectan a la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
La corrupción
En siete años, la Fiscalía computa una treintena de tramas de corrupción, la más reciente “Pdvsa-Cripto”, por la que 67 personas fueron detenidas —entre ellas, el exministro de Petróleo Tareck El Aissami—, un asunto que el presidente Maduro no menciona en su campaña y que la oposición considera una de las principales causas de la crisis.
La inseguridad
El país, que vivió también una grave crisis de inseguridad, con picos de violencia durante la década pasada, tiene una tasa de 5.2 homicidios por cada 100 000 habitantes, según el Gobierno, que asegura haber desmantelado 356 bandas criminales, entre ellas el temible “Tren de Aragua”.
Las relaciones internacionales
Venezuela —país cercano a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia y China— ha emitido este año múltiples comunicados de rechazo a la “injerencia” de otras naciones, el más reciente contra el G7 —integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido—, que exigió “el fin del acoso a los miembros de la oposición” y la liberación de “los presos políticos”.
Venezuela en materia económica
El PIB
El producto interno bruto (PIB), que cayó más del 70% entre 2013 y 2020 —según cálculos independientes—, registra mejoras desde 2021, y las autoridades prevén un crecimiento superior al 8% este año. Solo en 2018, se contrajo un 19.6 %, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV).
La inflación
En 2018, el país vivía una hiperinflación que cerró el año en 130 060% y que duró un cuatrienio, hasta final de 2021, tras lo que empezó un proceso de desaceleración del ritmo de crecimiento de precios, con altas y bajas, que llegó al 1% el mes pasado, su nivel más bajo desde 2012.
El abastecimiento
Los anaqueles vacíos eran la imagen común en 2018, cuando el abastecimiento era de solo un 30%, según datos suministrados a EFE por la Asociación Nacional de Supermercados y Autoservicios (ANSA), que calcula hoy ese porcentaje en 98%.
La pobreza
Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), el 91% de la población era pobre por nivel de ingreso —el 75% en situación de pobreza extrema— en 2018, como consecuencia de “la hiperinflación y el desabastecimiento”, cifras que bajaron tras la “liberalización económica”, hasta llegar en 2023 al 82.8% en la pobreza general y al 50.5% en el caso de la extrema.
Crisis del sector energético
El petróleo
La producción se ha recuperado de manera sostenida desde 2020, cuando cayó a 569 000 barriles por día (bpd) por la pandemia y las sanciones económicas, y llegó el año pasado a los 783 000 bpd. Sin embargo, aún no alcanza el nivel de 2018, de 1.51 millones de bpd. En el primer semestre de 2024 superó los 900 000 bpd, y el Gobierno estima que cierre este año en un millón.
El sector eléctrico
En 2018, el país sufría miles de fallas eléctricas que el Gobierno achacaba a actos de sabotaje o a acciones de animales, como iguanas, pero según expertos, se debía a la falta de mantenimiento, la corrupción y la fuga de talentos por la migración, una crisis que se exacerbó el siguiente año con prolongados apagones y que hoy persiste, sobre todo, en las regiones más alejadas de la capital.
Bajas tasas de empleo y salario mínimo
La moneda
Hace seis años, el bolívar —la moneda local— perdía su valor de forma vertiginosa, lo que llevó al Ejecutivo a eliminar cinco ceros en 2018 y otros seis en 2021, catorce en total, si se cuentan los tres suprimidos en 2008. Hoy, el bolívar ha ganado estabilidad, devaluándose apenas un 1.23% en el primer semestre, mientras que en el mismo período de 2018 cayó más del 90% frente al dólar, en el mercado oficial.
Los controles
En 2018, el país cumplió quince años bajo un control de cambio que otorgaba al Estado el monopolio del manejo de divisas, y un control de precios que, sumado a masivas fiscalizaciones, generó una aguda escasez de productos de primera necesidad, políticas que fueron flexibilizadas en los últimos años y hoy desaplicadas.
El empleo
Las autoridades aseguran que hoy Venezuela “es uno de los países con el más bajo desempleo de la región”, aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) no actualiza ese dato desde 2018, cuando la “tasa de desocupación” era de alrededor de un 7%.
El salario
La Venezuela convocada a elecciones en mayo de 2018 tenía un salario mínimo —referencia para el resto de remuneraciones en el sector público— de un millón de bolívares, equivalentes entonces a unos catorce dólares al mes al cambio oficial, y a pesar de varios ajustes, hoy ese sueldo, que en moneda local está en 130 bolívares, es de apenas unos 3.5 dólares mensuales.