1 de diciembre 2015
Seis días después del incidente en que la fuerza aérea turco derribó un caza ruso que atacaba posiciones rebeldes en Siria, la crisis seguía escalando. A Rusia se le ha lanzado un reto sin precedentes”, afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una entrevista emitida el viernes por la televisión rusa.
Mientras Rusia exige disculpas, compensaciones y castigo a los culpables del derribo de su avión, los dirigentes turcos envían señales contradictorias.
Después de negarse a pedir disculpas, por estimar que la acción de la aviación turca había correspondido al desafío que enfrentaron, el presidente Recep Tayyip Erdogan declaró el sábado lamentar mucho el reciente incidente con al avión ruso Su-24 en Siria.
Otras razones
En todo caso, persiste el debate sobre las razones del incidente.
Como se ha destacado en la prensa internacional, el enfrentamiento se produjo “en medio del incremento de la tensión al otro lado de la frontera turca y con constantes advertencias del gobierno de Ankara a que los aviones rusos y las fuerzas del régimen sirio detengan sus ataques a la región turcomana de Bayirbucak, en poder de la oposición siria”.
Turquía apoya la oposición al presidente sirio Bashar al-Asad. Yusuf Mahli, dirigente del Movimiento Nacional Turcomano (TMHP), el grupo atacado por la aviación rusa cuando el avión fue derribado, está refugiado en Turquía. “Nos enfrentamos a intensos bombardeos, como no habíamos sufrido en cuatro años de guerra”, dijo luego de los ataques. “Se trata de un combate desigual: Los nuestros sólo poseen armas ligeras y se enfrentan a bombardeos desde tierra, mar y aire”, afirmó.
El corresponsal del diario español El País en Estambul, Andrés Mourenza, escribió: “en los últimos días, las fuerzas leales al presidente sirio lograron conquistar varios pueblos al sur de la zona en disputa (Ghmam, Zuveyk y Derhanne) y, en la mañana del martes la cadena CNN-Türk informaba de que los turcomanos habrían perdido tres nuevas colinas”.
El avance del ejército sirio ha causado una nueva oleada de refugiados –unos 3.000 según Mahli- que han sido alojados en tiendas de campaña en Turquía. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ya había avisado durante el fin de semana de que al ejército turco “se le ha ordenado responder a cualquier hecho que pueda amenazar la seguridad fronteriza”, afirmó Mourenza.
El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, general mayor Ígor Konashénkov, afirmó el viernes pasado que "como resultado de los numerosos ataques de la Fuerza Aérea rusa contra los terroristas, las tropas del Gobierno sirio han tomado bajo control total las zonas montañosas del norte de la provincia de Latakia, paralizando de este modo el suministro transfronterizo de armas, municiones y otros pertrechos a los terroristas en la provincia".
"En otras zonas del norte de Siria –agregó– nuestros aviones han bloqueado todas las vías principales de transporte de armas, municiones y otro equipo bélico en esta provincia".
El debate sobre la naturaleza de las fuerzas opositoras al presidente al-Assad es uno de los que divide más profundamente a Rusia de la coalición internacional que encabeza Estados Unidos y que pretende derrocar a al-Assad.
“El régimen sirio e incluso medios opositores como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, han apuntado a la presencia de militantes de Al Nusra (Al Qaeda en Siria) entre los militantes turcomanos del monte Jeb al-Ahmar (Türkmen Dagi en turco) y varias fotografías de estos grupos muestran a combatientes con aspecto yihadista.
Mahli niega este punto: “Son grupos vinculados al Ejército Sirio Libre, puede haber algunos de tendencia islamista, pero no son yihadistas”, dice, citado por el periodista español.
Petróleo
Moscú ha acusado también reiteradamente a Turquía de ayudar al Estado Islámico en el comercio ilegal de petróleo.
En redes sociales se pueden ver fotos del hijo del presidente Recep Tayyip Erdogan, Necmettin Bilal, cenando en un restaurante de Estambul con un presunto líder del Estado Islámico. El Centro de Estudios de la Globalización, una institución con base en Montreal, también destaca las conexiones de Bilal Erdogan con los representantes del EI.
"Algunos los consienten y ganan millones y miles de millones de dólares gracias al comercio ilícito de petróleo y el tráfico de personas por parte del Estado Islámico", dijo el presidente Putin al señalar que "la pasividad o ayuda de algunos países a los terroristas ha dado lugar al nacimiento del Estado islámico".
Acusado por Moscú, el presidente turco respondió el viernes a su colega ruso advirtiéndole que “no juegue con fuego”.
“Bombardear a la oposición reconocida internacionalmente con el pretexto de combatir al Dáesh (Estado Islámico) es jugar con fuego”, dijo Erdogan durante un discurso en Bayburt, en el noreste de Turquía.
“No es que Turquía haya derribado intencionadamente un avión ruso. Fue una reacción automática a una violación de nuestra frontera, siguiendo las normas de combate”, reiteró. Una afirmación que los rusos se resisten a aceptar. Erdogan afirmó que desde el martes, día del incidente, ha estado tratando de hablar por teléfono con Putin, sin éxito.
Peligros
Al derribar al avión militar ruso “Turquía ha cometido un error que tendrá consecuencias muy graves”, afirman expertos militares rusos citados por la agencia RT. Según ellos, este ataque “está relacionado con el éxito de la lucha de Rusia contra los terroristas en territorio sirio, algo que no interesa a Turquía. Ankara teme que los ataques aéreos rusos ayuden a cortar el contrabando de petróleo del Estado Islámico hacia el país”.
Para el director adjunto del Instituto de Análisis Político y Militar ruso, Alexánder Jramchijin, Ankara tomó la decisión de derribar a un avión ruso después de la destrucción de quince instalaciones de almacenamiento y refinación de petróleo, así como de 525 camiones cisterna del EI.
De acuerdo con los expertos –agrega la nota– “el objetivo actual de Erdogan, quien siempre trata de demostrar que Ankara no escucha a nadie y que hará lo que más le convenga, es romper la coalición y la manera más sencilla de hacerlo es crear una división entre Rusia y Occidente”.
Lo cierto es que “ya se escuchan los ecos del incidente en la OTAN”, de la que Turquía es miembro.
La última vez que un miembro de la OTAN derribó un avión ruso (entonces soviético) fue en 1952, durante la guerra de Corea, cuando se presentó un combate entre MiGs Soviéticos y F9F-5 Panthers estadounidenses sobre Manchuria, cerca de la frontera entre China y la Unión Soviética.
Si, como el presidente Erdogan afirmó, Ankara considerará un "acto de agresión" si un avión de combate turco es derribado por el sistema antiaéreo ruso en espacio aéreo sirio, se podrá poner en marcha las disposiciones del tratado de la OTAN, que considera la agresión a un Estados miembro como una agresión a todos. Una situación que los demás miembros del organismo quisieran evitar y cuya gravedad no puede ser minimizada.
En todo caso, también se destaca que Erdogan ha hecho esfuerzos por reducir las tensiones, asegurando que “no tiene ninguna intención de provocar una escalada después de este incidente”. En la misma línea, el primer ministro, Ahmet Davutoglu afirmó, ante los diputados de su partido AKP, que Turquía era “amiga y vecina” de Rusia.
Los dos países mantienen estrechos lazos comerciales y económicos, con un intercambio comercial que ascendió a 30 mil millones de dólares, el año pasado. Además, 60% de las exportaciones turcas van a Rusia, mientras Turquía es un gran cliente del gas ruso.