12 de abril 2021
El candidato presidencial de la alianza conservadora CREO-PSC, Guillermo Lasso, fue el vencedor de las elecciones celebradas este domingo en Ecuador, cuando con el 97.79 % de las actas escrutadas ha obtenido el 52.50 % de los votos, cinco puntos por encima de su rival correísta Andrés Arauz.
“Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos 14 años en el Ecuador”, manifestó desde el palacio de convenciones en Guayaquil, en sus primeras declaraciones tras el más que probable triunfo electoral pues la diferencia parece inexpugnable.
Lasso es un exbanquero que ha abogado por la “unidad” y el “diálogo” entre todos los ecuatorianos como fórmula para resolver los graves problemas que aquejan a su país, agravados por la pandemia del coronavirus.
De 65 años, ha conseguido llegar a la Presidencia en su tercer intento, tras imponerse en un dramático escrutinio a su rival correísta, dando un giro a la política de un país que no veía un Gobierno derechista desde antes de 2003.
Líder del movimiento centroderechista Creando Oportunidades (Creo), que fundó en 2012, sostiene que los esquemas de izquierda y derecha “han perdido vigencia globalmente”, si bien llegó a estas elecciones aliado con el derechista Partido Social Cristiano.
Lasso pasó a la segunda vuelta tras obtener el 19.74 % de los votos en los comicios del 7 de febrero, en los que Arauz logró aventajarle por más de doce puntos, lo que en principio lo posicionaba en desventaja.
Y es que con dos derrotas en las presidenciales de 2013 y 2017, el político conservador aseguró haber tomado nota de las necesidades del pueblo.
Arauz reconoce su derrota
Arauz, aspirante de la alianza izquierdista Unión Por la Esperanza (Unes) y heredero político del expresidente Rafael Correa (2007-2017), obtiene el 47.50 %, conforme a los datos oficiales, y ha reconocido su derrota diciendo que se trata de un “traspié político” pero no una “derrota”.
En un acto inusual en la política ecuatoriana, Arauz manifestó ante un grupo de seguidores que llamará personalmente a Lasso para felicitarlo por su victoria electoral, lo que dijo, demuestra el talante democrático que guía su formación política.
“Vamos a trabajar con decisión por los diecisiete millones de ecuatorianos, sin dejar a nadie atrás”, expresó Lasso al apostar por “el cambio de un país próspero” y “done nadie tiene que tener miedo”.
Pese a su victoria, Lasso tendrá serios problemas para gobernar, pues en la Asamblea Nacional su partido apenas tiene 12 escaños de los 137, y sus aliados del PSC otros 19.
La victoria de “Yaku”
De su triunfo en las urnas se desprenden dos lecturas: la primera, el importante voto anticorreísta cosechado, y la segunda, la relevancia del sufragio del candidato invisible de estos comicios, el expresidenciable indígena Yaku Pérez, que pidió a sus simpatizantes el voto nulo, que alcanzó una cota histórica del 16.25 %.
Ello cuando el voto indígena era la gran incertidumbre de estos comicios, y la ruptura el pasado sábado del dirigente Jaime Vargas, presidente de la Conaie, para alinearse con Arauz, había sembrado una gran inquietud en el campo centroderechista.
Y aún así, el voto nulo llegó a poco menos de un punto del voto que Pérez obtuvo en la primera vuelta como candidato a presidente por la formación Pachakutik.
Voto anticorreísta
Lasso se presentaba a estos comicios como candidato menos favorito a juzgar por los resultados de la primera vuelta, pero dos hechos le ayudaron a remontar el vuelo: el último cara a cara con Arauz el 21 de marzo en un debate presidencial y la publicación de que su rival había estado en la nómina del Banco Central hasta agosto de 2020, aunque estaba en excedencia.
Operado de la columna en 2018, lo que le obliga a andar gracias al apoyo de un bastón, en la campaña por el balotaje Lasso buscó también el apoyo del centro, del sector indígena, jóvenes y mujeres, además de colectivos alejados de la órbita tradicional socialcristiana como el LGTB.
En su discurso de victoria, se comprometió defender a los miembros de ese colectivo, así como a las mujeres, adolescentes madres, campesinos, obreros, médicos, entre otros.
Algo más de trece millones de electores estaban llamados a las urnas en Ecuador y el exterior en unas elecciones que eran consideradas un barómetro geopolítico en Latinoamérica después del giro a la izquierda experimentado en Argentina y Bolivia.
El sucesor de Rafael Correa, el aún presidente, Lenín Moreno, se había apartado de sus planteamientos políticos, pero el correísmo en Ecuador sigue provocando enconamiento y división entre buena parte de la población.
De ser el voto nulo un mensaje de protesta política, el resto del electorado habría virado hacia Lasso como opción anticorreísta.