5 de agosto 2024
A una semana de las elecciones en Venezuela, el país aún se debate entre la expectativa de un cambio democrático y la amenaza de una escalada de autoritarismo, violencia e incertidumbre. Cada día que pasa aumentan las denuncias y las evidencias del fraude electoral perpetrado por el presidente y candidato Nicolás Maduro, con el contubernio del Consejo Nacional Electoral.
El viernes pasado, un nuevo reporte de ese CNE, dice que con el 97% de las actas, proclama ganador a Nicolás Maduro con el 51.95% de los votos contra 43.18% de Edmundo González, pero no presentó los resultados de la votación mesa por mesa. En cambio, la oposición ha presentado más del 83% de las actas desglosadas, que le dan un 67% de votos válidos a Edmundo González, contra 30% de Nicolás Maduro.
Este último resultado ya ha sido reconocido por los Gobiernos de Estados Unidos, Argentina, Perú, Costa Rica y otros, mientras Brasil, México y Colombia se proponen como facilitadores de un diálogo; piden a Maduro que se publiquen los datos desglosados por mesa de votación, y que se haga una verificación imparcial de los resultados.
En el programa Esta Semana conversamos con el politólogo Daniel Zovatto, Global Fellow del Wilson Center, sobre los posibles escenarios de salida a esta crisis en la que “el régimen sabe que ha perdido la elección, sabe que tiene poca legitimidad, sabe que tiene poco apoyo popular, y por eso, mientras menos legitimidad tengan, más represión tienen que imponer o al menos amenazar con esa impresión”, asegura.
“Entre la presión de Estados Unidos, y a su vez la facilitación de Brasil y Colombia para ayudar a encontrar una salida, hay que tratar de ver si es posible persuadir al régimen de Maduro de entrar en un proceso de negociación, una solución entre venezolanos con el apoyo de la comunidad internacional”, en la que, advierte, se requiere pragmatismo, “donde se den garantías que a muchos no les va a gustar, y van a tener que comerse sapos muy grandes”.
Esta no es una elección en un sistema democrático “donde vas a las urnas y hay un resultado 24 o 48 horas después. Es la transición de un régimen autoritario que busca una salida electoral negociada”, indica el analista.
Si fracasan estas negociaciones, Zovatto no descarta que “el régimen de Maduro apriete el acelerador y avance en un escenario similar al de Nicaragua (en 2021), eso es hoy por hoy, lo más probable”. Sin embargo, insiste en que aún no está ocurriendo: “el régimen está haciendo muchas amenazas, pero no está pegando el manotazo, no digo que no lo vaya a hacer, pero de momento todavía está la posibilidad de que, entre presión y negociación, se pueda eventualmente encontrar un escenario o varios escenarios de salida”.
¿Se puede confirmar en este momento quién es el presidente electo de Venezuela?
Tenemos una elección, dos resultados, y dos aparentes vencedores. Es inédito y absurdo. Pero lo más grave de todo es que el Consejo Nacional Electoral, que es el órgano institucional que debería poner en su sitio web el desglose de las actas por Colegio Electoral y por mesa electoral -esto es una práctica común, en los organismos electorales del mundo y de América Latina- no lo hace. Mientras que la oposición de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, que no es el órgano institucional, sí ha logrado producir un sitio en Internet y subir el 83% de las actas.
A la luz de todo lo que estamos viendo, claramente, quien ha ganado la elección es Edmundo González Urrutia, porque si el chavismo lo hubiese ganado tendría las actas y las estaría mostrando. Maduro, consciente de esta limitación, trata de sacar el foco de atención del Consejo Nacional Electoral, al llevarlo a la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia, que no es el órgano competente, y que está cooptado por el Gobierno.
Ni el Consejo Nacional Electoral, ni la Sala Electoral del Poder Judicial son imparciales, pero trata de hacer un movimiento para sacar el foco de atención en el Consejo, llevárselo al Tribunal, y decirle: Sala Electoral, investigue usted. Haga todo lo que tiene que hacer para verificar y después tomar una decisión judicial.
Desde mi punto de vista no sirve, no va a legitimar a Maduro, y como bien ha dicho el Carter Center en su informe, esta es una elección no democrática que no reúne en ninguna de sus etapas, incluida la del escrutinio, transmisión de resultados, verificación de actas, los estándares mínimos de integridad. La parte electoral seguirá estando disputada, pero ya hemos entrado, aunque no se reconozca, en la etapa de la negociación, si es posible encontrar una salida negociada a esta grave crisis.
Dos iniciativas diplomáticas en Venezuela
Vimos un intento de la Organización de Estados Americanos de acordar una resolución que fracasó. Sin embargo, ahora hay dos iniciativas internacionales, no sé si están en competencia. Por una parte, Estados Unidos, Argentina, Perú, Costa Rica, y otros países reconocen ya a Edmundo González como el presidente electo y por el otro lado, Brasil, México y Colombia, demandan que se presente un desglose de las mesas escrutadas y se haga una verificación independiente. Los aliados de Maduro, Cuba, Nicaragua, China, Rusia y Siria, lo respaldan, pero a nivel internacional, ¿cuál de estas dos opciones consideras que puede aportar más en el camino de una negociación?
Por un lado, son Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia, son los únicos de la región que han reconocido el triunfo de Maduro. Muy triste lo de Honduras. Explicable lo de Cuba. Lamentablemente explicable lo de Nicaragua, dos dictaduras, y realmente triste pero explicable lo de Bolivia. El resto de la región se divide en dos partes: 12 países que son los que solicitaron la reunión en la OEA… que no se haya adoptado una resolución en la OEA, realmente no me quita el sueño porque la consecuencia que iba a tener no iba a ser muy fuerte.
Por otro lado, nadie votó en contra. No se consiguieron los votos necesarios porque el grueso del Caribe siempre se abstiene, obviamente por los compromisos que tiene con Maduro. Faltó un solo voto para llegar a los 18, pero ni Colombia ni Brasil podían votar a favor, porque están en este proceso de facilitación, y México tomó la decisión, para mí desacertada, de que ni envió a su canciller a esa reunión.
Hay un grupo de países que ya reconoció a Edmundo González. Empezó Perú, siguió Estados Unidos, ahora Argentina, pero la que realmente vale es la de Estados Unidos por su peso específico. Y Estados Unidos dijo dos cosas fundamentalmente: toda la evidencia dice que ganó Edmundo González Urrutia, pero ellos no están, en mi opinión, dispuestos a hacer un Guaidó 2.0. O sea, no quieren volver a tener en Venezuela dos presidentes, y en la parte final dicen: “Instamos a que ya se inicie el proceso de transición”.
Los otros tres (Brasil, Colombia y México, pero sobre todo Brasil y Colombia), sacaron un comunicado diciendo entregue usted los resultados desglosados por centros y por mesas para cerrar ese capítulo. Y han detallado la importancia de que estas actas tienen que ser verificadas de manera imparcial, pero no han dicho cómo se va a verificar algo de manera imparcial si los dos órganos electorales están totalmente cooptados por el Gobierno.
Por eso, con Juan Tokatlian nosotros venimos recomendando que la verificación se haga por instancias venezolanas, con acompañamiento de todos los actores dentro de Venezuela y una misión técnica electoral internacional. Tercero, ellos siguen dispuestos a facilitar un diálogo para llegar a un acuerdo.
Entre la presión de Estados Unidos, y a su vez la facilitación de Brasil y Colombia, que son los dos países más importantes en América del Sur para ayudar a encontrar una salida, hay que tratar de ver si es posible persuadir al régimen de Maduro a entrar en un proceso de negociación. Y digo ‘ver si es que es posible’, porque lo que estamos viendo del régimen es que muestra los dientes y ladra. Es decir, está diciendo yo estoy intransigente, gané, no voy a negociar, tenemos la fuerza. No nos importa.
Hay un gran pero: en Nicaragua hubo menos amenazas y mucha más represión. El régimen está haciendo en Venezuela muchas amenazas, pero no está pegando el manotazo. Si realmente quisiera avanzar rápidamente en la represión, no digo que no lo vaya a hacer: ya hay varios muertos, hay muchos detenidos, pero de momento creo que todavía está la posibilidad de que, entre presión y negociación, eventualmente se pueda encontrar uno o varios escenarios de salida.
Los límites de la comunidad internacional
El jueves en la noche, paramilitares asaltaron la sede de Vente Venezuela, y María Corina Machado ha dicho que su integridad personal está en peligro, que está resguardada. ¿Cómo se puede establecer un puente, un vínculo, una negociación, cuando el Gobierno lo único que está ofreciendo es cárcel?
Vos sabés que todas estas negociaciones son muy desprolijas. No hay un elemento de pureza respecto de un régimen que dice: yo perdí la elección, vamos a sentarnos. El régimen sabe que ha perdido la elección, sabe que tiene poca legitimidad, sabe que tiene poco apoyo popular. Por eso, mientras menos legitimidad tengan, más represión tienen que imponer o al menos amenazar con esa represión.
Por ejemplo, cuando comenzaron a decir vamos a detener a María Corina, nadie que quiere detener a María Corina le comienza a decir “vamos a detener a María Corina”. Van y la detienen, como han detenido a algunos. Entonces, todavía el régimen no ha tomado la decisión de cruzar esta línea, porque sabe que una vez que la cruce, detiene a Edmundo, detiene a María Corina, retroceder de ahí va a ser mucho más difícil.
Creo que vamos a seguir viendo varios escenarios donde se tendrá que ver hasta qué punto la oposición y el Gobierno pueden entrar a un diálogo para buscar una salida de este laberinto. Esta es una solución que se negocia entre venezolanos, dentro de Venezuela, con el apoyo de la comunidad internacional.
La comunidad internacional tiene todos los límites que ya hablamos en Nicaragua. No habrá una invasión, ni vemos a las Fuerzas Armadas dispuestas a traicionar al régimen, abrirse y darle un golpe de Estado. No vemos manifestaciones masivas en las calles como en Egipto, Túnez o Bielorrusia, que terminan generando una presión social que hace prácticamente insoportable o inviable la represión.
Lo que queda es ir viendo si hay espacio para bajarle el costo de salida al régimen y aumentarle el costo de permanencia. Pero esta es una crisis que apenas lleva seis días, está verde, todavía está muy fluida. La gente querría tener una solución, pero esto no es una elección en un sistema democrático donde vas a las urnas, y hay un resultado 24 o 48 horas después. Es la transición de un régimen autoritario que busca una salida electoral negociada.
Dijiste “Estados Unidos no quiere entronizar a un presidente electo que no es reconocido por la otra parte, como fue el caso de Juan Guaidó”. ¿Cuál es la demanda de la oposición frente a la comunidad internacional?
Estados Unidos no quiere repetir lo de Guaidó 2.0. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a designar a Edmundo González presidente fuera de Venezuela? ¿Para hacer qué? Una cosa son las expresiones de deseo y otra cosa es lo que vos realmente podés hacer con la relación de fuerza que tenés.
A la oposición lo que le queda es seguir, primero en la ruta electoral para disipar por completo que el régimen perdió las elecciones. Segundo, buscar un reconocimiento de que ellos son los que ganaron, como ya tienen en algunos países y sobre todo el de Estados Unidos. Tercero, seguir defendiendo esos resultados en la calle, pero de una manera inteligente para no exponerse a una represión ilimitada que genere una matanza sin sentido y cuarto: estar dispuestos junto con Brasil y Colombia, para ver si se puede abrir una etapa de negociación que implique algo que a lo mejor a mucha gente no le va a gustar.
Esto implicará comerse sapos muy grandes, pero que son los únicos elementos que en este momento realmente te podrían permitir abrir un espacio porque, si no podés hacer una invasión, si no tenés la capacidad de hacer unas manifestaciones que colapsen como fue el Caracazo en su momento; si no tenés la seguridad de que las Fuerzas Armadas se van a dividir y van a dar un golpe de Estado al régimen, no te queda otra cosa que buscar diferentes mecanismos de negociación para buscar salidas que no van a ser las que a la gente quizás le gusten, pero son las únicas que te permiten avanzar en esa transición.
El general Padrino López, ministro de Defensa, está alineado con el presidente Nicolás Maduro. ¿Esta es una posición monolítica de las Fuerzas Armadas? ¿Puede ser afectada por las protestas, por la exposición de las actas, por la presión internacional?
Absolutamente sí, pero sin resultado seguro. Padrino López es uno de los seis miembros de este grupo muy pequeño: Maduro; la mujer de Maduro, Cilia Flores; los hermanos Rodríguez, (Jorge, presidente de la Asamblea, y Delcy, la vicepresidenta); y Diosdado Cabello. Padrino López ya declaró que esto es un intento de golpe de Estado. Está diciéndolo hoy, vamos a ver si con la presión, si con todos los escenarios que se van abriendo, él sigue cerrado en su posición, si está dispuesto a abrirse a algún tipo de negociación o si dentro de las Fuerzas Armadas comienzan a producirse algunas fisuras.
En la experiencia comparada, lo que hemos visto es que estos regímenes comienzan a debilitarse y abrirse a una transición si uno logra generar divisiones al interior del grupo político y al interior del grupo militar. De momento no se ha conseguido, pero eso no quiere decir que no se consiga. Pero vuelvo a decir, esto va a llevar mucho más tiempo.
El “escenario Nicaragua 2021”
También tenemos la experiencia de Nicaragua y de otros países en los cuales un régimen simplemente decidió cerrarse y dar el salto hacia adelante, que es hacia donde apunta en este momento la estrategia de Nicolás Maduro. Si fracasan estas ofertas de negociación, estos planteamientos de Brasil, México y Colombia de que el régimen enseñe las actas y se abra, ¿se puede imponer por la fuerza la dictadura de Maduro como se impuso Ortega en Nicaragua en 2021?
En este momento, ese es el escenario más probable, que uno no puede descartar. Maduro está pensando: si Daniel Ortega lo puede hacer en un país pequeño, básicamente sin recursos, reprimió mucho más allá, asesinó a 325 muchachos y no le pasó nada; puso a toda la oposición presa o la hizo huir del país. Los expulsó a todos ustedes. Les quitó la nacionalidad... pero Maduro no está ahí.
Siempre decíamos que Ortega podía llegar a acometer lo que había hecho Venezuela, o sea que Nicaragua se podía convertir en Venezuela. Ahora lo que estamos diciendo es el temor de que Venezuela se convierta en Nicaragua. El escenario de que si las cosas no salen bien, el régimen de Maduro apriete el acelerador y avance en un escenario similar al de Nicaragua, no hay que descartarlo porque ese es, hoy por hoy, el más probable. No necesariamente el que va a ocurrir.
Lo que estoy viendo es que, pese a poder hacerlo, y no hay nada en este momento que se lo impida, no lo están haciendo. Quiere decir que si no lo están haciendo es porque todavía no están decididos a dar ese paso, como sí lo dio Ortega, porque una vez que uno da ese paso, regresar es mucho más difícil. Van a tener que buscar una salida negociada, pacífica, electoral, desprolija democráticamente, pero con mucho pragmatismo, donde se le den garantías que a muchos no les van a gustar.
Tendrán que comerse sapos muy grandes, pero es que no veo otra salida porque en este momento la oposición lo único que tiene a su favor son los resultados electorales. No tiene un ejército, ni fuerzas armadas, ni tiene las calles explotadas de gente. Sí tiene apoyo de una comunidad internacional que ya ha dicho “la invasión no es una opción”. Por lo tanto, sabemos que podrá seguir haciendo algunas presiones, algunas sanciones que no son un fin en sí mismo y no mucho más.