La Habana.- En medio de la crisis de los miles de cubanos varados en Centroamérica, el Gobierno de Cuba ha decidido restringir la salida de médicos del país, mientras pone el acento en culpar de esta situación a Estados Unidos por las políticas que alientan la emigración ilegal y la "fuga de cerebros".
A partir de 7 de diciembre los médicos cubanos necesitarán autorización para salir del país por asuntos personales, medida adoptada para "garantizar un servicio de salud eficiente y de calidad" y mitigar "la creciente contratación no planificada de médicos cubanos en otros países".
En un extenso comunicado divulgado esta semana, el Gobierno de Raúl Castro hizo este anuncio y se pronunció sobre la crisis migratoria en Centroamérica para insistir en que la responsabilidad es de EE.UU. y de sus leyes de Ajuste Cubano y de "Pies secos-Pies mojados", que dan un tratamiento preferencial a los habitantes de la isla que llegan a ese país aunque lo hagan de modo irregular.
El Programa Parole para Profesionales Médicos Cubanos, instaurado por el presidente George W. Bush (2001-2009), ha sido igualmente criticado por Cuba, por incentivar a los profesionales de la salud a que abandonen sus "misiones internacionalistas".
Un problema no menor para un país que tiene una de sus mayores fuentes de ingresos en la exportación de servicios profesionales, sobre todo médicos que sumaron en 2014 unos 8.000 millones de dólares.
No hay datos oficiales, pero se estima que miles de médicos cubanos han desertado en los últimos años de esas misiones, que se desarrollan sobre todo en países latinoamericanos socios de Cuba como Venezuela, Ecuador o Brasil.
Otro factor para esos abandonos son "las facilidades que ofrecen varios países, especialmente clínicas privadas, a personal de la salud cubano", según admite el Gobierno, que dice haber detectado "redes que se dedican a la selección y financiamiento de las salidas de nuestros profesionales".
Al margen del caso concreto de los médicos, en el último año se ha producido un significativo éxodo de cubanos debido a las dificultades económicas que persisten dentro de la isla y también por el temor de perder sus actuales privilegios migratorios en EE.UU. si Washington decide revocar la Ley de Ajuste en el nuevo escenario de restablecimiento de relaciones con La Habana.
De acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Frontera de EE.UU., más de 43.000 cubanos llegaron al país entre octubre de 2014 y septiembre del presente año, fundamentalmente a través de la frontera de México, a donde la mayoría arriba después de un largo periplo -que se inicia en Ecuador- de 7.700 kilómetros y de cruzar ilegalmente ocho fronteras.
Ante ese flujo migratorio, el Gobierno de Nicaragua -uno de los aliados políticos de la Cuba castrista- decidió el pasado 14 de noviembre cerrar su frontera con Costa Rica, lo que ha derivado en una grave crisis migratoria que tiene varados en improvisados albergues a más de 4.000 cubanos que buscaban llegar a territorio estadounidense.
Desde entonces y después de varias reuniones de alto nivel entre representantes de todos los países implicados en ese problema -incluida una nueva ronda de diálogo migratorio entre Cuba y EE.UU.-, todavía no se ha anunciado una solución concreta a la situación de esas personas, que tienen pasaporte pero no visados.
La mayoría emprendió su viaje desde Ecuador, que era el único país de Latinoamérica que no exigía visado a los cubanos, pero el país andino anuló esa exención la semana pasada como forma de controlar la migración ilegal, de manera que a partir del 1 de diciembre los cubanos requieren una visa de turista de 90 días para entrar a ese país.
Esa decisión creó en La Habana un nuevo escenario de esta compleja crisis, ya que cientos de cubanos con pasajes ya comprados para viajar a Ecuador se concentraron la semana pasada durante dos días ante la embajada de ese país para exigir un visado o que se les devolviera el dinero de sus billetes de avión.
Esa protesta ofreció una imagen muy inusual en la isla con ciudadanos coreando al unísono ante la Policía que acordonaba la zona gritos de "Visas, visas", "mi dinero" (en referencia a la devolución del importe de sus pasajes) o incluso "Por nuestros derechos".
Pocos días después y con esas protestas ya mitigadas ante la promesa de Ecuador de entregar visados a los que tuvieran comprados los pasajes; todavía hoy se mantiene en una amplia zona en los alrededores de la embajada ecuatoriana un fuerte, y para algunos desproporcionado, dispositivo policial, y los accesos a la sede diplomática siguen cortados.
Después de décadas de prohibiciones para poder viajar al exterior, el Gobierno de Raúl Castro impulsó en 2013 una amplia reforma migratoria que eliminó el engorroso "permiso de salida" y que ha permitido a medio millón de cubanos viajar a otros países por asuntos particulares, con México, España, Ecuador, Panamá y Estados Unidos como principales destinos.
Solís en visita a la isla
El presidente costarricense, Luis Guillermo Solís, dijo que espera que la crisis de miles de emigrantes cubanos varados en Costa Rica en su ruta a Estados Unidos esté resuelta antes de su visita oficial a Cuba, prevista para el 15 y 16 de diciembre.
"Espero que de aquí a entonces hayamos reanudado el proceso de tránsito de los migrantes cubanos y que por lo tanto no sea necesario que este sea el tema (prioritario) del viaje", declaró Solís este miércoles en una conferencia de prensa posterior a la reunión semanal de gabinete.
El mandatario comentó que Costa Rica continúa sus esfuerzos para encontrarle una solución al problema con ayuda de otros países de la región, la cual pasa por encontrar una ruta y medios de transporte para que los cubanos logren continuar su viaje a Estados Unidos.
Una de estas acciones fue una reunión celebrada el martes en México, entre la subsecretaria de Relaciones Exteriores de ese país, Socorro Flores, y el vicecanciller costarricense, Alejandro Solano.
Desde el pasado 14 de noviembre Costa Rica ha otorgado visas de tránsito a cerca de 4.000 cubanos que llegaron a su frontera con Panamá, pero cuando intentaron seguir su camino hacia Nicaragua, el Gobierno de ese país les negó el paso. Unos 3.000 cubanos reciben ayuda humanitaria y hospedaje en albergues habilitados por Costa Rica.
El presidente Solís dijo que el tema migratorio será parte de las conversaciones bilaterales, pero subrayó que hay otros "muy importantes" en la agenda que se está preparando. El gobernante destacó que uno de los objetivos principales es "continuar el proceso de normalización de las relaciones bilaterales", que fueron retomadas en el 2009.
"También queremos posicionar una política de Costa Rica en la cuenca del Caribe. Cuba es un país central en el Caribe y Costa Rica aspira a tener una política centroamericana y caribeña integral", comentó Solís.
En ese sentido, dijo que la idea es convertir a la ciudad de Limón, ubicada en la costa del Caribe costarricense, en "la puerta" hacia las naciones caribeñas. "El objetivo es proyectarse a una zona donde podríamos tener grandes beneficios de orden comercial y de inversiones", comentó el gobernante.
A Solís le acompañará una amplia delegación integrada por la primera dama Mercedes Peñas, ministros y un grupo de empresarios interesados en explorar el mercado cubano y hacer negocios en la isla.
El próximo día 15, Solís sostendrá la reunión oficial con el presidente cubano, Raúl Castro, y se llevarán a cabo otras entre funcionarios de Gobierno de ambos países. Un día después, el mandatario costarricense anunció que cumplirá una agenda de visitas de índole académica, comercial, económica, con la sociedad civil y mantendrá un encuentro con el cardenal y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega.
Costa Rica y Cuba retomaron sus relaciones diplomáticas en marzo de 2009 cuando el entonces presidente costarricense, Óscar Arias, restableció los vínculos diplomáticos con la isla, que habían sido interrumpidos unilateralmente por este país centroamericano en 1961.