1 de febrero 2024
La inhabilitación de la candidata presidencial de Venezuela, María Corina Machado, por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) controlado por el régimen de Nicolás Maduro, ha “fortalecido la base política” que la respalda. Un efecto contrario a la "nicaragüización" que pretende imponer el chavismo, al impedir que una persona tan conocida compita en las elecciones previstas para el segundo semestre de 2024, advierte el periodista e investigador venezolano, Andrés Cañizález.
"Ese escenario de la nicaragüización es muy discutido en Venezuela", relata Cañizález, que también es doctor en Ciencia Política por la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Explica que “el chavismo quiere forzar a la oposición a que inscriba otro candidato u otra candidata distinta a María Corina, pensando que eso puede ayudar a quebrar la unidad opositora”.
Asegura que las alternativas que le quedan a la oposición democrática de Venezuela son casi nulas y “la clave podría estar” en las negociaciones que en los últimos meses ha sostenido el régimen de Maduro con el gobierno de Estados Unidos. “Ellos han intercambiado presos en distintos momentos, establecieron pautas para flexibilizar las sanciones contra la petrolera y contra otras actividades económicas en Venezuela manejadas por el Estado. Allí puede estar la clave”, subrayó Cañizález.
En entrevista en programa Esta Noche también se refirió al impacto que tendrá el restablecimiento de las sanciones por parte de EE. UU., el aumento de la violencia política en Venezuela y la incertidumbre generada por las elecciones que aún no han sido convocadas por el régimen de Maduro.
El chavismo y la oposición acordaron en octubre de 2023, en Barbados, una hoja de ruta para las elecciones presidenciales de 2024. ¿Qué va a pasar ahora que el chavismo incumplió uno de los acuerdos?
Quienes ocupan el poder en Venezuela insisten en que habrá elecciones, incluso, lo han dicho textualmente, con oposición o sin oposición. Sabiendo cuál es la decisión que ha tomado el Gobierno de Nicolás Maduro, a través del Tribunal Supremo, la clave está en cuál estrategia, cuáles son las acciones que van a tomar los factores de la oposición democrática, que en este momento tienen a María Corina Machado como la candidata escogida en unas elecciones primarias.
María Corina Machado reaccionó a esta inhibición confirmando que mantiene su candidatura ¿Cómo ha reaccionado la coalición opositora?
Lejos de debilitarse con las amenazas del Gobierno hemos estado observando, desde las últimas semanas del año pasado, que se ha venido fortaleciendo la base de apoyo político de María Corina Machado. No solo porque mucha gente dice estar dispuesta a votar por ella sino porque también los factores políticos democráticos más tradicionales, que en algún momento incluso fueron adversarios de la señora Machado, hoy están apoyando abiertamente su candidatura. Se ha producido una serie de pronunciamientos de distintos partidos ratificando que la candidata de los factores democráticos en Venezuela es María Corina Machado y que van a llevar hasta las últimas consecuencias la inscripción de su candidatura, aun cuando esta inhabilitación haya sido ratificada.
¿Y qué significa eso? ¿Qué opciones tiene la oposición ahora que el régimen inhabilitó a María Corina Machado?
Hay algo que está en el tapete y tiene que ver con otro factor que no es la oposición ni el Gobierno venezolano, sino el papel que juega Estados Unidos en todo este proceso. Actualmente ocurren procesos de negociación en dos mesas distintas, en una mesa de negociación están el Gobierno y la oposición, es lo que vemos públicamente; y hay otra mesa de negociación entre el Gobierno de Maduro y el Gobierno de Joe Biden. Ellos han intercambiado presos en distintos momentos, establecieron pautas para flexibilizar las sanciones contra la petrolera y contra otras actividades económicas en Venezuela manejadas por el Estado. Allí puede estar la clave. Si Estados Unidos sigue una agenda que pueda ser positiva, probablemente. Estamos en países donde no se cumple el Estado de Derecho y así como el Tribunal Supremo de Justicia decide una cosa, podría decidir luego otra. No sería la primera vez, porque finalmente todas esas decisiones son más que jurídicas. En realidad, son decisiones políticas.
Estados Unidos ya anunció que quedan restauradas las sanciones al sector del oro y amenazó con hacer lo mismo con el sector petrolero y además puso un plazo para abril al Gobierno venezolano ¿influirá la restauración de las sanciones en la postura del Gobierno venezolano?
Esta primera medida del Gobierno de Estados Unidos afecta la explotación del oro, pero eso no va a tener ningún impacto en la política del Gobierno de Venezuela, porque sencillamente ya hay una estructura paralela, en algunos casos hasta ilegal, de explotación del oro. Porque desde el año 2019 el sector del oro fue sancionado y el Gobierno ha desarrollado planes importantes de minería al margen de los canales regulares. El centro de la situación está más en el tema petrolero, donde Estados Unidos está también ante serios dilemas, porque cierra la puerta en pro de la democracia en Venezuela —le cierra la puerta a lo que puede ser un proveedor seguro de petróleo y que además geográficamente está cercano— eso para mí es una gran interrogante, porque hasta ahora lo que está en el fondo de todos estos acercamientos entre Caracas y Washington está mediado por el tema petrolero, aunque está revestido de un discurso prodemocrático.
¿Podría la reanudación de sanciones llevar al Gobierno venezolano a endurecer su postura?
Sí, sin duda alguna. Es decir, ya estamos en un clima de nuevo bastante delicado en Venezuela. Hay una narrativa de asonadas, denuncias de magnicidio, detención de colaboradores de María Corina Machado, degradaciones públicas de militares. Hemos comenzado enero con una narrativa de una supuesta conspiración, de una confrontación, y creo que eso puede marcar el clima en los meses por venir. Junto a eso, estamos ante una situación donde se habla mucho de las elecciones, lo habla la oposición, el Gobierno de EE. UU., pero aún no tenemos una fecha de esas elecciones, a pesar de que hubo un plazo (...) donde el Gobierno de Estados Unidos había sostenido que debía fijarse un calendario electoral, liberar presos políticos y facilitar la inscripción de los candidatos presidenciales escogidos por la oposición. Ninguna de esas cosas se cumplió. Así que este tema de los ultimátums por parte de Estados Unidos, en el caso de Venezuela por lo menos, no representan una amenaza creíble para el Gobierno.
El chavismo ha activado en las calles la llamada Furia Bolivariana. ¿De qué trata esta táctica del Gobierno?
Se busca amedrentar a los opositores. Esa furia bolivariana tuvo unas primeras expresiones de grafitis insultantes en sedes de partidos políticos, movilización de motorizados en varios lugares para amedrentar o demostrar una supuesta fuerza a favor del Gobierno de Maduro, y cosas como las que ocurrieron el 23 de enero. La oposición convocó desde hacía mucho tiempo una movilización, en paralelo el Gobierno convoca otra movilización prácticamente para el mismo lugar. Eso ya lo vivimos mucho en el pasado y de nuevo se repite este esquema. Yo creo que el Gobierno tiene un gran desafío, que es que ha perdido la conexión popular, lo dicen las encuestas, lo percibe uno en las calles e —incluso— estas manifestaciones convocadas por el Gobierno en los últimos tiempos, para demostrar la lealtad al presidente Nicolás Maduro, en realidad son bastante escuálidas.
¿Cuál ha sido la reacción de la ciudadanía dentro de Venezuela ante la ratificación de la inhabilitación de María Corina Machado?
Ella como candidata, como figura opositora, se ha ratificado al decir que va a continuar peleando por inscribir su candidatura, no dando su brazo a torcer rápidamente. Eso está conectado con la imagen que ella ha proyectado, que le ha ganado mucha simpatía, que la hace ver como alguien que no es fácilmente corruptible, que es alguien perseverante. Es la imagen que se tiene de ella. En esta coyuntura está ratificando esos valores que le adjudica la población. Uno percibe en Venezuela bastante hartazgo, cansancio, buena parte de la gente —incluso sectores del chavismo— quieren que haya un cambio en Venezuela y que ese cambio sea a través de unas elecciones. Y creo que allí hay un peso importante, una demanda importante, el insistir en que ocurran unas elecciones y que estas elecciones sean realmente competitivas.
Hemos visto la condena internacional ante la noticia de la inhabilitación de Machado. ¿Qué más puede hacer la comunidad internacional para que haya elecciones libres y democráticas en Venezuela?
Quienes vivimos en Venezuela, después de tantos años de un gobierno que está controlando buena parte de las instituciones, controlando la fuerza pública, la riqueza nacional, uno tiene serias dudas de que la comunidad internacional pueda tener capacidad efectiva de incidir en la política del chavismo. Dentro de la comunidad internacional también está una comunidad internacional no democrática que ha apoyado sistemáticamente al régimen de Maduro. Hablamos de China, Rusia, Irán, Cuba y otras naciones. Turquía, por ejemplo, ha hecho muchos negocios con el chavismo en medio de la presión de la comunidad democrática. Es decir, hay una comunidad internacional autoritaria que respalda regímenes como el de Venezuela, como el de Nicaragua, como el de Cuba, y terminan siendo países que le dan soporte a estos regímenes cuando la comunidad internacional intenta empujar hacia otra dirección.
¿Puede el chavismo optar por continuar en el poder con sanciones económicas, sin elecciones libres y sin legitimidad más allá de 2024?
Sí, sin duda, tenemos ejemplos claros. El caso de Nicaragua, donde (Daniel) Ortega y (Rosario) Murillo son un claro ejemplo de que teniendo la comunidad internacional en contra, no teniendo legitimidad, organizando una farsa electoral, aún se pueden mantener en el poder. Ese escenario de la nicaragüización ha estado muy en discusión en Venezuela, no previendo que haya detenciones masivas de candidatos, pero sí manteniendo esto que ya lo ha ratificado el chavismo, de impedir que una figura como María Corina Machado se pueda inscribir en las elecciones. El chavismo quiere forzar a la oposición a que inscriba otro candidato u otra candidata distinta a María Corina, pensando que eso puede ayudar a quebrar la unidad opositora, puede ayudar a un escenario donde aflorarían las discusiones y las diferencias sobre cuál es el método para escoger a esa persona alternativa. Se abre un abanico donde afloran las diferencias y creo que el Gobierno está empujando en esa dirección.