18 de diciembre 2022
Miles de migrantes caminan a la deriva por la carretera Panamericana en el sur de México, tras el cierre del módulo migratorio del Instituto Nacional de Migración (INM) para regularizar de manera provisional a los ciudadanos de Centroamérica —entre ellos nicaragüenses—, Suramérica, Haití, Cuba y Oriente Medio.
El INM cerró el centro que instaló el 5 de agosto en San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, lo que obligó a miles de migrantes a dejar esta semana la zona y caminar un tramo de cerca de 100 kilómetros hacia Juchitán, justo en vísperas de celebrarse este domingo el Día Mundial del Migrante.
Mermados por la caminata, con o sin agua, y con niños a cuestas, los migrantes insisten en que el INM les otorgue un permiso provisional para atravesar México hasta la frontera norte.
En la travesía, afrontan el riesgo de un accidente entre los miles de vehículos de carga de hasta tres remolques que circulan en ese tramo y la deshidratación ante las altas temperaturas.
Junto con un grupo de migrantes de Ecuador, camina Mirna Josel, una migrante de Nicaragua que, mientras avanza por el tramo de La Ventosa, contó a la agencia EFE lo penoso de la travesía.
“No nos quisieron dar el permiso, nos dijeron que hasta en enero, y ahora vamos en caravana para llegar hasta allá al destino que tenemos que llegar. Es cansado, llevamos con hoy dos días, pero gracias a Dios que, aunque no nos hayan dado el permiso, seguimos avanzando”, mencionó.
Los migrantes caminan hacia el norte
La situación refleja la creciente migración en México, donde la Secretaría de Gobernación (Segob) detectó 345 644 “personas en situación migratoria irregular” en los primeros diez meses de 2022, un incremento anual de más del 32%.
Pese a los retos del camino, familias enteras siguen avanzando desde Tapanatepec, en algunos tramos vigilados por la Guardia Nacional.
Los grupos de migrantes planean seguir su camino hacia la ciudad de Oaxaca, donde insistirán en que el INM les otorgue un permiso de regularización migratoria.
Mientras tanto, en Tapanatepec, decenas de migrantes retiraron sus campamentos improvisados frente al antiguo módulo del INM, pero cientos más siguen llegando.
Pablo Sánchez dejó a su esposa y a sus tres hijas, de 11, 8 y 4 años de edad, en Ecuador.
Les dijo que una vez que consiguiera trabajo en Estados Unidos haría lo posible para llevarlas con él, pero ahora ese plan puede atrasarse porque no tiene un permiso para estar en México.
“Lo más duro fue dejar a mi familia y ahora sin permiso es lo único que me motivaba al venir acá y tener el permiso para subir a los Estados Unidos, no hay permisos no dicen nada, a veces entran a veces salen, nosotros solo queremos pasar de aquí, llegar a nuestro destino, no queremos quedarnos en México”, narró a EFE.
Una frontera sur mexicana saturada
De acuerdo con el alcalde de Tapanatepec, Humberto Parrazales, el módulo de migración cerró para evitar que este municipio, ubicado en la zona oriente del Istmo de Tehuantepec, siga aglomerándose con miles de migrantes.
Tan solo en noviembre, el municipio registró la afluencia de más de 16 000 migrantes en una comunidad que no supera los 10 000 habitantes.
“El módulo ya desde hace tres días cerró por completo, como pueden ver el campo deportivo 21 de marzo se encuentra ya vacío, ya no hay ni una sola carpa y vienen personas extranjeras, vienen mintiéndoles, diciéndoles a ellos que les van a poder sacar su formato múltiple migratorio a cambio de 300 dólares o 500 dólares”, aseguró.
El alcalde pidió que su municipio “se desahogue” de migrantes. “Ninguno de ellos quiere quedarse, todos quieren caminar, ninguno de ellos quiere quedarse a vivir en México, quieren llegar a Estados Unidos, por eso hoy vine a decirles como alcalde que ya no gasten y que me apoyen a mí y que caminen”, manifestó.
Lo que ocurre en el sur de México también refleja un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en el año fiscal de 2022 un número inédito de más de 2.76 millones de migrantes.