19 de septiembre 2021
El esfuerzo de Michelle es directamente proporcional al sacrificio que ha hecho su madre por ella. Así lo asegura esta joven migrante nicaragüense en Estados Unidos, que a sus cortos 18 años ha destacado en el país que le ha acogido junto a su familia.
Michelle Mairena es leonesa y salió de Nicaragua a Estados Unidos junto con su hermana menor y su mamá, Sayda Peralta, hace seis años en busca de mejores oportunidades económicas.
En este corto tiempo se ha destacado como la mejor alumna de su colegio en Miami-Dade, condado de Florida, el estado que alberga a la mayoría de migrantes nicaragüenses en ese país. Obtuvo diversos premios por ejercer periodismo escolar, fue líder de la campaña “When we all vote” (Cuando todos votamos, en español) una iniciativa de la exprimera dama Michelle Obana que anima a los jóvenes a votar y, ahora, es fundadora de una organización que promueve activismo cívico llamada Rhizome.
Por su trayectoria estudiantil fue aceptada en Stanford, una de las más prestigiosas universidades en Estados Unidos donde, gracias a una beca, estará abierta a explorar entre el periodismo y el derecho. “Aún no sé qué voy a estudiar, pero de lo que sí estoy segura es que quiero ser una servidora pública”, relata emocionada.
Sacrificios que pagan
Michelle define los primeros meses en Estados Unidos como una etapa de muchos sacrificios, pero con grandes resultados. Acoplarse a un nuevo país, a otro idioma, sistema escolar y cultura fue un reto. “Muchas veces vine a la casa a llorar, porque pasé de ser una de las mejores estudiantes en mi escuela, en León, a ser una estudiante que ni siquiera podía entender lo que el maestro decía en las lecturas”, cuenta.
En ese tiempo el colegio incorporó a Michelle en un programa para aprender inglés que tenía una duración de tres años, pero en el primer año de clases logró dominar el idioma, pues se lo estableció como meta. “Elegí escuchar, leer y ver cosas en inglés desde casa y hablar siempre con mis amistades en este idioma”, detalla.
Hija y nieta de periodistas, a la joven le inculcaron el amor por la escritura, hábito que le sirvió en la transición de un país a otro. Siguió los pasos de su abuela, Mercedes Peralta, y empezó a escribir lo que miraba a su alrededor, las historias de migrantes que encontraba en su colegio. “Así me fui dando a conocer en la escuela, lo que me llevó a ser parte del diario escolar y a ganar muchos premios por mi escritura”, narra.
Recuerda haber crecido en un ambiente donde la conversación política y el activismo cívico era fomentado por su familia. Fue por eso que durante las elecciones de medio mandato de 2018, que fueron las primeras que vivió en ese país, Michelle decidió ser voluntaria de When we all vote, un programa por medio del cual ayudó a muchos jóvenes a registrarse y prepararse para las votaciones.
Dos años más tarde, en 2020, fue líder de la misma campaña en el condado de Miami- Dade y logró involucrar a más de tres mil estudiantes de la secundaria. “El activismo joven es de los más importantes, especialmente en temas electorales. El voto de hoy reverbera en las generaciones que van a venir y definirá el futuro”, agrega.
La joven también ha sido parte de otras campañas políticas, fue pasante y participó en voluntariados de la congresista Debbie Mucarsel-Powell, quien era miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por el partido demócrata. Este verano, junto a 90 estudiantes alrededor del país, creó la organización sin fines de lucro llamada Rhizome, que significa Rizoma en español.
Quiere promover la educación cívica en los jóvenes, especialmente en comunidades de minorías de poco recursos económicos y en los centros educativos. “Estoy emocionada porque aunque yo no soy ciudadana, soy residente, esto no me ha parado para promover el voto y hacer activismo con jóvenes”, asegura.
Preparando maletas para Stanford
Cuando llegó la hora de aplicar a la secundaria, Michelle tenía la opción de presentar solicitudes en cinco escuelas, ya que como en las universidades, debe pasar un proceso de selección para entrar a la que más llame la atención o brinde los estudios de preferencia. Michelle escogió aquellas que le permitieran estudiar periodismo en sus años de colegio. “Todas me aceptaron, fue cuando miré los primeros frutos de mi esfuerzo”, sonríe satisfecha.
Igual pasó con la universidad, aplicó a varias prestigiosas de su condado y de otros Estados como Dartmouth College, University of Southern California, Bowdoin College, Hamilton College, Tufts University, University of Florida y a Stanford University. Todas la aceptaron y otorgaban una beca, pero se decidió por Stanford.
“Aún no me lo creo que Stanford me aceptara. Voy a ser la primera en mi familia que, a mi edad, va a tener el privilegio de no preocuparse por un trabajo, de no preocuparse por la comida en mi mesa, sino que la única cosa en la que debe enfocarse es en mis estudios”, dice emocionada.
En su último año en el colegio ganó un premio otorgado por la Junior League of Miami, una organización que reconoce a las mujeres jóvenes de la comunidad de Miami-Dade por su participación destacada en servicios comunitarios y logros académicos. “Gané el trofeo por promover el voto de la juventud a nivel de Florida y a nivel de Miami, que para mí es un privilegio y es un dinero que va para (costear) mi estancia en Stanford”.
En estos momentos prepara maletas para viajar de costa a costa, y mudarse a Standford, en California. Llena de muchos sentimientos encontrados y entusiasmo, cuenta cómo este viaje es el primero que hará fuera de su estado. “En septiembre voy a emprender esta nueva etapa en la que estaré centrando todas mis energías, tengo muchas expectativas”, dice.
El dilema no resuelto de Michelle es sobre si estudiar Periodismo o Derecho, por lo que en el primer semestre tomará clases de Historia, Economía, Filosofía, Estudios Latinoamericanos y Teoría Política. “Por el momento no he decidido cuál carrera elegir, pero sí estoy clara que quiero ser servidora pública”.
Otra de las noticias que Michelle comparte es que fue aceptada en el periodico de Stanford para hacer pasantías en su primer año lectivo, espacio que puede ser de ayuda para definir su futuro profesional dentro de la universidad.
Considera que ser de Nicaragua, un país que está viviendo una dictadura y constantes violaciones de derechos humanos, le ha motivado a involucrarse en el activismo cívico y político.
“La mayoría de los estudiantes con los que he hecho activismo cívico han sido cubanos, venezolanos y algunos nicaragüenses. Creo que al venir nosotros de países con dictadura, de países que están como están, nos sentimos comprometidos con el activismo, es como parte de nuestra identidad como migrante latino”, reflexiona.
“Me duele la realidad de muchos jóvenes de mi país”
A Michelle le preocupa la situación en Nicaragua, en especial lo que está pasando en este año electoral y compara los procesos electorales de ambos países. “La democracia en Estados Unidos es muy compleja, pero acá existe la realidad de que puedes influir en los procesos políticos, en Nicaragua no. Ya no hay libertad de expresión, libertad de prensa. A veces me pongo a pensar que yo, con mi ideales, si aún estuviera en Nicaragua y tuviera el deseo de estar activa en el sector cívico, probablemente estaría presa, desaparecida o exiliada... Me duele la realidad de muchos jóvenes y estudiantes de mi país”, indica Michelle.
Reflexiona sobre la oportunidad que ha tenido en Estados Unidos de ser activista y ejercer lo que le gusta sin sentir miedo. También hace hincapié en los diferentes espacios académicos que le han permitido desarrollar sus capacidades y donde ha podido demostrar sus habilidades. “En Nicaragua no hubiese sido posible”, lamenta.
Anhela regresar a Nicaragua, se siente con el compromiso de reconstruir el país y tiene esperanzas de que el orteguismo salga pronto del poder. “Esto también me motiva a enfocarme en los estudios, seguir trabajando en el sector público, de la mano con la juventud, para ser un agente de cambio y poder contribuir a mi patria”, comenta.
Admira la valentía y el esfuerzo que su mamá ha realizado para darle a ella y a su hermana un mejor futuro. Sayda Peralta fue periodista en Nicaragua, trabajó por mucho tiempo en medios locales y nacionales como 100% Noticias.
Aunque Sayda tenía trabajo y su propia casa en la ciudad de León, había limitaciones, como una estabilidad económica que permitiera que sus hijas tuvieran estudios de calidad en el país. Por eso Sayda sacrificó su carrera en Nicaragua y optó por migrar a Estados Unidos, para que sus hijas tuvieran oportunidades como las que ha tenido Michelle, que, a su vez, hace que valga la pena ese esfuerzo de su madre, dando lo mejor en sus estudios para alcanzar cada meta y brillar en el país del norte.