7 de noviembre 2024
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Nesbeling Galves y Sofía Sequeira son dos hermanas nicaragüenses radicadas en España desde hace seis y trece años, respectivamente. Ambas son sobrevivientes de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que azotó la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024. El temporal lo describen “como una película de terror”; mientras intentan asimilar lo sucedido, reclaman que “nadie nos avisó sobre el riesgo de inundación”.
Las hermanas narraron su historia al programa Esta Noche que se transmite en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL, debido a la censura televisiva en Nicaragua.
Sequeira recordó que a las 8:20 de la noche aproximadamente, cuando inició la inundación en Alfafar, “hacía mucho viento, pero no llovía”, por lo que se disponía a preparar la cena. Alertada por un familiar se asomó al balcón y —desde el tercer piso de su edificio— observó cómo su vehículo flotaba en el agua. Desde ese instante el nivel del agua no dejó de subir.
“Nosotros escuchábamos como un río, un ruido, una tormenta sin lluvia. Era el ruido del agua que corría por las calles y la gente intentando coger sus coches para que no se les fueran”, relató Sequeira.
Agregó que en pocos minutos el agua cubrió las ventanas del primer piso de los edificios. “No podíamos hacer nada, solamente pedir a Dios que calmara esa tormenta”.
Preocupada por lo que estaba sucediendo, Sequeira llamó a Galves para advertirle sobre la inundación. Sin embargo, su hermana —que vive a diez minutos de distancia— pensó que era broma y le dijo que todo estaba bien.
“Cuando me asomé al balcón vi muchísimo tráfico, algo que no es normal acá, y la gente estaba muy alterada, con prisa. Los coches empezaron a conducir sobre la acera, sobre el andén. Y como a unos 300 metros empecé a ver como una cascada, así como un pequeño río”, relató Galves.
Destacó que “no habían pasado ni cinco minutos” cuando la corriente comenzó a apilar coches frente a su balcón, que justo da a un paso a desnivel de trenes. “Eran muchos coches que se estaban apilando, se estaba haciendo una montaña y de pronto escuchamos cómo explotó, cómo se reventó el muro, y los coches se desplazaron”, detalló.
Las horas siguientes fueron de pura angustia, el nivel del agua continuaba subiendo y la oscuridad predominaba. “Solo se escuchaba la fuerza del agua y veíamos pasar tubos, trozos de madera, muebles… Era tan fuerte la corriente que las puertas de los bajos las tumbaba y de ahí salían las cosas”, apuntó Galves.
Las hermanas explicaron que, mientras el agua subía, no dejaban de pensar en las personas que estaban en el primer piso de los edificios y en la posibilidad de subir a la azotea si hacía falta.
“El agua empezó a bajar tipo 12:30 de la madrugada. A esa hora, me asomé a la ventana y vi que alguna gente empezó a cruzar por la avenida principal, que era donde estaba corriendo con menos fuerza. Hasta la cintura o más arriba de agua”, relató Sequeira.
No hubo una alerta para la población
Nueve días después de la inundación, el Centro de Integración de Datos (CID) que gestiona la información relativa a las víctimas mortales de la DANA en la Comunidad Valenciana ha confirmado 219 víctimas mortales, entre ellos hay 54 cuerpos que siguen pendientes de identificación.
Las oficinas ante mortem habilitadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil, en colaboración con médicos forenses, contabilizan 93 casos activos por denuncias de desaparición.
La DANA afectó principalmente a la Comunidad Valenciana, pero también a municipios de Castilla-La Mancha y Andalucía. La cifra de rescatados ha aumentado a 36 572.
La prensa local y los ciudadanos cuestionan el manejo de la emergencia por parte de las autoridades. Los pobladores se quejan de no haber sido advertidos con tiempo sobre las inundaciones y la magnitud del temporal.
Sequeira subrayó que, previo a la inundación, hubo una alerta por lluvias. Sin embargo, valoró que “aquí (en Valencia) esas alertas son normales” y reclamó que las autoridades “en ningún momento” alertaron sobre el peligro de inundación.
“La alerta de que no saliéramos de nuestra casa nos llegó a las 08:30 de la noche, cuando ya estaba inundado, cuando en Paoiporta, donde se desbordó el barranco, ya la gente estaba hasta el cuello de agua. Alguna gente estaba arriba de los coches y ahí les sonó el móvil con la alerta”, comentó Sequeira.
Responsabilidad de las autoridades en la DANA
Galves, en un primer momento, culpaba a las empresas de las muertes de las personas que fueron alcanzadas por el temporal mientras iban saliendo del trabajo. Ahora, responsabiliza a las autoridades locales y nacionales de lo sucedido.
“Lo que sucedió es que a la población, en general, no le llegó más información del por qué la alerta. La mayoría estábamos esperando lluvia y no mirábamos la lluvia”, resaltó.
La nicaragüense añadió que “hay una entrevista que se le hizo al presidente de la Comunidad Valenciana (Carlos Mazón) y él dijo que estábamos fuera de peligro sobre las seis o siete de la tarde. Y no, no era así. Estaba lloviendo en las montañas y fue esa lluvia que se acumuló con tanta fuerza que empezó a derribar todo lo que había a su paso y no lo sabíamos. No sabíamos y por eso es que muchas personas estaban en la calle”.
La periodista española, Meri Molero, vive en el Barrio de Jesús, en Valencia, muy cerca de los pueblos afectados por DANA. “Es imposible tener un diagnóstico claro de lo sucedido porque estamos hablando de 70 pueblos con toda su población y estamos hablando de la vida de esa gente… de la económica, de la política”, dijo la comunicadora a Esta Noche.
En los últimos días, Molero ha visitado algunas zonas impactadas por el temporal, para sumarse a la ola de solidaridad y apoyo a las familias afectadas, por lo que señaló que es esencial que empiece a funcionar la movilidad dentro de los pueblos y que las autoridades están “súper priorizando esa parte”.
