27 de abril 2023
Las últimas políticas migratorias de Costa Rica y Estados Unidos han “invisibilizado” la migración de nicaragüenses hacia ambos países, aseguraron especialistas del Instituto de Políticas Migratorias (MPI, por sus siglas en inglés), que advirtien que la reducción en la cifra de detenidos en las fronteras y menores solicitudes de asilo “no reflejan” el verdadero flujo de migrantes nicas.
En diciembre de 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), reportó 35 490 detenciones —o “encuentros”— de migrantes nicaragüenses en las fronteras estadounidenses.
Este año, luego del anuncio de las nuevas políticas migratorias ante la masiva migración de nicaragüenses, venezolanos, haitianos y cubanos, las cifras totales disminuyeron 96% en los dos primeros meses de 2023, al pasar de 1231, a principios de enero, a 46 a finales de febrero, según cifras proporcionadas a la agencia EFE por un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés).
En Costa Rica, el panorama es similar. En el primer trimestre de 2023 la Dirección de Migración y Extranjería costarricense (DGME), registró 10 507 solicitudes de nicaragüenses, que han disminuido alrededor de mil solicitudes por mes. En enero contabilizaron 4208 solicitudes, en febrero 3429 y marzo 2870.
En 2022, la Unidad de Refugio cerró con 80 028 solicitudes de refugio por parte de nicaragüenses y las cifras rondaban entre 5000 a 7000 solicitudes por mes, pero en diciembre el número bajó a 3352, luego de las reformas a la política migratoria y de refugio aprobadas el 30 de noviembre de 2022 por el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves.
“Vemos, según sus registros, que claramente los ‘encuentros’ (detenciones) han bajado, porque hay migrantes que no han logrado llegar a la frontera porque están quedándose en los países de tránsito al no tener quien les reciba. Hay que verificar si estas personas continuarán su viaje o han regresado a Nicaragua voluntariamente o involuntariamente”, comenta Ariel Ruiz, analista de políticas migratorias del MPI, en entrevista con CONFIDENCIAL y el programa Esta Noche.
“Lo que sí hemos visto —prosiguió— es que la migración nicaragüense aumentó en gran manera en estos meses, a pesar de este tipo de control migratorio”.
En Costa Rica hay migrantes que han quedado “fuera de los número de los registros de migración con las nuevas medidas.”, señala María Jesús Mora, asistente de investigación de la Iniciativa América Latina del MPI. “Desde antes de estos cambios, el número de solicitudes de refugio que registra migración no han sido la mejor manera para medir cuántas personas realmente están en Costa Rica solicitando refugio por mes”.
Explica que “las solicitudes en los meses anteriores, antes del decreto ejecutivo, son similares de mes a mes, porque no dependen tanto de cuántas personas presenten la solicitud, sino de la capacidad de la unidad de refugio para aceptar esas solicitudes”.
Con estas nuevas reformas, el proceso de solicitud de citas cambió y debe realizarse dentro de los 30 días a partir de su ingreso a Costa Rica y tienen límites de cupos por días. En febrero de este año el cupo aumentó de 50 a 70 por día.
Dentro de los números de solicitudes que la Unidad de Refugio brinda mensualmente, contabilizan citas programadas, a través del centro de llamadas 1311 o vía sitio web, de meses anteriores que no habían sido ingresadas al sistema. Números que se seguirán reflejando hasta agosto de este año, según indicó en una entrevista con Interferencia UCR, Marlen Luna, directora general de la DGME
Mora comenta que una de las mejores formas para medir la migración de nicaragüenses en Costa Rica era monitoreando las citas que se programaban a diario a través del centro de llamadas, pero ahora es imposible porque se eliminó esta opción. “Estas nuevas restricciones invisibilizan la migración nicaragüense que necesita protección, ya que los cupos no son suficientes para las demandas que existen”, recalca.
“Vulneran más” la situación de los migrantes
Los especialistas del MPI consideran que las nuevas medidas de Estados Unidos y Costa Rica vulneran la situación de los migrantes. Los nicaragüenses que se quedaron varados en México y no solicitaron permiso en este país enfrentan barreras que les permiten subsistir de forma digna. “Los que no han logrado solicitar refugio en México, porque esperan poder llegar a Estados Unidos, no cuentan con permiso para trabajar ni documentos para acceder a servicios básicos como educación y salud”, describe Ruiz.
Experimentan extorsiones, se exponen al crimen organizado y otras situaciones donde arriesgan su vida, según Ruiz, quien hace referencia al incendio en el centro del Instituto Nacional de Migración de México en Ciudad Juárez. “Existe un aumento en la presión no solamente para los migrantes que están cansados de esperar o frustrados de no poder entrar a Estados Unidos por estos nuevos controles, también ha llegado a dar cierta frustración con las comunidades de origen”.
En Costa Rica para los nicaragüenses que se han quedado fuera de los cupos de solicitud de refugio el panorama es similar. “El endurecimiento de la ley al sistema de asilo ha provocado que muchos de los nicaragüenses trabajen desde la informalidad y sufran muchos más abusos laborales, a tener condiciones menos dignas de las que podrían encontrar con un permiso de trabajo, a experimentar situación de calles y abusos a sus derechos humanos.”, explica Mora.
“El Parole Humanitario nunca ha sido una solución”
Desde enero, cuando el presidente Biden anunció el parole humanitario, “hubo cerca de 1200 nicaragüenses que tomaron esa opción, aunque este tipo de programas es difícil de conseguir para ciertas personas”, opina Ruiz.
Subraya que “el parole nunca ha sido una solución para lo que se enfrenta en la frontera en este momento. Simplemente es una de las muchas herramientas que el Gobierno de Estados Unidos está buscando implementar y expandir para poder tener un mejor control de la frontera y ordenar los flujos de migrantes”.
Según datos del Departamento de Seguridad Nacional, al 31 de marzo pasado, 55 000 cubanos, nicaragüenses y haitianos ya habían recibido autorización de viaje, de esta cifra más de 7500 son nicaragüenses.