20 de abril 2016
Los pobladores de las comunidades cercanas al Lago Cocibolca comparten la misma preocupación. Dicen que el nivel de las aguas del lago está bajando y temen que el “cambio climático” lo seque como pasó con el humedal de Tisma o la presa Las Canoas.
“El agua del lago se ha alejado unos 50 metros de costa en seis meses. Nosotros lavábamos en la orilla. Hoy tenemos que ir siguiendo el agua, cada día se va alejando más y nos preocupa”, dice María Lidia Obando, originaria de Puerto Díaz, Juigalpa, Chontales.
Los productores de la Isla de Ometepe también exponen su situación. En los últimos meses el agua de la costa del lago se alejó y sus pangas quedan varadas en el fango.
“Nosotros somos plataneros, y tenemos problemas para sacar nuestro producto. Nos quedamos varados a varios metros de llegar a las ciudades que están fuera de la isla. Nos afecta porque tenemos que contratar más personas, porque hay que caminar más”, dice, preocupado, Maynor Ortiz, de Isla de Ometepe.
Los pescadores tienen que recorrer más distancias para pescar. “Toda la vida hemos pescado, pero ahora nos cuesta trabajo conseguir el producto. Tenemos que ir más largo, sucede que los peces se van, es que el lago se está secando, nos tardamos más tiempos en regresar, esto es crítico”, asegura Álvaro Téllez, pescador.
Los ciudadanos culpan al cambio climático y sus esperanzas están puestas en que el próximo invierno sea mejor, con abundantes lluvias. Los expertos no son tan optimistas: señalan otras razonas que están golpeando al que es la gran esperanza de un país que comienza a tener sed.
Fabio Buitrago, biólogo y ecólogo, explica que el despale en las zonas de la costa del lago ha facilitado que más sedimentos se acumulen en el Cocibolca. Esta deforestación tampoco permite que el agua se infiltre y alimente la fuente hídrica, por lo tanto su nivel disminuya.
“Vos ves el espejo de agua, la superficie. Vos dirías el lago no ha cambiado mucho, si acaso un poco el color, pero si vemos verticalmente la cantidad de lodo que viene todo los años acumulándose, hace que la distancia vertical sea menor. Lo que pasó en la Laguna de Tisma es que llegamos a una columna de agua tan pequeña y poco profunda que se evaporó. Esto es lo que probablemente le va a pasar al Xolotlán, y es algo de lo que el Cocibolca no está exento”, explica Buitrago.
El Cocibolca en riesgo
Las personas que dependen del Cocibolca son testigos de cómo el caudal del Lago ha disminuido en los últimos seis meses. A pesar de esto, los expertos como Buitrago afirman que el gobierno no tiene datos exactos sobre el volumen de agua que se ha perdido. “Es un hecho que ha bajado su nivel, porque hay sedimentación, porque usan el agua de forma desmedida para los cultivos, pero no hay información que nos diga el daño que está sufriendo el lago”, reafirma Buitrago.
Salvador Montenegro, experto en recursos hídricos, agrega que el haber permitido o inducido a la deforestación, la agricultura no sostenible y la ganadería extensiva, generó un proceso de desertificación que no se va a corregir solo con reforestar, pues deben existir más acciones.
“La simple existencia de bosques en la parte alta de la cuenca, sin lluvia, usualmente es suficiente para capturar la humedad atmosférica, condensarla e infiltrarla gotita a gotita en el suelo. Pero al desaparecer las nebliselvas se interrumpe el ciclo hidrológico y corremos a buscar culpables en los fenómenos globales. No nos debe sorprender este estado del lago, más bien debemos tomar conciencia inmediata”, reflexiona Montenegro.
Montenegro dice que la Ley General de Aguas manda a proteger el Cocibolca por ser una fuente directa para consumo de los nicaragüenses. “Esta Ley declara al gran lago Cocibolca como una reserva nacional de agua potable. Hay una expectativa grande de parte de las poblaciones para resolver el problema del agua”, considera el especialista, quien agrega que no debe permitirse que más productores usen esta fuente hídrica para sus cultivos, pues podrían en riesgo la salud del manto y los ciudadanos que se abastecen del mismo.
Ruth Selma Herrera, experta en recursos hídricos y exdirectora de Enacal, asegura que el lago Cocibolca debe ser una prioridad de protección del gobierno.
“Tengo mis dudas sobre si La Niña va a recuperar todo lo que hemos perdido, porque podemos perder las correntías, porque no tenemos obras de recargas hídricas para retener el agua y se infiltre. Puede ser que durante abril y mayo empiecen a recuperarse parte de las aguas subterráneas que se han infiltrado en la zona alta y que eso mitigue un poco, pero no hay certeza, porque no sabemos cuánto se infiltró, no se hace mediciones. Si el despale, que se acentúa año con año, continúa, todas las zonas rurales van a padecer mucho de desabastecimiento”, explica Herrera.
La experta en recursos hídricos dice que en el caso de Juigalpa, la toma de agua se construyó a mil 500 metros de la costa, y a nueve de profundidad, previendo cualquier fenómeno como el actual.
“En el caso de La Virgen, en Rivas, me parece que hay un riesgo mayor, porque las previsiones no fueron suficientes y habría que ir a constatar los niveles de profundidad que tiene el lago en esa parte, porque puede ser que el lago se retire en área, pero que la profundidad se siga manteniendo”, agrega.
Para Herrera es una amenaza que el lago siga reduciendo su caudal, “porque tenés la esperanza que Granada, Rivas y otras ciudades importantes como Managua, se puedan abastecer del Cocibolca, y el manejo no puede ser dependiente de que si hay precipitaciones o no”.
“El gobierno debe tener planes que permitan evitar que si mañana tenés diez años de sequía continuos, no nos quedemos sin agua”, asegura Herrera.
Mucho por hacer
Los especialistas enfatizan en que si bien la reforestación del lago es importante para preservarlo, no es suficiente. Salvador Montenegro aconsejó que si se van a plantar árboles, debe de considerarse la condición ambiental que prevalecía antes de la destrucción y buscar como repetirla y propiciarla.
“El Plan Nacional para la gestión de los recursos hídricos es la salvación para el país. Las autoridades tienen que aterrizar lo que debe hacerse o quiere hacerse en cada una de las cuencas hídricas. Lo que Nicaragua necesita es el desarrollo de capacidades a nivel territorial, un área de la gestión de los recursos hídricos.
Independientemente de cuál sea la visión general, es a nivel territorial donde corresponde llevar a cabo los esfuerzos. Son acciones concretas con una dirección identificada”, recomienda Montenegro.
El científico Jaime Incer Barquero afirma que “lo importante es un ordenamiento territorial que enfatice la recuperación ecológica. Es la única salida que tenemos, debemos hacer un buen manejo de las cuencas. Si no controlamos el despale, esos recursos que vemos van a desaparecer”.
Nicaragua enfrentará la temporada más crítica del verano (abril y mayo) y las únicas acciones del gobierno para cuidar los recursos son recomendaciones como evitar lavar vehículos, aceras y calles por 15 días, todas orientadas a los ciudadanos y ninguna a productores, ganaderos y empresas que usan grandes cantidades de agua.
Rosario Murillo, vocera del Ejecutivo, informó que se conformó una comisión especial, encabezada por el procurador general de la república, Hernán Estrada, para evaluar la situación forestal del país. El objetivo es elaborar propuestas para el ejecutivo.
Mientras esto sucede, la esperanza de María Lidia Obando, habitante de Puerto Díaz, está en un buen invierno. En una plegaria que eleva a Dios para que no se queden sin agua. “Ojalá el señor nos escuche, llueva y el agua regrese a su lugar”, dice María Lidia.