Redacción Confidencial / I de III entregas
30 de abril 2023
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El Ejército ha recibido 184 lotes de terrenos donados por Ortega, que suman más de 4100 hectáreas, revela investigación de CONFIDENCIAL y Connectas
Una especie de tapete verde brillante de hojas de tabaco se aprecia desde un terreno en Estelí, en el norte de Nicaragua. A casi 200 kilómetros de distancia de allí, en San Marcos (Carazo), en el oeste del país, un desnivelado portón de láminas rojas y un techo de Nicalit es lo único que se puede observar de una propiedad. Ambos terrenos son del mismo dueño, aunque ninguno tiene un letrero que lo identifique.
A diferencia de estos dos terrenos, otras propiedades —también del mismo propietario— en sus cercas de malla o alambre de púas advierten: “¡Prohibido el paso. Zona Militar!”; las más comunes tienen letreros y custodios en sus portones; y las más populares son punto de referencia en sus comunidades o barrios. Todas han sido donadas por el mandatario Daniel Ortega al Ejército de Nicaragua.
Las donaciones van desde un pequeño lote de 5.45 metros cuadrados m2 hasta una sola propiedad de 13.6 millones de m2. En total, los terrenos cedidos suman más de 41 millones de m2 —unas 4127.29 hectáreas— que, para tener una idea aproximada de su extensión, equivalen a más de 5778 campos de fútbol.
CONFIDENCIAL elaboró, procesó y analizó una base de datos con todas las propiedades donadas por Ortega, en sus cuatro períodos presidenciales desde que regresó al poder en 2007, así como las donaciones durante las administraciones de Enrique Bolaños (2002-2006), Arnoldo Alemán (1997-2001) y Violeta Barrios de Chamorro (1990-1996). Se revisaron 11 048 acuerdos presidenciales, publicados en 8097 gacetas, entre el 26 de abril de 1990 y el 28 de abril de 2023.
Por un amplio margen, el Ejército ha sido la institución más beneficiada con las donaciones de propiedades durante los Gobiernos sandinistas, de acuerdo con los datos obtenidos. Solo en los años 2007 y 2009, Ortega no le dio ninguna propiedad a las Fuerzas Armadas.
“Hay un tratamiento preferencial con el Ejército, del que se beneficia, obviamente, el Ejército, pero también el Gobierno. Es un quid pro quo, es un dame que te doy”, señala uno de los analistas en temas de seguridad nacional consultados para esta investigación.
En ese intercambio, según los expertos, los militares reciben tierras —y un elevado presupuesto estatal— y Ortega obtiene la “sumisión militar”.
Desde 2007 hasta 2023, el presupuesto del Ejército se ha engrosado en más del 380%, al pasar de unos 717 millones de córdobas a unos 3455.8 millones de córdobas, según los presupuestos aprobados por el orteguismo.
Para esta investigación CONFIDENCIAL entrevistó a exmilitares, abogados especializados en temas inmobiliarios, corredores de bienes raíces e investigadores y expertos en seguridad nacional. Todos solicitaron omitir sus nombres para evitar represalias del régimen, que en los últimos meses ha desnacionalizado a al menos 317 nicaragüenses críticos con el Gobierno, y confiscado u ordenado la confiscación de 94 de ellos.
CONFIDENCIAL intentó, sin éxito, entrevistar a representantes del Ejército o funcionarios de la Presidencia, pero no respondieron a las solicitudes hechas vía correo electrónico.
De acuerdo con los datos analizados por CONFIDENCIAL, las propiedades donadas al Ejército se encuentran distribuidas, principalmente, en áreas urbanas de 14 departamentos —de los 15 del país—, y las dos regiones autónomas del Caribe nicaragüense. Solamente en el departamento de Boaco no se registra ninguna donación. La mayoría de los lotes están localizados en el departamento de Managua, con 118 de los 184.
“Por la ubicación no son funcionales, tienen otro tipo de interés u objetivo. Las quieren para incrementar su patrimonio y su capital, que los hace cada vez más fuertes, pero en el sentido de grupo empresarial, más que en capacidades militares”, explica el experto.
El Instituto de Previsión Social Militar (IPSM), que es el brazo empresarial del Ejército, tenía en 2012 unos fondos que rondaban entre 90 millones y 100 millones de dólares, de estos al menos un 35% estaban invertidos en bonos en Estados Unidos, afirmaron en ese entonces fuentes de la entidad castrense a CONFIDENCIAL.
Sin embargo, uno de los analistas reveló que el Ejército retiró todas sus inversiones de la Bolsa de Valores de Nueva York, después de las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos al jefe del Ejército, general Julio César Avilés, y a dos generales integrantes de la Junta Directiva del IPSM —el mayor general Bayardo Ramón Rodríguez, jefe del Estado Mayor, y el general de brigada Bayardo Pulido Ortiz, jefe de Personal y Cuadros—. “Ellos recibieron una fuerte advertencia y ya tienen todas sus fondos fuera de Estados Unidos”, afirmó la fuente.
El IPSM posee también inversiones en el sector de las urbanizaciones, bienes raíces, servicios de seguridad y resguardo de valores, supermercados, servicios médicos y universidades.
Pero ese poderío económico no coincide con una mayor capacidad en defensa y seguridad. El Ejército nicaragüense es uno de los más débiles del mundo, según el índice estadounidense Global Firepower. Las Fuerzas Armadas nacionales se sitúan este 2023 en el puesto 117 de una clasificación de 145 ejércitos del mundo. En el ámbito centroamericano, Nicaragua está por detrás de Honduras (92) y Guatemala (102), aunque por delante de El Salvador (127), Panamá (135) y Belice (139). De Centroamérica, el listado no incluye a Costa Rica, que no tiene Ejército.
En 2022, Nicaragua estaba en el lugar 122 del ranking mundial. Según la revisión anual, actualizada en enero pasado, Nicaragua obtuvo un puntaje de 2.5685, donde la “puntuación perfecta es 0.0000”. Para elaborar el ranking se analiza información pública de los ejércitos, como por ejemplo el número de efectivos, los equipos utilizables y los recursos financieros disponibles.
A simple vista, el tapete verde de hojas de tabaco que se observa en una propiedad de 978 m2, donada al Ejército el 10 de octubre de 2018, podría pasar por una propiedad cualquiera en manos de algún privado. En ella no hay ninguna estructura ni equipo militar. Únicamente se levanta una pequeña construcción de piedras canteras y bloques. El terreno está localizado a mitad de una colina en la zona de “Residencial Villa de la Riviera”, en el noroeste de la ciudad de Estelí.
En el mercado inmobiliario nacional, una propiedad con la extensión y características de ese lote, tiene un valor mínimo de 30 000 dólares (1 millón de córdobas), según un corredor de bienes raíces consultado para esta investigación.
Algo similar sucede con la propiedad del portón rojo en San Marcos, de 618 m2, donada al Ejército el 29 de junio de 2020. Como en el de Estelí, no hay presencia militar en el lote, rodeado de viviendas familiares y ubicado en la comarca Las Cuatro Esquinas, cerca de un empalme de las carreteras que llevan a San Marcos y Diriamba, dos ciudades de Carazo. Su valor mínimo en el mercado de bienes raíces es de 13 000 dólares (unos 470 000 córdobas).
Otras 28 propiedades —compuestas por 32 lotes— no se identificaron porque los acuerdos presidenciales no especificaron las ubicaciones o los linderos de las parcelas. Además, por razones de seguridad —ante la persecución de la dictadura contra la prensa independiente— se evitó viajar a zonas alejadas de los cascos urbanos, principalmente en las regiones del Caribe nicaragüense.
De las 69 propiedades revisadas, al menos 22 —unos 28 lotes— no se utilizan para fines exclusivamente militares, ya que no hay efectivos ni instalaciones del Ejército. En ellas se observaron viviendas vacías, terrenos o solares baldíos y zonas boscosas. Estas últimas se encuentran cercanas a sitios turísticos como Catarina, en Masaya, o el Volcán Mombacho, en Granada.
El 22 de mayo de 2015, Ortega donó once “bienes inmuebles” al Ejército. De estos, nueve lotes —que suman 102 201.01 m2 o más de diez hectáreas— pertenecen a cuatro propiedades localizadas en Catarina, uno de los puntos turísticos más importantes del departamento de Masaya, en el oriente del país.
En la zona no existe ninguna base militar ni hay caseta de vigilancia. Son tierras con abundante naturaleza. Se puede acceder en motocicletas y camionetas porque son caminos de tierra. En las cercas de alambres de púas no hay ningún letrero que indique que su propietario es el Ejército.
Otra propiedad sin presencia militar está en el Volcán Mombacho y fue donada el 10 de octubre de 2018. Tiene una extensión de 2055 m2 y está localizada en “comarca Las Flores, empalme Guanacaste carretera hacia El Progreso Santa Ana”, según La Gaceta 204, publicada el 23 de ese mes. CONFIDENCIAL estuvo en esta ubicación pero no encontró presencia militar; igualmente pobladores y trabajadores de negocios turísticos aledaños afirmaron que no existe una base militar en la zona.
A ella se puede acceder en cualquier tipo de vehículos, porque el camino está adoquinado. Asimismo, destaca su abundante naturaleza. En el mercado nacional de bienes raíces, una propiedad como esta tiene un valor superior a los 29 000 dólares (cerca de 1 millón de córdobas), según el mismo agente inmobiliario.
Para los investigadores, la “entrega de propiedades” al Ejército está relacionada también con su plan de desarrollo institucional y de inversiones, en el que los terrenos sirvan, en un futuro, como “prendas” en algún préstamo.
El Código Militar o Ley 181 establece en su artículo tres que “en cumplimiento de sus funciones de organización y administración el Ejército podrá adquirir derechos y contraer obligaciones, todo de acuerdo con las normas generales del Estado sobre la materia”. Un abogado inmobiliario explica que “(el Ejército), al ser una persona jurídica, puede contraer obligaciones legales como préstamos e hipotecas”. Sin embargo, se desconoce si las Fuerzas Armadas han contraído deudas.
Uno de los investigadores resalta que el Ejército ya tenía patrimonios y empresas antes del regreso de Ortega al poder, en 2007, pero el caudillo sandinista les “puso en bandeja” una oportunidad de “apuntalar sus negocios privados” y “reforzar su papel como empresarios”.
Investigaciones periodísticas de CONFIDENCIAL y el diario La Prensa —basadas en los reportes del Banco Central de Nicaragua (BCN)— revelaron que entre 2007 y 2016 el régimen recibió unos cinco mil millones de dólares provenientes de la desviación de la cooperación estatal venezolana, que a través del consorcio Albanisa fueron usados principalmente para los negocios de la familia presidencial, sus allegados y socios.
El analista indica que, de 2014 en adelante, la alianza entre Ortega y el Ejército “es mucho más formal e institucional, porque hay elementos que son incluidos en la ley, que le dan al Ejército una posición preeminente”. El experto se refiere a una reforma a la Ley 181, que permitió la reelección continua del jefe del Ejército, y el nombramiento de militares activos en altos cargos ministeriales o en empresas del Estado, con lo que Ortega se convirtió en un empleador de oficiales de alto rango.
Una investigación del centro de pensamiento Expediente Abierto, publicada en octubre de 2021, desveló que, hasta 2013, “había al menos 47 exmilitares que ostentaban cargos en el Estado y en consorcios como los de Alba de Nicaragua S.A. (Albanisa), creada con fondos de la cooperación petrolera venezolana”.
Uno de los investigadores explica que los equipos jurídicos del IPSM y del Ejército se encargan de concretar y apuntalar los aspectos legales de la solicitud al Ejecutivo, y luego supervisan el traspaso y legalización con la Procuraduría General de la República (PGR).
Estrada fungió como procurador desde el 10 de enero de 2007 hasta el 7 de mayo de 2019, cuando renunció argumentando “motivos de salud”. Era un abogado y notario de confianza de la pareja presidencial nicaragüense; tanto que fue quien los casó en 2005.
A Estrada se le recuerda también por legalizar la adquisición de la Distribuidora Nicaragüense de Petróleo (DNP). En 2009, las operaciones de esta compañía fueron compradas al consorcio suizo-británico Glencore, con fondos del acuerdo petrolero entre Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, investigaciones periodísticas del diario La Prensa revelaron en 2012 que las operaciones de la DNP no pertenecían al Estado, sino que estaban bajo control de personeros y miembros de la familia Ortega-Murillo.
Para reemplazar a Estrada fue nombrada Morales Urbina, el 9 de mayo de 2019. Ella entró a la PGR como secretaria, en 2017, y luego ascendió rápidamente para encargarse de temas administrativos y hasta ostentar el puesto de asistente del exprocurador Estrada.
El papel de la procuradora ganó notoriedad en 2022, luego que se encargó de legalizar las expropiaciones de unos edificios confiscados a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y al diario La Prensa, respectivamente.
Ambos procuradores han sido además los encargados de llevar a buen puerto los requerimientos inmobiliarios del Ejército y las concesiones de Ortega, un proceso que ha incumplido la Ley de Disposiciones de Bienes del Estado y Entes Reguladores de los Servicios Públicos.
Esta legislación, vigente desde 1994, establece que para disponer de los bienes del Estado, cuyo valor supere los 200 000 córdobas, deberá hacerse mediante una “autorización de ley” de parte de la Asamblea Nacional.
Ortega cumplió con esta ley en sus primeras donaciones. El 16 de octubre de 2007 autorizó al procurador general donar a la Alcaldía de Granada el terreno donde se encuentra el Hospital San Juan de Dios.
La autorización la hizo de conformidad con la Ley 590, aunque esta legislación fue aprobada el 28 de junio de 2006, durante el periodo del presidente Enrique Bolaños (q. e. p. d.). La propiedad tenía un área de 18 189.85 m2, equivalente a 1.81 hectáreas. “Conforme datos catastrales, la donación está valorada 8 789 763 córdobas”, según el acuerdo presidencial 404-2007, publicado en La Gaceta del 21 de noviembre de 2007.
Para su segunda donación, Ortega solicitó a la Asamblea Nacional la aprobación para ceder un lote de 861.34 m2 —en el Barrio Monseñor Lezcano, en Managua— a favor del Fondo de Crédito Rural (FCR), lo que fue ratificado por el Parlamento el 29 de mayo de 2007.
“Conforme al avalúo catastral, el bien inmueble y sus mejoras antes descrito, está valorado por la cantidad de 693 918.83 córdobas)”, detalló el acuerdo presidencial, publicado el 15 de febrero.
Siete meses después, el 10 de septiembre, el caudillo sandinista autorizó —ya sin acatar la Ley 169— su primera donación para el Ejército de Nicaragua: un terreno de 30 857.2 m2, unas tres hectáreas. En la propiedad tendría “su asiento las instalaciones físicas de un Nuevo Hospital Militar”, según el acuerdo presidencial 451-2008, publicado el 20 de octubre de 2008. Una propiedad como esa tiene un valor mínimo de 3.5 millones de dólares (más de 127 millones de córdobas) en el mercado nacional de bienes raíces.
A diferencia de sus primeras donaciones, el Ejecutivo no informó del valor de la propiedad inmueble. Esta tasación ha sido omitida en todas las donaciones hechas al Ejército, según el análisis de CONFIDENCIAL.
Un abogado especializado en temas inmobiliarios advierte que, “en la práctica, el régimen puede donar lo que quiera, independientemente de lo que diga la ley”. Y opina que “el monto de 200 000 córdobas es simbólico, porque al final el Estado es el que tasa las propiedades y dice a su conveniencia cuál es el valor de los terrenos”.
De acuerdo con la base de datos elaborada para esta investigación, las propiedades que no tienen un uso militar han estado en manos del Ejército por varios años. La primera identificada fue donada el 25 de agosto de 2010: un lote de 4659.45 m2, localizado en el kilómetro 6 ½ de la Carretera Sur, una de las principales vías de entrada y salida hacia los departamentos del centro y occidente del país.
La propiedad está a mitad de camino entre los pasos a desnivel de Las Piedrecitas y el Siete Sur, que son las principales obras de infraestructura vial de los últimos años de la Alcaldía de Managua, gobernada por el oficialista Frente Sandinista.
Señala que, posiblemente, las donaciones en las zonas de Catarina y el Volcán Mombacho van dirigidas “a potenciales inversiones en el área turística”, que es uno de los sectores en los que tiene negocios el IPSM.
El analista resalta que, si en algún momento se pensara hacer un desarrollo urbanístico, “algunas de las propiedades del Ejército pueden ser traspasadas legalmente al IPSM”, que sería la entidad pública que “haría la inversión”.
Uno de los investigadores aclara que las tierras “mientras estén a nombre del Ejército y no cambien de dueño, o si están desocupadas o son utilizadas para fines militares, ahí realmente no hay mayor cuestionamiento”. Sin embargo, una de las fuentes destaca que el secretismo del Estado y el Ejército impide analizar el uso exacto de las propiedades. “Como no se conoce el plan de desarrollo de inversiones del Ejército o del IPSM no sabemos para qué más utilizan las tierras”.
La “obediencia militar” fue puesta a prueba durante las protestas cívicas de 2018, cuando la jefatura del Ejército se negó a desarmar —pese a las peticiones de la sociedad civil— a los grupos de choque y paramilitares que, junto con la Policía Nacional, asesinaron a más de 350 nicaragüenses e hirieron a otros 2000 ciudadanos entre abril y septiembre de ese año, según organismos nacionales e internacionales de DD. HH., como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En marzo de 2023, el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) de la ONU concluyó que Ortega, Murillo y las autoridades de al menos siete instituciones del Estado, encabezadas por la Policía, han cometido crímenes de lesa humanidad contra los nicaragüenses desde abril de 2018 hasta la fecha.
Los expertos no identificaron una participación directa del Ejército en la ejecución de los crímenes, aunque recomendaron una investigación aparte. “El nivel de participación del Ejército de Nicaragua en los actos de represión de la protesta social merece una investigación adicional”, determinó un informe.
El general de Ejército, Julio César Avilés fue sancionado por Estados Unidos a finales de mayo de 2020 y, uno de los argumentos del Departamento del Tesoro estadounidense, es que “los militares proporcionaron armas a los parapolicías que llevaron a cabo actos de violencia contra el pueblo nicaragüense (en 2018)”.
Hoy, una imagen del jefe del Ejército, uniformado, en posición de firme y a su lado una frase atribuida a él —“Trabajamos día a día como hermanos para construir la patria que soñamos”—, es lo único que contiene un pequeño mural, pintado en uno de los costados de la entrada al Polígono Nacional de Maniobra General de División Francisco Estrada.
Esa propiedad fue donada al Ejército el 16 de marzo de 2012. Tiene una extensión de 13.6 millones de m2 (1368.56 hectáreas), equivalentes a 1915.9 campos de fútbol. Es el lote de mayor extensión donado a través de un solo acuerdo presidencial.
No existen comunidades o caseríos en los alrededores. Es una zona despoblada, aunque por su vasta extensión colinda con al menos siete comarcas. El Ejército la utiliza para entrenamiento y para la detonación de municiones en mal estado.
Los terrenos de uso militar incluyen también lotes para instalación de antenas, puestos de control y fronterizos, áreas de repostaje, casas de protocolo, bodegas o zonas para la Naval, según lo observado por CONFIDENCIAL en la verificación in situ.
Una de las propiedades más extensas es el aeropuerto de Punta Huete —llamado popularmente “Panchito”—, localizado en el municipio de San Francisco Libre, a más de 70 kilómetros al noroeste de Managua.
Con una pista de 3000 metros de largo, 45 de ancho y con un grosor de 40 centímetros de concreto reforzado —también cuenta con una calle de rodaje de longitud similar—, el aeropuerto fue construido en la década de 1980, con la idea de que aterrizaran y despegaran aviones de combate rusos MiG-21, que nunca llegaron a Nicaragua.
Tras el fin de la guerra, en 1990, el aeropuerto quedó en abandonó y comenzó a deteriorarse. Sin embargo, en 2007, Ortega ordenó su rehabilitación y se invirtieron más de cinco millones de dólares. Para 2010, el Gobierno anunció que las reparaciones habían finalizado y que “Panchito” serviría como aeropuerto alterno ante cualquier catástrofe que afecte al Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino.
La carretera entre Managua y San Francisco Libre está pavimentada, pero los accesos a la zona del aeropuerto son por caminos de tierra, que preferiblemente se tienen que transitar en vehículos todo terreno o motocicletas. El lugar colinda con el Lago Xolotlán o Lago de Managua.
En mayo de 2013, Ortega donó al Ejército los primeros cuatro lotes correspondientes al “Panchito”. Aunque, el 84% de los lotes (54 de 64), fueron donados a través de dos acuerdos presidenciales firmados y publicados en diciembre de 2017 y febrero de 2018.
La última donación del caudillo sandinista al Ejército fue un lote de 1160.48 m2, localizado en San Francisco Libre, del que no detalla su localización, según el acuerdo presidencial 155-2022, firmado el 31 de octubre de 2022.
Para uno de los investigadores, además de la infraestructura del aeropuerto, la importancia de esos terrenos es “su valor potencial”, ya que están a la orilla del lago y tienen recursos hídricos permanentes. “Son tierras fértiles, volcánicas y donde probablemente haya energía geotérmica”. Según un corredor de bienes raíces, una manzana de tierra en San Francisco Libre tiene un valor mínimo de 2500 dólares en el mercado inmobiliario nacional. Basado en ese cálculo, los lotes donados suman una propiedad cuyo valor ronda los 5.5 millones de dólares (más de 202 millones de córdobas).
Desde 2010 hasta 2022, Ortega completó doce años consecutivos donando propiedades al Ejército. Los dos períodos de más cesiones fueron entre 2012-2015, con 71 lotes; y 2017-2019, con 76 parcelas.
En este último lapso, 2018 fue el año que más donaciones de tierra recibió el Ejército, con 34, aunque la mayoría ocurrieron antes de la Rebelión de Abril. El 2020, año de la pandemia, fue en el que menos lotes donó Ortega, con solo tres.
Uno de los analistas recuerda que, en los Gobiernos de Barrios, Alemán y Bolaños, las relaciones entre las autoridades civiles y el Ejército eran “bastante conflictivas” y hubo momentos de crisis, como en septiembre de 1993, cuando la presidenta Barrios de Chamorro anunció la intención de pasar a retiro al general Humberto Ortega, quien se negó a abandonar la jefatura del Ejército porque, según dijo, la orden presidencial obedecía a presiones de Estados Unidos. Sin embargo, el hermano menor de Daniel Ortega dejó las Fuerzas Armadas en febrero de 1995.
“Con Alemán se manejaron situaciones de tensión, y también en el caso de Bolaños. En ninguno de esos tres gobiernos hubo un intento de cooptación, como ha ocurrido durante todo este período de Daniel Ortega; esa es la gran diferencia”, subraya la fuente.
Uno de los expertos detalla que el Ejército define cuáles son las propiedades que requiere para sus proyectos y luego hace la solicitud al Poder Ejecutivo, que la concede. “Al Gobierno –afirma– le conviene hacerlo porque mantiene satisfechas las necesidades y requerimientos del Ejército, y este se beneficia porque obtiene las propiedades”.
*Este reportaje es parte de la serie “Los militares de Daniel Ortega”, una investigación especial de CONFIDENCIAL, con el apoyo de Connectas, sobre la relación de Daniel Ortega con el Ejército de Nicaragua, que incluye la donación de casi un centenar de propiedades, el incremento millonario de su presupuesto y efectivos, y la estructura de mando bajo el general de Ejército, Julio César Avilés.
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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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