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Las remesas crecen a pesar de la pandemia

Los nicas migrantes se convierten en un “salvavidas” de una economía en recesión por tercer año consecutivo: 700 000 hogares reciben remesas en el país

Los nicas migrantes se convierten en un “salvavidas” de una economía en recesión por tercer año consecutivo: 700 000 hogares reciben remesas en el país

Katherine Estrada Téllez

10 de noviembre 2020

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“Todo mundo le envía a sus familiares para ayudarle a salir adelante y para la subsistencia diaria. Ese es el objetivo: ayudarle a su familia y ahorrar”, dice Indiana Chávez, una nicaragüense que reside en Córdoba, España, desde hace dos años.

Cuatro de cada diez hogares nicaragüenses reciben remesas de sus familiares en el exterior. La histórica migración laboral ha sido desde hace décadas una vital fuente de ingresos para centenares de miles de personas que cada mes reciben dinero de sus familiares desde Estados Unidos, Costa Rica, España y otros países, oxigenando así la economía de Nicaragua.

Según el director del Centro para la Migración y Estabilidad Económica, Manuel Orozco, en el 2000, el volumen de remesas era cerca de 500 millones de dólares. Para este año se calculan 1800 millones de dólares en remesas, lo que representa alrededor del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.


El Banco Central de Nicaragua registró en su informe del tercer trimestre del año que del total de remesas ingresadas, un 62.4%  provino de Estados Unidos, seguido por los flujos procedentes de España (15.0%) Costa Rica (12.5%), y Panamá (3.6%). Otros porcentajes menores provienen de Canadá, El Salvador, u otros países.

“La importancia de las remesas va más allá de un indicador macroeconómico. Está en la función que ejercen en el ingreso del hogar de muchas familias nicaragüenses. Estamos hablando de unos 700 000 hogares que reciben remesas en un país que está compuesto por 1.8 millones de familias”, comenta Orozco.

Remesas crecieron en medio de la pandemia

A inicios de 2020, las remesas tuvieron un comportamiento normal hasta en abril, que hubo una caída por la crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid-19. Pero entre mayo y agosto se registró una recuperación en las transferencias, que derivó en un crecimiento de 9% entre agosto y octubre, en comparación con el mismo período de 2019.

El crecimiento del envío de remesas hacia Nicaragua, tiene que ver con el aumento de la migración nicaragüense después de la crisis sociopolítica que inició en abril de 2018. Este aumento se registra principalmente en España, luego de que entraron más de 25 000 nicaragüenses a partir de ese año, según el Instituto Nacional de Estadística de ese país.

“Aunque el número de nicaragüenses que salió en busca de refugio se ubicó en Costa Rica, la gran mayoría ha tenido dificultad para conseguir empleo y enviar dinero. Cuando llega la recesión, el impacto de la covid, la capacidad de envíos disminuye y como resultado no se envía tanto dinero como ocurre en el caso de España y otros países”, explica Orozco.

Manuel Orozco

Manuel Orozco, del Centro para la Migración y Estabilidad Económica. // Foto: Archivo | Carlos Herrera | Confidencial

La fuerte inyección de remesas desde Estados Unidos

Según el Banco Central de Nicaragua el flujo de remesas proveniente de Estados Unidos tuvo un aumento interanual de 24.4% en lo que va del año con respecto a 2019.  Orozco indica que este crecimiento en el flujo de remesas se debe a que, luego de la crisis económica que se experimentó en ese país en 2009, los migrantes ya habían desarrollado una masa crítica de ahorro que les permitió sostenerse tras la pérdida de empleo en medio de la pandemia.

Juana Moreno, emigró a Estados Unidos junto con su familia hace seis años para mejorar sus condiciones de vida. Vive en Chicago, Illinois. “A mi esposo le dieron la residencia en 2014 y me vine con mis hijos para acá. La vida allá (en Nicaragua) es demasiado dura y desde acá puedo apoyar a mi mamá y mis hermanos de forma económica”.

En marzo, Moreno fue suspendida temporalmente del hotel donde trabajaba, pero gracias a un fondo de ahorro de desempleo que ha cotizado durante estos años ha tenido ese subsidio mensual, que le cubrirá hasta que el hotel restablezca sus labores o la liquide. 

 “A mi me pasan casi el 90% de mi salario porque yo ni vacaciones había tenido en todo esos seis años, he trabajado duro y por eso es que puedo estar bien en medio de la pandemia… De ese dinero le envío a mi mama, ella depende de mí prácticamente”.

Juana Moreno

Juana Moreno, migrante nicaragüense en Chicago. // Foto: Cortesía

“Comencé a enviarle un mes a una hermana, otro mes a otra hermana porque sé que las cosas allá están duras. De parte del gobierno federal recibo una ayuda económica, por mi hijo menor de edad, y es por eso que  puedo enviar un poco más” comenta Moreno.

El desempleo impactó a varios rubros económicos, pero otros campos laborales, como el de la construcción, no se vieron afectados. Tal fue el caso de Kenneth Porras, quien llegó a Estados Unidos a inicios de 2018 y se encuentra residiendo en Fort Walton, Florida. 

La crisis sociopolítica lo obligó a quedarse más tiempo del estipulado, ya que su familia se involucró de lleno en las protestas en contra del Gobierno, lo que los expuso a la persecución policial y forzó la migración de otros familiares.

“Quise comenzar un proceso de asilo político, pero por la Administración actual (del presidente Trump) no lo hice. Todos los casos de asilo que no están soportados sólidamente eran rechazados sin ninguna objeción… no quise exponerme”, cuenta. 

Desde que comenzó a trabajar, envió remesas a su familia que se quedó en Nicaragua. “Tengo dos hijos, uno de once y una de cuatro años, a quienes les deposito sin fallar ningún mes y, adicional, envío para la cancelación de una deuda. Hace poco me cambié de trabajo y estoy enviando más dinero”, detalla.

“En el ámbito laboral no sentí ninguna diferencia habiendo pandemia. En la construcción nunca deja de haber trabajo… por ejemplo, aquí en Florida nunca paró” .

Kenneth Porras

Kenneth Porras, migrante nicaragüense en Florida. // Foto: Cortesía

Porras comenta que su abuelita en Nicaragua tiene un negocio de zapatos desde hace más de 40 años, pero la dueña del local donde alquilaba le canceló el contrato. Cree que se debió al temor de la arrendataria, por el asedio político que sufría su familiar. “Si yo no estuviera acá mi abuela no hubiera podido costear todo el gasto de la mudanza y fácil pierde el negocio”.

Esta situación coincide con la otra razón que Orozco menciona sobre el aumento en la cantidad de dinero que se registró este año. “Hay un factor de solidaridad por lo que está ocurriendo en Nicaragua, algunos migrantes comienzan a enviar dinero por encima del promedio”.

La caída de remesas desde Costa Rica

Blanca Espinoza es originaria de La Conquista, un pequeño municipio del departamento de Carazo. Comenta que desde hace casi 20 años ella y su esposo, Gabriel Traña, envían remesas.

En 2011, ambos viajaron a Costa Rica para brindarle mejor calidad de vida a su familia. Su hijo mayor, Kevin, se quedó en Nicaragua. “Yo le enviaba 30 dólares porque solo era él y la muchacha que lo cuidaba, y con eso se la jugaban y sobraba, ya que la vida era más barata que ahora” comenta Blanca.

En 2013, ella se regresó a Nicaragua para buscar trabajo y estar más presente en el cuidado de sus hijos, mientras su esposo siguió enviando remesas desde Costa Rica para solventar los gastos. “Estuve en Nicaragua tres años sin empleo, entonces era él que mandaba remesas y así nos estuvo manteniendo, pero para 2018 ya no alcanzaba con lo que él mandaba... entonces decidimos venirnos”, relata desde San José.

Desde que Blanca retornó a Costa Rica y encontró trabajo, comenzó a enviar remesas a su mamá, a través de su hermana Martha Lorena Peña, quien las recibe en Managua y hace llegar el dinero a La Conquista.

Blanca Espinoza

Blanca Espinoza es originaria del municipio de La Conquista, en Carazo, y migrante nicaragüense en Costa Rica. // Foto: Katherine Estrada | Confidencial

“Yo le mando a mi mamá 50 dólares mensuales y con esos 50 dólares ella hace mucho, puede comprar sus medicinas y comida”. A raíz de la crisis sanitaria, el esposo de Blanca quedó desempleado, y no pudo enviar remesas por dos meses. 

Existen hogares que reciben, incluso, más de una remesa. “Cuando estuvo el covid, Blanca no mandó dinero, pero tengo dos hermanas que tienen hijas en España… ellas ayudan económicamente porque usted sabe cómo está la situación”, cuenta Martha Lorena, en Managua.

Según Orozco, las remesas desde Costa Rica tuvieron una caída por el desempleo que enfrentan los nicaragüenses a raíz de la pandemia. “De Costa Rica a Nicaragua se estaban originando alrededor de unas 350 000 transacciones. Con la crisis por la covid tuvieron una caída de un 11.9% con respecto al año pasado”.

 Remesas desde España

Mientras tanto, en España, la economía del país creó ciertas estructuras laborales en las que se insertaron los migrantes recién llegados. “Ese 20% de crecimiento que se observa en las transacciones de remesas refleja predominantemente ese aumento de nicaragüenses que entraron a España durante los últimos dos años”, explica Orozco.

Indiana Chávez es una de las nuevas emisoras de remesas que forma parte de esa cifra. Dejó Nicaragua a finales de 2018 por la crisis sociopolítica del país, en busca de oportunidades económicas para su familia, en especial sus hijas.

“Yo era gerente de una microfinanciera y tenía un salario que me daba para sobrevivir. Por los problemas económicos que hubo, la empresa decidió bajarnos el salario en un 50% y como yo tenía una deuda de una casa que había adquirido, no podía sostener la situación económica”, explica.

“Le envío a mi mamá, le ayudo a mis hijas y mando a pagar lo de mi casa… También yo tenía el gasto de estudios de mi hija, estaba sacando su licenciatura y tenía que pagar la titulación. Todo ese gasto corrió por mi cuenta, estando allá no lo hubiera podido hacer, y también yo les ayudo en un 80% en los gastos básicos de la casa”, detalla.

Indiana Chávez

Indiana Chávez, migrante nica en Córdoba, España. // Foto: Cortesía

A pesar de que España fue uno de los países más confinados por la pandemia, muchos migrantes lograron conservar sus trabajos, tal fue el caso de Indiana, que trabaja de empleada doméstica interna y cuidando a una adulta mayor.

Algunos migrantes regulares o en trámites legales en España fueron suspendidos temporalmente por las empresas, pero lograron ser registrados bajo el “Expediente de Regulación de Empleo Temporal”, conocido como ERTE, que brinda un paquete de apoyo económico para paliar la crisis del coronavirus, mientras retomaban sus labores.

 Preocupación latente

En España, la preocupación vuelve debido a la nueva ola del coronavirus y el confinamiento. “La economía se está deprimiendo. No sé qué medidas tomará el Gobierno. Aquí la mayoría de las personas mayores viven de sus pensiones y al fallarles eso también nosotros nos veríamos muy afectados… Si el Gobierno llega a un punto en que se declara en quiebra y ya no puede seguir pagando las pensiones, eso sería una catástrofe total”, valora Indiana.

A pesar de la gradual apertura de la economía en Costa Rica, los nicaragüenses que viven en ese país no ven que su situación mejorará pronto. “La vida aquí siempre ha sido dura, yo creo que este país es el más caro de toda Centroamérica. Antes de la crisis de covid había más oportunidades, ya no se puede decir ‘me voy  a ir a tal lado a jugármela’. Yo digo, ‘puchica, si no tengo trabajo, agarro una pana de enchiladas y me voy a venderlas, no cuesta nada’. Pero ahora no podés hacer eso”, reflexiona Blanca.

Indiana planea regular su situación migratoria y establecerse en España con su núcleo familiar, no tiene esperanzas de que Nicaragua mejore. Kenneth Porras tiene el mismo plan, una vez comience su proceso de legalización en Estados Unidos bajo el nuevo Gobierno. 

“Este cambio de Gobierno me da una luz de esperanza, que pueda mejorar la situación para los migrantes. Yo quiero traer a mis hijos acá y que puedan desarrollarse en este país… Si yo no mandara ese dinero a Nicaragua las cosas estarían muy, pero muy difíciles para la familia”, considera. 

Banpro

Las remesas en Nicaragua también se pueden recibir a través del sistema bancario. En la foto, la sucursal del Banpro de Bolonia. // Foto: Cortesía | Banpro

La hermana de Blanca, Martha Lorena, tampoco es muy optimista. Comenta que la situación económica es desesperante. Es costurera y no tiene trabajo fijo en Managua, por lo que asegura que, gracias a las remesas que mandan sus hermanas, su familia ha logrado subsistir.

Orozco considera que el crecimiento escalonado de las remesas continuará hasta registrar un crecimiento del 8% al terminar el 2020, gracias a la inyección económica que realizan exiliados e inmigrantes nicaragüenses, muchos de ellos, sin planes de regresar. 

Nicaragua lleva tres años en recesión económica y las proyecciones del Banco Central de Nicaragua son que al finalizar el año, el PIB decrecerá -4.5%, mientras que la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) calcula un descenso de -5.0%.

“Por la situación que está actualmente en mi país, más bien tengo planes de traerme a mi hija y a mi nieta, pero no regresar”, afirma Indiana. La nicaragüense agrega que no ve mejoría en el país: “Cada día está más duro, más desempleo, más delincuencia, cada día veo peor a Nicaragua”.


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Katherine Estrada Téllez

Katherine Estrada Téllez

Periodista nicaragüense exiliada en Costa Rica. Se ha especializado en la cobertura de temas de migración, género y salud sexual y reproductiva. También ha trabajado en Marketing y Ventas y ha sido Ejecutiva de Cuentas.

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