25 de septiembre 2020
El vuelo TA-397 de Avianca, que aterrizó en Managua la tarde del pasado jueves 24 de septiembre llegó casi vacío, luego que varias decenas de pasajeros –hasta 70, según fuentes de la industria hotelera- se quedaran sin la posibilidad de abordar la aeronave en Miami, debido a problemas con sus pruebas de covid-19.
“El peligro de que eso continúe, es que Avianca deje de volar o suba los precios”, dijo la fuente. Un empresario dueño de una agencia de viajes coincidió con esa advertencia, admitiendo que si esto ocurre en otros vuelos de esa aerolínea, esta podría limitar más sus viajes al país, pues Nicaragua resultaría un destino poco rentable. “Es muy probable”, reiteró.
La llegada del primer vuelo comercial la mañana del pasado sábado 19, proveniente de San Salvador, donde está el hub de TACA (propiedad de la colombiana Avianca), supuso el reinicio lento de la reapertura del transporte aéreo internacional, suspendido a finales de marzo, para tratar de frenar la expansión de la epidemia causada por el virus SARS-CoV-2.
El aterrizaje ocurrió con varios meses de atraso, luego que, sistemáticamente, el Gobierno de Nicaragua, a través de su Ministerio de Salud, y la Aeronáutica Civil, impusieran varias medidas que resultaban de difícil cumplimiento para las aerolíneas, tal como enviar de previo, copias de los pasaportes de los pasajeros, y prueba de ser seronegativos para el virus causante de la pandemia actual.
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En un comunicado previo, la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) indicó que “las diferencias que persisten e impiden el retorno de los vuelos, son causadas por medidas que el Gobierno de Nicaragua ha impuesto a las líneas aéreas, las cuales no pueden ser acatadas por las mismas por complicaciones operativas. Mientras esta situación continúe, no podrá establecerse una fecha confirmada de inicio de operaciones aéreas regulares”.
En esa ocasión también recordaban que “las medidas impuestas establecen que las tripulaciones de los vuelos tienen la obligación de realizarse la prueba del covid-19 al menos 72 horas antes de su arribo al país, lo cual es de imposible cumplimiento, ya que las tripulaciones son personal itinerante y en tránsito que un día están en un país y al siguiente en otro, por lo que las líneas aéreas tienen sus propios protocolos para sus tripulaciones”.
Logísticamente hablando “es casi imposible cumplir con esas medidas que están imponiendo”, resumió la presidenta de Canatur, Luci Valenty.
Un nuevo comunicado, esta vez de la Asociación de Líneas Aéreas de Nicaragua (ALA, adscrita a Canatur), recuerda que “si bien el Gobierno nacional ha demostrado disposición de trabajar con la industria para lograr la reanudación de las operaciones aéreas, es importante que los protocolos de bioseguridad desarrollados localmente, adopten los estándares internacionales”.
El vuelo casi vacío de Avianca, que aterrizó este jueves en Managua, parece darles la razón.
Uno o dos años más de debacle
Si bien la industria turística se congratuló del aterrizaje del vuelo San Salvador – Managua el 19 de septiembre pasado, el liderazgo del sector entiende que este año está prácticamente perdido, y declara que la misión es sobrevivir, a la espera de una reactivación que quizás comience a notarse en 2021.
“Calculamos que este año, como consecuencia adicional de la pandemia, el empleo se ha caído dramáticamente en el sector turístico, y creemos que andará, quizás en 20%” de los 120 000 puestos de trabajo generados en 2017, y se han perdido ingresos por más de 700 millones de dólares en el mismo período, declaró Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur).
El daño causado a la industria turística es “muy grande”, porque “el sector está parado, en especial los hoteles, y luego las agencias, que no pueden ofertar y vender viajes”, dijo Esmeralda Vargas, gerente general Schuvar Tours.
Las estadísticas de la Asociación de Hoteles resaltan que 80% al 85% de sus empleados están suspendidos de labores, o ya fueron despedidos, lo que se explica por tasas de 3% de ocupación de sus habitaciones.
Vargas añadió que “son seis meses ya de esta parálisis económica” causada por la pandemia de covid-19, con lo que “ya llevamos dos años seguidos”, si se suman los efectos de la crisis sociopolítica que vive la nación desde abril de 2018. “Ningún otro país ha tenido que soportar esto: cuando nos estábamos logrando levantar a inicios de 2020, volvimos a caer. Esto ha sido un golpe duro a toda la economía”, añadió.
A partir de ahí, considera que “la recuperación puede tomar más de dos años, siempre y cuando no vuelvan a crecer las cifras de contagios”, condicionó.
Los empresarios del sector apuestan a un incremento del turismo nacional para mantener sus negocios en operación, a la espera de que comience a crecer la llegada de viajeros internacionales, que tienen mayor capacidad de gastar y consumir, lo que amplía el número de sectores que se benefician de esa actividad.
“La recuperación del transporte aéreo y del sector turístico de Nicaragua no será fácil ni rápida… el reinicio de las operaciones aéreas regulares volverá a traer importantes beneficios económicos a Nicaragua, convirtiéndose así [la industria turística] en un importante pilar de la reconstrucción económica de la nación”, reiteró la Asociación de Líneas Aéreas.
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