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Dora María Téllez: “Ortega ha engañado a sus partidarios”

Con el covid-19 habrá una crisis de credibilidad y una fractura, dice Téllez, porque “Ortega ha jugado con la vida de sus propios seguidores”

Un simpatizante del FSLN participa en una marcha a la que llamaron "El amor en los tiempos del covid-19". EFE/Alberto González

Carlos F. Chamorro

4 de mayo 2020

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La semana pasada tres pacientes contagiados de covid-19 fallecieron en menos de 24 horas, entre el martes 28 y el miércoles 29 de abril, segun fuentes médicas y sus propios familiares, sumando seis muertos por la pandemia en Nicaragua. Un día después, en la víspera del primero de mayo, en su segunda comparecencia televisiva despues de dos largas ausencias en su cargo durante 50 días, el presidente Daniel Ortega admitió únicamente la existencia de cuatro fallecidos, en vez de seis, mientras minimizaba el efecto de la pandemia y lanzaba un ataque frontal contra la campaña ciudadana “quédate en casa”, para prevenir el virus y salvar vidas.

El domingo tres de mayo, el vocero del Ministerio de Salud admitió la existencia de un quinto fallecido oficial, aunque --un mes y medio de haber anunciado el primer caso positivo el 18 de marzo-- sigue manteniendo que en Nicaragua “no existe contagio comunitario”, a pesar de que las líneas aéreas suspendieron los vuelos a Nicaragua, y en los últimos días ha aumentado el número de pacientes graves que están llegando a los hospitales públicos y privados.

La exministra de Salud durante el Gobierno sandinista en los años 80, Dora María Téllez, asegura que la crisis de la covid-19 ya está erosionando el poder de la dictadura de Daniel Ortega. La dirigente del Movimiento Renovador Sandinista advierte que “Ortega engañó a sus partidarios” al prometerles que no debían hacer nada ante la covid-19, y más bien propició el contagio del virus. “La crisis de credibilidad de Ortega va a ser gravísima y se va a presentar una fractura, porque él ha jugado con la vida de sus propios seguidores”, afirma Téllez, en una entrevista por Skype con el programa televiviso Esta Semana y CONFIDENCIAL.

Dora María Téllez, comandante guerrillera, dirigente del MRS e historiadora. Carlos Herrera | Confidencial

Le pregunto si hay una salida al final del túnel, con la crisis del coronavirus y un régimen que sigue aferrado a las armas y la represión, sin facilitar una reforma política para convocar a eleecciones libres. Dora María Téllez, comandante guerrillera y jefa del Frente “Rigoberto López Pérez” en la insurrección contra la dictadura de Somoza en León en 1979,  descarta de forma categórica la lucha armada. “La lucha cívica tiene sus tiempos, dice, y hay que agotarlos. Y yo creo que, empujando y empujando, ese poder se va a seguir desmoronando hasta que colapse”.


El eje central del mensaje del presidente Ortega el 30 de abril, en su segunda comparencia televisiva en 50 días, fue un ataque frontal en contra de la cruzada ciudadana “Quédate en casa” ¿A qué atribuís esta reacción?

Yo creo que Ortega simplemente no tiene ninguna política clara en relación al enfrentamiento de la pandemia y entonces él asume que cualquier cosa que plantee alguien distinto de su grupo, es considerado como un acto opositor. Es decir, Daniel Ortega está viendo al coronavirus como un agente terrorista contra su modelo de poder, y todos los planteamientos que ha hecho la sociedad civil, los empresarios, la Iglesia, incluso la Organización Mundial de la Salud, Ortega los ve como una gran conspiración que atenta contra el poder de su dictadura.

El engaño con la covid-19

Esta actitud de negligencia ante la pandemia y de seguir promoviendo contactos entre la población, ¿tiene respaldo en el Frente Sandinista? ¿Entre los servidores públicos, civiles y militares, y en los trabajadores del sector Salud?

Yo creo que tenía respaldo hasta hace una semana. Esta semana lo que se está percibiendo adentro del sistema de salud es que hay médicos, enfermeras, personal de Salud que está siendo contagiado, que no han tenido la protección debida, que Ortega los ha engañado diciéndoles que no pasa nada, y que no va a pasar nada, y ellos ya están comenzando a enfermar. Pero además, ya hay mucha gente vinculada al orteguismo que también está enfermando y muriendo, y las familias diciendo “¡Ideay!, nos engañaron, nos dijeron que no tomemos ninguna medida, que vayamos a todas las ferias y carnavales y que no nos va a pasar nada porque el comandante dice que estamos protegidos”.

Hay mucha gente que creyó realmente la palabra de Ortega. Todo el orteguismo, que es una proporción de la población, creyó esa palabra y dejó de cuidarse, pero ahora vos vas a ver la fractura dentro de la misma Policía, dentro del Ejército, porque en el hospital militar ya están atendiendo personas enfermas con covid-19, y dentro de los hospitales se comienza a sentir la presión de una gran demanda de personas enfermas, y quedó en evidencia la mentira de Ortega.

Sin embargo, si vos salís a recorrer Managua o las principales ciudades del país, encontramos que hay mayor actividad, el sector público volvió al trabajo, mandaron otra vez a los muchachos a clases, y hay cierta actividad comercial que ha repuntado, a diferencia de la situación que tenía el país de cuarentena voluntaria antes de la Semana Santa.

Por eso digo que el discurso de Ortega es criminal, ya no es simplemente negligencia sino que es una acción deliberada que pone en riesgo la salud de la población. Cuando Ortega, que tiene una voz de autoridad, dice que no va a pasar nada, hay gente que simplemente, dentro de su humildad, le cree. El problema va a ser cuando tengamos, la otra semana que viene, y la otra, una cantidad enorme de enfermos en los hospitales, que el sistema de salud no pueda resolver, y entonces será bastante tarde ya para algunas acciones.

En este momento Nicaragua tiene, por lo menos, seis fallecidos por coronavirus, aunque oficialmente el Gobierno solo reconoce cuatro, pero aún con esas cifras oficiales, tenemos la tasa de letalidad más alta de América Latina. ¿Qué se puede inferir a partir de esos datos que están, incluso, en discusión?

Pues, que hay una falsedad ahí. Por cada fallecido por covid-19, hay gente que calcula 50, 100 casos, hay distintos cálculos, pero nunca se te va a producir un fallecido, cuatro, o seis, la cantidad de casos que dice Ortega. Pero, más allá de eso, en la cuenta que hizo Daniel Ortega, hay una cosa alarmante, si vos le restás a los muertos que dijo Ortega, te vas a dar cuenta que lo que ha pasado los últimos 15 días de abril, es que las muertes se han triplicado. Es decir, el promedio de muertes diario es tres veces y media lo que era antes del 15 de abril. Y son datos que presentó Ortega, pero deliberadamente omitió hablar de neumonía, muerte por neumonía, muerte por infarto, muerte por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, muertes por infecciones respiratorias agudas. Entonces el Ministerio de Salud tiene que dar una explicación clarísima de qué han muerto esas personas para que la cifra se ha elevado enormemente.

El último protocolo del Ministerio de Salud, que nosotros conocimos y publicamos, orientaba realizar solamente 50 pruebas diarias de covid-19, y por el otro lado, están 26 000 test que le donó a Nicaragua el Banco Centroamericano de Integración Económica. ¿Puede el Gobierno, convencer al país, convencer a la comunidad internacional, de esa baja tasa de contagios si no se presentan resultados de pruebas masivas?

Las pruebas sirven para ver lo que está pasando. Si no hay pruebas, estás a ciegas, y aquí el Ministerio de Salud y el régimen de Ortega está a ciegas deliberadamente. Es posible que ellos tengan resultados de más pruebas, que no estén entregando, y obviamente, pues nadie en la comunidad internacional les va a creer si no hay una muestra de evidencia. Pero también, ya no pueden argumentar que no tienen pruebas, tienen 26 000 kits de pruebas, que el Banco Centroamericano de Integración Económica donó.

Este es un momento para que los nicaragüenses tuviesen una información que diga: hemos hecho, 5000, 10 000 pruebas, y la situación del contagio de coronavirus es la siguiente. Nadie le va a creer a Ortega, si no muestra una evidencia.

La crisis en los hospitales

Los epidemiólogos proyectan un crecimiento exponencial en Nicaragua de la pandemia en las próximas dos semanas de mayo, sin que se hayan adoptado, por parte del Estado, medidas de distanciamiento social, sino acciones que van en la dirección contraria. ¿Cómo ves la capacidad de la sociedad civil, de esta cruzada ciudadana que nació hace ya varias semanas, para prevenir el contagio?

Lo único que tenemos a mano es lo que hagamos nosotros, las personas, las familias, las comunidades, los vecindarios. ¿Qué está pasando en los vecindarios? Llega la policía con una ambulancia y unos ambulancieros vestidos de astronautas, dice la gente. Ya se sabe que cuando llegan es que hay un caso de covid-19 en el barrio. Entonces, lo único que tenemos a mano, porque ya sabemos que no hay Gobierno, ya sabemos que este régimen es incapaz y negligente, lo único que nos queda es lo que hagamos: que nos lavemos las manos, que no vayamos a aglomeraciones, que no nos amotetemos, que no estemos asistiendo a esas actividades que convoca el régimen, que son para fomentar contagio, que mantengamos distancia de dos metros con otras personas, que andemos mascarillas cuando salgamos a la calle. Esas son medidas esenciales que todos podemos tomar, si todos las tomamos entonces va a tener un impacto positivo.

Y a mí lo que me tiene mucho más preocupada es que esta semana que estamos terminando, la cantidad de casos graves llegando a los hospitales, es bastante grande: el hospital de Chinandega, el hospital de Rivas, el hospital Alemán, el hospital Militar, el hospital Sumédico, hay cantidades de personas que están llegando en condición grave, y además jóvenes. Ya hay médicos que están internados, especialistas que trabajaban en hospitales públicos, eso también es grave porque si estos especialistas se enferman ¿cuánto tiempo tardan en restablecerse?

Hasta este jueves, por lo menos antes de que hablara Ortega, organizaciones como la Alianza Cívica, la Unidad Nacional, le demandaban al Gobierno la adopción de medidas de protección social, incluyendo moratorias en el pago de impuestos, de servicios públicos, de préstamos, y la creación de fondos especiales para proteger a los jubilados, para proteger a los trabajadores por cuenta propia. Pero Ortega dijo absolutamente no, su Gobierno no va a establecer ninguna política de este tipo. ¿Qué alternativas tiene la oposición política ante un Gobierno que le da la espalda a la pandemia? ¿Tiene fuerza para presionar al Gobierno?

Se ha hecho de todo para presionar al Gobierno, pero además se ha hecho una cosa sumamente constructiva, (las fuerzas políticas) todo el mundo ha hecho propuestas. Es decir, esta ha sido una actuación absolutamente constructiva de parte de toda la sociedad civil incluyendo la Iglesia Católica ha hecho propuestas, no solamente ha hecho propuestas, ha actuado coherentemente, las Asambleas de Dios ha actuado.

El Gobierno, si tuviera voluntad, pudiera perfectamente revisar todas las propuestas, escuchar al Comité médico científico independiente, escuchar a los médicos, y sacar el mejor paquete de medidas para Nicaragua, para enfrentar esta pandemia. Pero Ortega está atrincherado, concentrado en su guerra contra los Estados Unidos, y además, pidiendo que le quiten las sanciones a él y a su familia.

Ortega se lanzó contra la Iglesia, contra los empresarios, contra la sociedad civil, se lanzó contra todo el mundo, incluso, a nivel internacional contra todos los países que tienen la campaña “Quédate en casa”. Es decir, ¿qué pensará México? ¿Qué pensará España? Que tienen esa campaña de lo que Daniel Ortega decía, que es un discursito, dijo Daniel Ortega, tipo terrorista.

¿Donde está la salida del túnel con esta crisis del coronavirus y la crisis política del país? Porque el Gobierno sigue teniendo control sobre el aparato represivo, sigue persiguiendo y reprimiendo; no ha cedido ninguna reforma política, y pareciera que se puede fortalecer con esta crisis sanitaria, porque además tiene menos presión de la comunidad internacional. Y, por el otro lado, la Coalición Nacional es solamente un proyecto, no es percibida como una alternativa política de cambio, ¿hay una salida del túnel?

Sí, claro. El régimen de Ortega se sigue erosionando, y ahora la erosión ha tocado dos aspectos más. Nicaragua es ahora el único país de Centroamérica que no ha recibido un solo centavo de ayuda para el enfrentamiento de la pandemia del coronavirus, y es lógico, pues si no tiene ningún plan el régimen, Ortega está convertido en el principal obstáculo de la cooperación externa.

Pero tiene acceso a fondos del Banco Centroamericano de Integración Económica.

Cada vez va a estar más estricto eso. Pero tampoco es que tiene acceso a los grandes fondos libres, todos esos fondos son amarrados. El segundo asunto es que, Ortega ciertamente, ha mantenido su aparato represivo y su base social. El impacto de la epidemia toca a todo el mundo, no anda distinguiendo que si sos no sos orteguista. Es decir, la base Daniel Ortega se va a percatar de que Ortega, no solo los ha engañado, los ha mandado a contagiarse; y no tiene capacidad en las unidades de salud para atenderlos una vez que se contagien; y que algunos de ellos pueden tener un desenlace grave, fatal, como lo podemos tener otros nicaragüenses.

Esa esa crisis de la credibilidad de Ortega va a ser gravísima, se va a presentar una fractura porque él ha jugado con la vida de sus propios seguidores; juega todos los días con la vida de los trabajadores de la Salud, por no proporcionar protección adecuada; juega con la vida de los policías que los mandan a la calle de motete en fondo, sin protección.

CIDH critica medidas

Simpatizantes del partido oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) volvieron a retar la pandemia de COVID-19 el Domingo Santo en Nicaragua, con desplazamientos multitudinarios a balnearios y fiestas populares. Foto: EFE / Jorge Torres

La erosión de la dictadura

Hay un sector que sigue apoyando al Gobierno de manera fanática, comprometido con su proyecto. Hace dos años mataron a más de 300 personas y luego inventaron una conspiración, dijeron que había sido un golpe de Estado, todavía niega la existencia de esos crímenes. ¿Pueden mañana decir que la gente se muere de otra cosa y no de coronavirus?

Para los orteguistas, eran muertos ajenos, incluso, considerados sus enemigos. El punto ahora es, cuando se te muera alguien adentro de la familia, a estos seguidores de Ortega, y Ortega les ha estado diciendo que no pasa nada, que van a tener una atención en los hospitales bárbara, que hay respiradores para darse gusto, que todo el mundo está entrenadísimo; entonces vas a ver la fractura de credibilidad, eso es imposible que no se produzca, a menos que sea como aquellos, aquella Iglesia que se autoinmoló en Guyana, que se suicidaron todos los seguidores junto con el pastor de la secta, una cosa terriblemente trágica. Solo que haya un segmento del orteguismo que vaya inducido al suicidio por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Pero bueno, eso ya es otra, otra historia.

Yo creo que si hay una luz al final del túnel. Hay una erosión mucho más profunda del poder de la dictadura. Esta dictadura está en parálisis, lo único que tiene ahí es un vocero que dispara fuego contra todo el mundo, pero más nada, y que además mantiene un modelo represivo que más bien esta en erosión. Y, por el otro lado, la oposición, aunque avanza lentamente, ahí avanzamos al suave, pues, porque los nicaragüenses tenemos el efecto de una dictadura que hace pedazos la sociedad, la fragmenta. Entonces los procesos para ponerse de acuerdo son un poco más tardados, más complejos. Yo creo que es mejor ir despacio, pero ir bien.

Ahora, hay efectivamente una desesperación en muchos de nosotros que queremos ver a Ortega fuera ya. Si Ortega tuviera un mínimo de cordura, si tuviera un mínimo de decencia política, pues este hombre renunciaría y daría paso a una transición que pueda administrar esta crisis del país.

Pero eso depende de la correlación de fuerzas. ¿Tiene fuerza la oposición para ejercer esa presión?

La oposición no tiene correlación dentro de la Asamblea Nacional para eso, y llevamos dos años diciéndole que se vaya. Ahora, no vamos a recurrir a la lucha armada, porque hay gente que dice “ah no, este maje solo con las armas entiende”. No, no vamos a recurrir a la lucha armada. La lucha cívica, la lucha pacífica tiene sus tiempos, y hay que agotar esos tiempos. Y yo creo que, empujando y empujando, ese poder se va a seguir desmoronando hasta que colapse.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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