27 de octubre 2023
La Dirección General de Aduanas opera con un doble estándar al atender a los transportistas de carga nacionales e internacionales, según empresarios del sector. Mientras que los extranjeros reciben un trato expedito para cruzar las fronteras y rodar por las carreteras del país, los nicaragüenses siguen en la mira del esquema corrupto diseñado para sacarles la mayor cantidad de dinero posible, tanto en el cobro de impuestos, como en la demanda de coimas para liberar la mercadería.
Los conflictos políticos —internos o internacionales— en varias naciones centroamericanas han afectado al transporte regional de carga, que ve cómo se les impone nuevos requisitos para entrar a determinados territorios, o cómo las protestas de la ciudadanía guatemalteca —igual que hace muchos años la nicaragüense— les impide rodar por un determinado territorio.
La reciprocidad hondureña —como reacción a la decisión tica de imponer visas a los ciudadanos catrachos— generó una serie de protestas que benefició a los transportistas salvadoreños, guatemaltecos y al ferry. En el proceso, la actitud de los agentes aduaneros nicaragüenses generó una serie de reacciones contradictorias, según cinco fuentes de tres países consultadas por CONFIDENCIAL.
“Con este problema de las visas, Nicaragua tomó una postura interesante: se mantuvo al margen, aunque esa situación le afectaba”, dijo el costarricense Santiago Ramírez, director comercial de la empresa de transporte RGT, mientras que su compatriota Roxana Sosa Ortiz, directora de la Comisión de Aduanas y Logística de la Cámara de Comercio de Costa Rica, concluye que “en Nicaragua ahora están como muy amigables: agilizaron sus aduanas, y no nos están poniendo tantos peros”.
“Hoy por hoy, la frontera fluye de maravilla. El tránsito en Nicaragua ha estado muy estable. Entonces se puede creer que es un tema de cooperativismo con relación a que no quieren que los transportistas dejen de pasar por su territorio”, ahora que existe la opción del ferry, añadió la lideresa gremial.
Favoritismo a extranjeros
“Francisco”, ejecutivo de una empresa costarricense que exporta regularmente a Nicaragua, opina que sí es verdad que hay tal cambio en el desempeño de los oficiales aduaneros, pero lo contrasta con el trato que reciben los transportistas que llevan productos que van hacia Nicaragua, detallando que ahí prima la voracidad recaudatoria que han denunciado muchos empresarios.
En los últimos días ha observado que lo que va en tránsito a través del territorio nacional rumbo a alguno de los países del triángulo norte de Centroamérica, puede estar recibiendo un trato más expedito, pero lo que va para el mercado local se está encontrando con el problema de que los atrasan tanto, que se ven obligados a recluir su mercadería en un almacén fiscal, lo que elevará los costos del importador nicaragüense.
“Francisco” ha observado que el personal aduanero atrasa a propósito el paso de los camiones para que se venza el plazo de 72 horas para pasar, y si al cuarto día el camión sigue en la frontera, deberá enterar entre 150 a 200 dólares para que lo lleven al almacén fiscal, donde tiene que pagar por el tiempo y el espacio que la mercadería ocupe en esa bodega.
“Esa es toda una estrategia, porque al final no se trata de que yo corro y saco mi mercadería. No. Ellos la retienen para que el almacén fiscal recaude, y el almacén fiscal está recaudando”, aseveró.
“Alberto”, empleado de una agencia aduanera que a diario tiene que tratar con el personal de la Dirección General de Servicios Aduaneros (DGA), lo ve de forma más sencilla: los trabajadores de la DGA saben que se reciben mejores coimas cuando tratan bien a los camioneros, por lo que ese supuesto buen trato responde a la certeza de que, si son amables y eficientes, podrán cobrar más por sus servicios y, por consiguiente, ganarán más.
Corrupción y abuso de autoridad
El gerente comercial costarricense comparte el escepticismo de “Francisco” y “Alberto”, con respecto al supuesto cambio de actitud de los agentes aduaneros nicaragüenses para con los transportistas centroamericanos, asegurando que “eso no ha pasado, y tampoco va a pasar”.
“Los países nos medimos no por lo económico, sino por la educación”, declara Ramírez, quien opina que la Policía nicaragüense “carece de algunos aspectos de educación”, lo que explica por el hecho de que Nicaragua “ha sido un país militarizado”.
“La Policía hace lo que le da la gana con la gente. Hay un trato muy prepotente, muchas veces con el transportista. La mayoría de veces te ponen multas exorbitantes, pues abusan de la autoridad. En Nicaragua se da mucho el abuso de autoridad”, comenta.
Aun cuando reconoce que los dóciles agentes aduaneros harán lo que les ordenen los operadores del régimen, insiste en que ese cambio no se verá en el corto tiempo. “Por ahora, la situación en Nicaragua se mantiene exactamente igual a como ha sido todos estos años. No hay un cambio todavía en el trato para con las personas”, reiteró.
El presidente de la Asociación Salvadoreña de Transportistas Internacionales de Carga (Astic), Raúl Alfaro, rechaza que haya una actitud facilitadora de parte del personal aduanero, pero destaca que “lo que hay son eventos aislados de corrupción de parte de la Policía”.
Lo dice recordando el caso de una mujer policía que le decomisó un televisor a un furgonero y a continuación le impuso una multa de 500 dólares, o el hecho de que si entra a Nicaragua con dos llantas de repuesto, “me roban una porque la ley solo autoriza una, cuando un cabezal puede tener un tipo de llanta, pero el furgón puede tener otra distinta, así que tengo que llevar dos tipos de llantas de repuesto diferentes”.