22 de junio 2018
El sector privado denunció la invasión de una decena de fincas productivas en seis departamentos del país, varias de ellas propiedad de grandes productores y reconocidos empresarios que se han pronunciado en contra de la represión desatada por el Gobierno de Daniel Ortega.
En la lista presentada por la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), destacan el productor de maní Mauricio Zacarías, en Chinandega; el ganadero y productor de plátanos, Michael Healy (un de los representantes del sector privado ante la mesa del Diálogo Nacional) y su madre, Esperanza de Lacayo, en Rivas; además de la señora Marina Lanzas Tercero, que reclama la invasión de la hacienda Santa Josefina, de 700 manzanas de extensión (quemada por tomatierra en 2016), ubicada en Matagalpa.
“Upanic denuncia un incremento desmedido de invasiones de fincas de nuestros asociados que, al margen de la ley y vulnerando el derecho a la propiedad privada, se comenzaron a registrar desde la primera semana de junio en León y Chinandega”, dice el comunicado enviado por la organización.
Para Álvaro Vargas, vicepresidente de Upanic, la noticia implica colocar al ciclo agrícola en un doble estrés, porque a la toma de tierras se le suma el problema de los créditos insuficientes que está recibiendo el sector para impulsar su actividad.
“La producción agrícola pasa por un momento de gran incertidumbre, porque está iniciando el ciclo, y ya tenés dos problemas: las tomas de tierra, que comenzaron en occidente, lo que incluye algunas áreas que ya estaban preparadas para la siembra, y la falta de financiamiento bancario, de casas comerciales, de insumos agrícolas, de semillas, etc.”, describió.
“Hay una limitante de recursos para poder afrontar el ciclo. Los bancos sí están habilitando, pero no en las cantidades que verdaderamente necesita el sector”, añadió.
Estas tomas -que ya se extendieron a Managua, Rivas, Matagalpa y Estelí- representan un problema adicional para nuestro sector. Este escenario, y la situación de inseguridad en que vive el país, (causada por la crisis política) pone en riesgo el ciclo agrícola de este año”, insistió el productor.
Aunque prefiere no extenderse al explicar las razones por las que las tomas de tierra ocurren luego que se terminó la ‘luna de miel’ entre el sector privado y el gobierno, Vargas asegura que “no se descarta nada”, sin obviar que “siempre ha habido tomas de tierra”, aunque “antes eran menos”.
Dada esta situación, lo que le queda al sector es exigir “respeto a la propiedad de la empresa privada del sector agropecuario, que contribuye a la seguridad alimentaria del país y a la generación de fuentes de empleo en todas sus modalidades, y reiterar nuestro llamado al Ejército de Nicaragua, para que dentro del Programa ‘Seguridad en el Campo’, se realicen acciones de desmovilización de estos grupos”.
Upanic también hizo un llamado al Ejército de Nicaragua para que les ayude a enfrentar el problema, en un momento en que paramilitares al servicio del Gobierno, han incendiado negocios de empresarios que han expresado públicamente su apoyo al pueblo que demanda el fin inmediato de la administración Ortega-Murillo.
Política ‘incendiaria’
Poco después del mediodía de este jueves, la noticia se extendió a gran velocidad por las redes sociales y los canales de televisión: “¡Están quemando Mebasa!”, propiedad de la transnacional Cargill, mientras fotografías y tomas de TV mostraban grandes columnas de humo.
Los canales oficialistas corrieron a achacar la autoría a “delincuentes derechistas”, y ensalzaron la labor de la Dirección General de Bomberos, adscrita al Ministerio de Gobernación.
Cargill de Nicaragua aclaró en un comunicado que todas las personas (colaboradores, contratistas, proveedores y clientes) que se encontraban en la Planta de Alimentos Balanceados, ubicada en carretera Masaya-Catarina, “se encuentran bien y fuera de las instalaciones”.
Eligiendo no entrar en detalles, la empresa sí señaló que “en el transcurso de la mañana se incendió un camión dentro de nuestras instalaciones. El fuego fue controlado por el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Masaya, la Dirección General de Bomberos de Masaya y la Asociación Civil Cuerpos de Bomberos Voluntarios de Nicaragua”.
El fuego, que solo afectó al vehículo mencionado, no pasó a más, aunque sí puede enmarcarse en una lista de siniestros que ya redujeron a cenizas a empresas como Blü Nicaragua y tres compañías más de ese conglomerado, así como al Hotel Masaya, cuyo dueño, Cristian Fajardo, se reveló como uno de los líderes de la rebelión en Masaya.