30 de septiembre 2015
La economía está cambiando. El modo en que las empresas hacen negocios también. En la actualidad, “el conocimiento es más importante que las materias primas o el petróleo como fuente de poder”, dice Salvador Alva, Presidente del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM, o simplemente, el Tec).
Al observar ese mundo en evolución, el educador asegura que “el cambio exponencial está comenzando”. Es por ello que la entidad que preside se dio a la tarea de cambiar ellos también, en una primera fase que concluye en este año 2015, y una segunda que termina en el 2020.
Las observaciones de Alva y las decisiones de quienes dirigen el Tec no son antojadizas. No, si se considera que en el año 2,000 había mil millones de personas conectadas a la red (o por medio de la red); que ese número se quintuplicó en quince años, y que se calcula que en el año 2025 habrá 50,000 millones de dispositivos conectados, y que crecerá hasta un billón de aparatos en el 2050.
Alva se queja porque aunque para los expertos resulta evidente que el mundo pasará “de la riqueza física a la riqueza intelectual, estamos creando un mundo físico con organizaciones que son caras y lentas… en las que el 80% a 90% de las actividades no generan mayor valor, y solo el resto puede considerarse valor agregado”.
El Presidente menciona dos ejemplos de lo que dice, para mostrar que no se trata de utopías que quizás vean nuestros descendientes, sino de un “cambio de paradigmas: Uber, la compañía de taxis más grande del mundo, no es dueña de ningún vehículo. Facebook, el sitio más popular de noticias e información, no genera contenido. Alibaba, uno de los sitios de comercio electrónico de mayor valor del mercado, no tiene inventario. Airbnb, el proveedor de hospedaje más grande del mundo, no tiene inmuebles”.
Viendo ese panorama, se siente muy cómodo con el vaticinio de Richard Foster, catedrático de la Universidad de Yale, quien asegura que “en 2027, el 75% de las [empresas que integrarán la lista del] ‘Fortune 500’, serán empresas que hoy no existen”.
Jóvenes para emprender
Parecen noticias muy optimistas, pero Alva también quiere recordar los tres temas que el Foro Económico Global reconoce como “retos de la humanidad”, y son el aumento en la inequidad de ingresos, la existencia de tantos empleos con baja tasa de crecimiento, y la falta de liderazgo para enfrentar los retos de la humanidad.
A su juicio, una forma de enfrentar esos tres desafíos es el emprendimiento, al que reconoce como “una de las formas probadas para generar crecimiento y bienestar”. En apoyo a esa afirmación, muestra un gráfico del White House Business Council 2014, en el que se comprueba una correlación de 83% entre la creación de nuevos negocios y la generación de nuevos empleos en Estados Unidos.
Aunque no se trate del promedio ni mucho menos, al Presidente Alva le gusta citar seis ejemplos de jóvenes que tuvieron la suerte de encontrar un nicho, una idea, y la visión (y la capacidad) para instalarse en ellos… y explotarlos a lo grande.
Se refiere a Larry Page y Sergey Brin, fundadores de Google; a Mark Zuckerberg, de Facebook; Jack Ma, de Alibaba (el Amazon chino); Jeff Bezos, de Amazon; Jack Dorsey, fundador de Twitter, y de Travis Kalanick, padre de Uber. Todos ellos, juntos, crearon US$1.1 billones de valor en diez años, lo que es equivalente al PIB de todo México”, señaló.
Al aterrizar esos datos, Alva apuesta al Tecnológico de Monterrey, institución a la que considera llamada a “formar los cuadros de liderazgo que van a transformar nuestra sociedad”. Y aunque lo dice pensando en la realidad mexicana, no puede obviar que el Tec tiene 259,000 ex alumnos del Tecnológico o Exatec, 264 de los cuales están en Nicaragua.
Para lograrlo, tienen que cambiar en la misma dirección en que están cambiando la sociedad y las empresas. Para cambiar, definieron un modelo de transformación, que se ejecutará a través de un plan que debería permitirles ejercer un “liderazgo emprendedor para un mundo mejor”.
Modificar todo el esquema
Las personas que dirigen el Tec peinan muchas canas (o pocos cabellos) desde hace años. Quizás por eso sea más notable el entusiasmo con el que tanto el Presidente Alva, como el Rector David Noel Ramírez, se refieren a los cambios que tiene que sufrir la entidad educativa que dirigen.
Ramírez explica que un título universitario dice en qué materia se graduó un alumno, pero no explica cuáles son las competencias que adquirió. Qué es lo que sabe hacer, que lo hace valioso para una organización determinada. Es por eso que quieren cambiar el modelo.
“En vez de que aprueben materias, queremos presentarles retos que evidencien el aprendizaje de competencias. En lugar de tener que llevar unas materias secuenciales, vamos a presentarles una modularización de contenidos. Ya no tendrán que cumplir una lista de materias, sino que aprender una lista de competencias”, detalla.
“Finalmente, vamos a pasar de unas especialidades definidas al inicio y poco flexibles, a un esquema con pocas entradas y muchas salidas de especialidad”, añade.
Por “entradas”, se refieren a las 54 carreras y 3 programas de bachillerato que ofrecen en la actualidad, las que pueden culminar en cualquiera de sus 10 doctorados, 30 maestrías, o 16 especialidades médicas, entre otros. En el 2020, cuando el cambio esté plenamente operativo, el Tec tendrá solo seis entradas (Ingeniería y Tecnología de la Información; Negocios y Administración; Arquitectura, Arte y Diseño; Humanidades y Ciencias Sociales; Medicina y Ciencias de la Salud, y Biotecnología y Alimentos) y 500 salidas.
La idea es que los alumnos adquieran en los primeros años una base que sea común a muchas carreras afines, y en los siguientes vaya adquiriendo una serie de competencias que lo hagan más atractivo para el mercado laboral, y más productivo en su vida profesional.
Ramírez no cree que el proceso de transformación que se ha impuesto el Tec sea posible únicamente para una entidad con el prestigio y los recursos que tienen ellos. “No es un tema de ‘lana’ (dinero), sino de actitud. Aun sin dinero, si los profesores quieren, se puede cambiar todo”, asegura.
[destacado titulo="Gimnasios de innovación"]
Aulas de grandes espacios, dotadas de muebles cómodos (incluyendo tiendas de campaña y enormes y mullidos cojines para dormir una siesta), con ambientes pintados en llamativos colores y conectividad total, son el denominador común de algunas de los ‘gimnasios de innovación’ donde los estudiantes se encierran –a veces durante días- para encontrar soluciones a los problemas que les plantean sus profesores.
En esas aulas, es común encontrar alumnos discutiendo cómo hacer rentable una empresa virtual; cómo activar un mecanismo con el pensamiento (en realidad, el objeto se mueve cuando el usuario entra en estado de relajación); cómo hacer que interactúen el mundo real con el virtual, o hasta volar un dron en un espacio tan limitado como un aula de clase.
Y no es que estén jugando. O bueno, si. Después de todo, el juego es una forma comprobada de aprendizaje, en la que ellos se empeñan no en pasar unas horas de ocio, sino en entender cómo funcionan esos artilugios, y cómo eso puede beneficiar a una persona o a una empresa.
Todo eso es parte de un proceso que pretende convertir el conocimiento científico y tecnológico en soluciones innovadores en beneficio de la sociedad, y que transforme a través de la generación y transferencia de conocimiento a las comunidades en lo económico, político y social”.
El Tec se ha enfrascado en ese proceso, pensando en el reto que implica para las universidades el tener que “preparar a estudiantes para trabajar en empresas (o funciones) que aún no existen, utilizando tecnología que aún no ha sido inventada, para resolver problemas que aún no identificamos como tales”, según la definición de Karl Fisch, Director de Tecnología de la Arapahoe High School, en Colorado, Estados Unidos.[/destacado]
[destacado titulo="Alianza con la UAM en Nicaragua"]
El Tec tiene alianzas estratégicas con 569 universidades de 46 países del mundo. La Universidad Americana (UAM), es su aliada en Nicaragua. “Nosotros comenzamos con el Tec desde hace más de 15 años”, rememora el Decano de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la UAM, Alvaro Porta.
Esa sociedad les ha permitido manejar cinco posibilidades. La primera de ellas, ser “la única universidad [en Nicaragua] que trabaja en el enfoque por competencia en las carreras de pregrado. No impartimos clases teóricas, sino prácticas”, en las que los alumnos van aprendiendo cómo resolver los problemas que se encontrarán cuando sean gerentes o dueños de una empresa.
El segundo es el Programa de Emprendedores de la UAM, que es “una réplica del Programa del Tec, que vino a capacitarnos para ello”, asevera Porta.
El decano explica que antes de graduarse, los estudiantes de último año hacen una exposición en la que presentan un proyecto de emprendimiento que han ido trabajando desde primer año. “Generalmente presentan unas 80 empresas. Los muchachos se han ido capacitando durante su carrera para saber cómo gestionar cada uno de los puestos de la empresa que están creando”, detalla.
El tercero es la Maestría en Administración de Empresas, que la UAM ofrece en Managua con profesores del Tec. El cuarto es la posibilidad que tienen los alumnos de la UAM de sacar una materia en la ‘Universidad Virtual’ del Tec, sabiendo que será reconocida por la UAM, y finalmente, la posibilidad de enviar y recibir estudiantes de intercambio entre ambas casas de estudio.[/destacado]