9 de julio 2016
Nicaragua recibió casi US$1,200 millones en remesas familiares el año pasado, y más de US$5,300 millones en los últimos cinco años, según datos oficiales del Banco Central de Nicaragua. Pese a que se calcula que un tercio de los hogares depende del dinero que le envían sus familiares en el exterior, Nicaragua no tiene una política de atención a sus migrantes, ni de uso eficiente de esa masa de recursos que se diluye en la compra de alimentos, pago de estudios, consumo y poco más.
“Hay 600,000 nicaragüenses que viven en el exterior, y 450,000 de ellos envían dinero al país. La economía nicaragüense vive de las remesas” aseguró el politólogo Manuel Orozco, investigador del ‘Diálogo Interamericano’, un centro de pensamiento basado en Washington, al ser entrevistado para el programa ‘Esta Semana’, que se transmite por canal 12.
El experto recordó que el país vive del ingreso que envían los inmigrantes regularmente, “y con el transcurrir del tiempo, eso tiene un efecto sobre la tasa de crecimiento del país: si dejara de entrar un 10% de las remesas, reduciría la tasa de crecimiento en al menos medio por ciento, así que este tema tiene una posición muy importante. Lo que falta son políticas”.
Las cifras citadas antes muestran que las remesas son un pilar de la economía nicaragüense. Orozco explica que “Nicaragua funciona con base en dos factores económicos: la fuerza laboral y la exportación agrícola”.
“En lo laboral estamos hablando que existe un fuerte sector informal de la economía nicaragüense: tres cuartas partes de la fuerza laboral trabaja en la economía informal, en negocios unipersonales con ingresos menores a un salario mínimo, y después está un sector de la fuerza laboral que emigra”, detalló.
Esta última es la responsable de que el país haya recibido 1,193.4 millones de dólares en 2015, o sea, casi 100 millones de dólares en remesas al mes, cifra que ya fue superada en los primeros cinco meses del 2016, que acumulan 513.2 millones de dólares.
Los estudios muestran que los hogares que reciben remesas en Nicaragua tienen un nivel de dependencia del 60%. Eso significa que de cada dólar que reciben esos hogares, 60 centavos vienen de remesas. Siendo que el promedio de años que un hogar recibe remesas es de 7 años, puede concluirse que esos hogares tienen la capacidad teórica de acumular riqueza, aumentar sus ahorros, y hasta de invertir, lo que también sería beneficioso a nivel macro.
En todas las encuestas de medición de la pobreza, las remesas familiares aparecen como el factor individual que tiene mas incidencia en aumentar el consumo de los pobres y disminuir la pobreza.
Responsabilidad compartida
Orozco explicó que los hogares nicaragüenses que reciben remesas tienen una capacidad de ahorro de 600 a 800 dólares, lo que duplica la capacidad de ahorro promedio del resto de la población. El reto es que ese ahorro se haga efectivo, pero también, que se ‘formalice’, entrando al sistema financiero, donde se puede capitalizar a través del crédito al sector productivo.
“Esa es una estrategia muy importante: por un lado, la formalización del ahorro, y por el otro, la movilización del ahorro para el crédito. Hablamos que el 60% de los hogares que recibe remesas, tienen en promedio una capacidad de ahorro de 600 a 800 dólares, lo que representa cienes de millones de dólares que pueden ir al sector productivo”, detalló.
Para poder aprovechar ese flujo de recursos, corresponde “al gobierno y al sector privado liderar esas estrategias, pero también a las familias de migrantes. Es una responsabilidad compartida. El que recibe remesas necesita entender mejor cómo administrar su dinero y cómo capitalizarlo”, sentenció.
Orozco explica que el sector intermediador, (en referencia a la banca, las cooperativas, y las financieras), “tienen un rol de apalancar esas transferencias de dinero para capitalizarlas, y el gobierno tiene una responsabilidad de promover la equidad entre los hogares que reciben remesas. Al fin y al cabo, de hecho, estos hogares que reciben remesas dan una mayor contribución tributaria al país que los que no las reciben”.
La ventaja es que la tendencia del ingreso anual por remesas familiares se mantendrá estable porque seguirá creciendo la migración a los tres destinos predilectos de la inmensa masa de migrantes económicos que sale cada año del país.
“La tendencia migratoria de Nicaragua a Costa Rica, no está decayendo, ni tampoco la que sale hacia Estados Unidos. Más bien aumentó el volumen de migrantes hacia Europa -particularmente España- lo que es paradójico, porque esta migración ocurre a partir del 2009: justo en el momento de la crisis económica en Europa, los nicaragüenses empiezan a emigrar, y hay quizás 20,000 nicaragüenses viviendo en España”, detalló.
“Desafortunadamente, ni la Cancillería, ni la dirección de Migración han sido proactivas en cómo integrar, legitimar y validar la realidad de la mano de obra extranjera nicaragüense en el exterior”, concluyó el experto.