17 de octubre 2023
La decisión del Banco Central de Nicaragua (BCN), de reducir a cero el deslizamiento del córdoba con respecto al dólar estadounidense a partir del 1 de enero de 2024, generará “estabilidad cambiaria”, según el presidente del Consejo Directivo del Banco, Ovidio Reyes. El problema es que muchos agentes económicos no comparten todo su optimismo.
El 10 de agosto de 2023, Reyes declaró en el programa televisivo oficialista Estudio TN8 que al dejar la tasa de deslizamiento en 0%, se recurrirá a la “compra y venta de títulos valores, utilizar la tasa de interés y cualquier otro mecanismo que nos permita mantener la estabilidad de la moneda nacional”, fijando el tipo de cambio en 36.62 córdobas por dólar, lo que en teoría beneficia a todos.
“Depende de qué lado estás”, dijo a CONFIDENCIAL un importador que accedió a relatar su situación a condición de mantener el anonimato.
Los perjudicados con el tipo de cambio fijo del dólar
Pierden los receptores de remesas. Pierden los pensionados y pierden las empresas exportadoras. Gana el Estado, que tendrá que usar menos córdobas para honrar sus compromisos, al igual que los importadores, que necesitarán menos córdobas para adquirir dólares para pagar su mercadería.
Al explicar su situación, el importador admitió que él se beneficia como empresario, porque ya no tiene que pagar cada vez más córdobas para comprar la misma cantidad de dólares, pero se ve perjudicado como empleado, porque al tener su salario dolarizado, pierde capacidad de compra en la medida en que crece la inflación.
El administrador de una empresa que produce alimentos dijo que en ese “otro lado”, están los exportadores que perciben sus ingresos en dólares y al cordobizarse, obtenían una cantidad siempre creciente de moneda nacional gracias al deslizamiento monetario, ventaja que ya se había hecho cada vez menor, cuando el BCN decidió reducirla del 5% al 3%, luego al 2%; hasta fijarla en 1%.
“Estos empresarios pasaron de tener una ganancia cambiaria que era equivalente a la variación del tipo de cambio a lo largo del año, a una menor ganancia cambiaria que se reducirá a cero a partir de enero. Al comparar el ingreso pasado con el ingreso presente o con el ingreso futuro, experimentarán una disminución de sus ingresos, que les harán falta para cubrir sus costos y sus gastos”, señaló.
Gana… el Estado (y los importadores)
El análisis acerca de esa medida de un economista nicaragüense, al que CONFIDENCIAL tuvo acceso, detalla que los primeros afectados son los receptores de remesas familiares, que tendrán menos córdobas para adquirir bienes y servicios, mientras que la inflación persistente disminuirá su capacidad de consumo.
Otro grupo afectado (y más, porque tienen menor capacidad para generar soluciones alternas) son los pensionados. Citando datos del Anuario Estadístico 2021 del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), el economista afirma que en ese año en Nicaragua había 304 660 que recibían algún tipo de pensión.
“Al establecer un tipo de cambio fijo como resultado de la tasa de deslizamiento de cero por ciento, los montos de las pensiones serán fijas ya que no se aplicará el deslizamiento monetario y tendrán menor capacidad de consumo por efectos de la inflación. Por ejemplo, el año pasado las pensiones aumentaron en 1%, pero la inflación fue de 11.6%”, de donde resulta que tuvieron una pérdida de capacidad adquisitiva de 10.6 puntos porcentuales.
Añade que los exportadores también resultarán afectados, porque recibirán menos córdobas por los dólares que reciben por sus exportaciones, lo que les resta capacidad para los gastos en córdobas que realizan para financiar sus actividades.
El importador citado antes admitió que reducir la tasa de deslizamiento de la moneda hasta dejarla en cero por ciento le resulta bien, porque ya no tiene que usar más córdobas para comprar los dólares con los que pagan sus importaciones. Si la depreciación de la moneda le obligaba a incrementar sus precios hasta tres veces al año, ya no será así porque ya no habrá diferencia entre el precio de compra de un producto adquirido en enero u otro importado en noviembre, “al menos en términos de tasa cambiaria… y eso facilita bastante las cosas”.
Del otro lado de la balanza, el economista asegura que gana “el Estado, porque sus contrataciones y pagos se liquidarán con un tipo de cambio fijo de córdobas con respecto al dólar, lo que le puede permitir obtener economías de ahorro”, citando como ejemplo el pago de las pensiones.
Los importadores son el otro gran ganador, ya que “al establecerse un dólar barato por la tasa cero por ciento de deslizamiento, los bienes importados pueden disminuir de precio. Precisamente a este posible comportamiento de los precios de los bienes importados apuestan los responsables de la política monetaria para evitar que la inflación siga aumentando”, destacó.
El temor de que centralicen los dólares en Nicaragua
Las condiciones actuales de la economía nicaragüense mantienen en alerta a empresarios, economistas y administradores por igual, que perciben una lista de consecuencias potenciales de la decisión de reducir a cero la tasa de deslizamiento del córdoba.
Un empresario del sector comercial opina que esa decisión no responde a una intención de bajar la inflación, ni para hacer más estable la economía, sino porque el Fondo Monetario Internacional recomendó cordobizar la economía ya que al estar el 70% de los ahorros y las cuentas corrientes en dólares, supone un alto riesgo para el Gobierno en caso de crisis, siendo que “con solo tocar una tecla ese dinero puede salir de Nicaragua”.
“El primer paso ya lo dieron que es anclar a un tipo fijo de cambio. El segundo será poner todas las tarjetas de crédito en córdobas. Luego, que las remesas se paguen solo en córdobas, y después, que las tasas de interés bancarias sean mayores en córdobas que en dólares y al no haber deslizamiento, la gente va a cordobizar sus ahorros. Todo esto es posible por los cinco mil millones de dólares en remesas que se están recibiendo”, enfatizó.
El administrador de una empresa que produce alimentos dijo que otro efecto posible de esta medida, es que el Estado defina alguna especie de corralito, que permitiera quitar las divisas al exportador, liquidárselas en córdobas al cambio oficial, y luego venderle dólares a un precio mayor todavía. “Con suerte eso no ha ocurrido”, porque el país no tiene escasez de dólares, que ingresan a la economía en enormes cantidades gracias a las remesas.
“Desgraciadamente, el país paga un costo altísimo en centenares de miles de nicaragüenses -de ellos, mucha mano de obra joven, experimentada y calificada- se está perdiendo un capital humano que hace falta para lograr mayor productividad y mayor crecimiento económico”, advirtió.