1 de diciembre 2024
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Un acto pequeño y rutinario, como la entrega del anteproyecto de Ley de Presupuesto General de la República en la Primera Secretaría de la Asamblea Nacional, representó la oficialización de facto del presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, como el nuevo superministro de Economía de la dictadura.
Durante el período presidencial 2007 - 2011, Daniel Ortega confió a cuatro altos funcionarios el manejo de la economía nacional: el ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Guevara; el presidente del BCN, Antenor Rosales; el presidente de la Comisión de Producción, Economía y Presupuesto de la Asamblea Nacional, Wálmaro Gutiérrez, y el asesor presidencial para temas económicos, Bayardo Arce.
Muchos años y varios cambios después, Guevara y Rosales son nuevamente ciudadanos privados; Arce es un asesor sin funciones, y Gutiérrez conserva su parcela de poder, limitado al campo legislativo. Pero en ese mismo período surgió y se consolidó un nuevo “hombre fuerte”, Ovidio Reyes, reconocido como –y reconvertido en– el principal operador en materia económica con el que cuenta el régimen dinástico.
Entre 1995 y 2001, durante las administraciones de la presidenta Violeta Barrios y el presidente Arnoldo Alemán, Reyes se desempeñó como subgerente general de Estudios Económicos y jefe de Programación Monetaria del BCN. Entre 2004 y 2012, (parte de la Administración de Enrique Bolaños y la de Daniel Ortega), fue asesor económico del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Sirvió entre 2012 y 2013 como gerente general del BCN, hasta que en 2014 fue nombrado presidente del mismo, y formó parte del Consejo Directivo de la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras.
“Él contaba historias de cuando trabajaba con Arnoldo Alemán, porque él trabajó con todos los presidentes anteriores. Él es una persona muy pragmática que busca el poder sin importar color político ni nada, porque lo que quería era estar en las áreas de poder”, relató la economista Ligia Gómez, exfuncionaria del Banco Central, despedida después de las protestas de 2018.
Su estrategia para lograrlo fue demostrar que podían contar con él para todo, lo que implicaba que los técnicos del BCN debían estar disponibles —aún después de haber cumplido su jornada laboral obligatoria— para monitorear y tutorear a sus similares de entidades como Inatec, Inide, CNU, Ministerio de Educación, el Gabinete de Producción, y hasta el Mefcca.
Su estrategia era estar en todas las comisiones habidas y por haber… todo con tal de complacerla a “ella”, en referencia a la vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, explica la economista Gómez.
Reitera que “él hacía todo lo que ella le decía. Su meta era quedar bien con ella en todo. Su tarea era tratar de hacer todo lo que ella decía”, decidido a hacer lo que le convenga a él, como parte de una estrategia orientada a copar todos los espacios de poder que le fuera posible.
“Él hacía reuniones con los cafetaleros, los cebolleros, ¡lo que fuera!, para ver áreas de siembra, proyecciones de producción, etc. Eso no le tocaba a él como presidente del BCN, pero él se metía en todo lo que podía”, recuerda Gómez.
Ovidio Reyes, el hombre para todo
Como presidente del Consejo Directivo del Banco Central, Ovidio Reyes es el responsable de diseñar la política monetaria y cambiaria del país. El 29 de noviembre de 2024, Reyes anunció que a partir del 1 de enero de 2025 todos los pagos que se liquiden en Nicaragua a través de tarjetas de crédito, tarjetas de débito y cualquier otro tipo de tarjetas, físicas y electrónicas, aun cuando estén referidos en moneda extranjera, deberán ser efectuados en “córdoba”, la moneda nacional. La medida forma parte de la “desdolarización” o “recordobización” que promueve el Banco Central, que desde del 1 de enero de 2024 mantiene el tipo de cambio oficial inamovible en 36.6243 córdobas por dólar.
Pero, además de la política cambiaria, Ovidio Reyes ahora está a cargo de la política fiscal y mucho más.
La entrega del anteproyecto de Presupuesto y su posterior presentación ante el plenario de la Asamblea Nacional fueron solo la confirmación de que en 2024 Reyes es el zar de las finanzas del régimen Ortega Murillo. Aún así, las señales venían desde mucho tiempo atrás, en la medida en que Reyes fue desplazando al anterior hombre de confianza para temas económicos: el entonces ministro de Hacienda, Iván Acosta.
“En sus buenos tiempos, Acosta tenía mucha más conexión, mucho más poder que Ovidio, pero Ovidio fue absorbiendo las funciones de Acosta cuando este comenzó a desgastarse. El primer golpe que le dio Ovidio a Acosta fue apartarlo del Gabinete de Consumo, Producción y Comercio”, cita un exfuncionario que ha tenido acceso al manejo interno de la administración pública nicaragüense, y pidió mantener su identidad en reserva.
Al comenzar a desplazar a Acosta, Reyes estaba enviando un mensaje claro a Ortega y Murillo: “Pueden prescindir de Iván, porque yo puedo hacerme cargo de todo”, señala esta fuente. Y el itinerario de las actividades de Reyes así lo confirma.
“Presidente del BCN participa en Reunión de Primavera del Fondo Monetario Internacional”, informó la edición del oficialista El 19 Digital del 23 de abril de 2024. Días después se le incluyó en el recién creado Consejo Nacional Antilavado de Activos, y el 30 de julio se informó de su participación en el Consejo Monetario Centroamericano.
El 19 de octubre, Ovidio Reyes también pronunció el discurso principal del acto de apertura del Plan de Protección y Seguridad de la Cosecha Cafetalera del Ciclo Productivo 2024 - 2025. Cinco días después, apareció alabando “el incremento salarial del 4% y el aumento del salario mínimo del sector público… que se sustenta en el buen desempeño de las políticas fiscales, productivas, monetarias y sociales”, dijo.
Prueba de que el poder de Ovidio Reyes no se limita a representar al régimen en las instancias nacionales —y de que puede entrar y salir del país con una libertad de la que casi nadie goza dentro del régimen— es su participación en las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI), y del Banco Mundial (BM), a finales de octubre de 2024, así como en la reunión del Consejo Monetario Centroamericano, en la segunda semana de noviembre.
Su momento estelar más reciente ocurrió durante la XVII Cumbre Empresarial China - Latinoamérica y el Caribe en Nicaragua, donde hizo dupla con el delfín de la pareja presidencial, Laureano Ortega Murillo, al dirigirse a los asistentes, —y fue fotografiado— junto a él, el 18 de noviembre.
“No creo que sea sensato que la política económica de un sector o de un país, dependa de una sola persona”, opina el economista Juan Sebastián Chamorro, exviceministro de Hacienda. Su cuestionamiento no tiene que ver con las capacidades de Reyes para manejar la economía del país, sino la falta de pluralidad de visiones.
“En el gabinete económico en el cual yo trabajé, que fue el de don Enrique (Bolaños), había posiciones económicas dentro de los elementos generales de la disciplina fiscal, y balance. Había discusiones con Mario de Franco, Mario Alonso, Eduardo Montealegre... todos ellos personas altamente calificadas. La lógica indica que es mejor tener un equipo que depender de un solo técnico, con una sola visión y una sola opinión”, señala.
El zar de la economía
Ovidio Reyes tiene cerca de un año de ser el principal operador económico de la dictadura. Ese paso adelante ocurrió en el momento en el que se le ordenó intervenir el Ministerio de Hacienda a finales de 2023, aunque la salida y caída en desgracia de Iván Acosta no se conoció hasta junio de 2024. Poco antes se había ordenado el arresto del entonces tesorero general de la República, Juan José Montoya Pérez, a mediados de abril.
En todo ese proceso, “el mensaje que Ovidio mandó fue ‘yo me hago cargo de esto. Acosta no es indispensable’, porque ellos (Ortega y Murillo) no sabían si podían sacar a Acosta súbitamente y dejar a Ovidio ahí, sin tener certeza de que él podía manejar ese paquete. Fue hasta después que se convencieron, que decidieron dar el golpe a Iván”, relató.
Las fuentes consultadas consideran que la idoneidad de Ovidio Reyes se basa en al menos tres características: su capacidad técnica como economista, campo en el que se le reconoce alta competencia; su personalidad —en la que destacan su disciplina y subordinación para con la autoridad, complementada con arranques ocasionales de “prepotencia”—; y su lealtad a Ortega y Murillo, aunque solo fue un simpatizante de Frente Sandinista desde los años 80.
El titular del Banco Central, especializado en macroeconomía “es licenciado en Economía, de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua; especialista en Macroeconomía Aplicada, Programa PIMA, y Magíster en Economía con mención en Macroeconomía, ambos en la Pontificia Universidad Católica de Chile”, según información disponible en el sitio web del Banco. El texto añade que “completó estudios avanzados en economía, obteniendo un Máster of Arts in Economics en The Pennsylvania State University”.
Un tecnócrata afín al FMI
El exdiputado y economista Enrique Sáenz lo recuerda “como un funcionario del Ministerio de Hacienda que llegaba a la Comisión Económica de la Asamblea Nacional a presentar el presupuesto anual de la República”, y que mostraba siempre “una actitud seria, de disciplina para con la autoridad de la que dependía”.
Por su parte, Juan Sebastián Chamorro dice que Reyes destacaba por su capacidad para negociar con los representantes del Fondo Monetario Internacional, al punto que “pensé que eventualmente él se iría a trabajar con el Fondo. Tengo entendido que le habían hecho algún ofrecimiento, y creo que hubiera tenido un buen desempeño, porque tiene la capacidad”.
Su tesis es que Reyes nunca dio el sí al Fondo porque “tal vez pudo más cierta relación política con Ortega... cierta afinidad, pero él es una persona que bien hubiera podido hacer carrera en el FMI. Tenía la capacidad, el conocimiento y los contactos”.
Esa afinidad quedó en evidencia en la crisis desatada por las protestas de abril de 2018, según recordó la economista Ligia Gómez, quien fue despedida de su cargo en el BCN por órdenes de Reyes después de renunciar a ser la secretaria política del Consejo de Liderazgo Sandinista del BCN, y negarse a participar en la represión contra los estudiantes.
Gómez reveló el papel que desempeña Reyes como garante para que se cumplan las órdenes partidarias dentro de la institución, y cómo el presidente del BCN no solo justificó la represión, sino que también insistió para que el personal del Banco fuera parte de la maquinaria represiva con la que el Gobierno ahogó a la Rebelión de Abril de 2018.
A la postre, esa afinidad política con Ortega, fue la que le permitió terminar de convertirse en el superministro de Economía de la dictadura.
