23 de agosto 2018
La invasión de propiedades privadas ordenada desde el oficialismo, ha endurecido las dificultades que vive el sector de bienes raíces, cuya actividad está muy cercana al cero, desde que comenzó la crisis nacional en el mes de abril.
“Todo está paralizado porque no hay financiamiento, y porque persiste la zozobra en torno a lo que sucederá. La gente no sabe si tendrá trabajo dentro de algún tiempo”, detalló Rosario de Téfel, presidenta de la Cámara Nicaragüense de Corredores de Bienes Raíces (Canibir), al ser entrevistada en el segmento Cuentas Claras, del programa Esta Noche, que se transmite por Canal 12.
“La invasión de tierras ha frenado la inversión en fincas y terrenos grandes. La gente es muy cautelosa, y no quiere venir a invertir ahorita. Tenemos varios casos de personas que han detenido su inversión a causa de la inseguridad”, añadió.
El sector comenzó a tener problemas a partir del momento en que decayó el turismo, rubro con el que la actividad de bienes raíces está estrechamente ligado. “Es la fecha y no se ha normalizado, lo que afecta de manera directa a todos los corredores y agentes, porque no podemos hacer ningún tipo de operación”, explicó Rodri González, vicepresidente de Canibir.
“El turismo genera requerimientos. En toda la zona del Pacífico hay muchos desarrollos inmobiliarios de playa, para vacaciones, o de segunda casa para inversionistas que vienen a disfrutar su retiro. Todo lo que se mueve alrededor de eso es grande, y la demanda de servicios de casas, de hotelería, nos permite colocar no solo terrenos, sino también algunas edificaciones”, dijo González.
Para los corredores de bienes raíces, cada turista que llega al país es un cliente en potencia. “Así funciona esto. En este caso, nosotros somos los intermediarios que procuramos seguridad jurídica a la transacción que se efectúa entre el comprador y el vendedor”, añadió.
Antes de la crisis, el país registraba bastante afluencia de extranjeros -principalmente de la región centroamericana- incursionando en rubros como turismo, agricultura, invirtiendo en fincas, proyectos de construcción, edificación de casas, y la actividad de bienes raíces mostraba un desempeño que ahora parece muy lejano.
Esa actividad económica es una muestra más de lo fantasioso que es el discurso oficial, cuando pregona que todo está normal, y que el país transita poco a poco por esa senda.
“Si querés saber si nuestra actividad ya está ‘normal’, mirá el turismo, que es un parámetro que nos marca de forma directa: si el turismo sube, los bienes raíces suben. Si el turismo baja, los bienes raíces bajan. En realidad, estamos en una etapa de subsistencia. Lo poquito que logramos hacer es para cubrir lo básico, pero no te da para mantenerte con la solidez que requerimos como generadores de esta actividad”, detalló González.
Cuánto tiempo hará falta para recuperar esa ‘normalidad’, es bien difícil de saber, porque “es un proceso que costará bastante. Que haya confiabilidad jurídica y de seguridad en el país, costará un poco”, sentenció de Téfel.
González relató que un socio de la Cámara le comentó que varios estadounidenses abandonaron casas que tenían en el oriente del país, y se fueron por razones de seguridad, dejando sus casas desocupadas.
Para ellos, las opciones son vender, si ya no quiere regresar, (si encuentra un comprador en este momento), o dejar que la propiedad se deteriore si no regresa pronto para recuperar su inversión. Para cuando lo haga, la casa habrá perdido valor, y si quiere venderla, será difícil que encuentre un comprador local, y menos un extranjero que quiera venir ahorita, detalló González.
Venta y renta casi en cero
Como en otras actividades, la de bienes raíces también tiene sus especialidades. En este caso, Téfel y González graficaron lo que ocurre con el alquiler y venta de casas, de oficinas y de espacios comerciales, aunque en general el panorama es muy triste.
“Prácticamente desde que inició esta crisis, en abril, el movimiento de venta y renta de propiedades bajó a cero”, declaró González.
La señora de Téfel dijo que lo que más ha incidido en la venta de casas de habitación es la falta de crédito. “Cuando la gente compra una casa, paga una prima y el resto lo financia, pero los bancos están cautelosos en cuanto a la colocación. Se podría decir que estamos en cero, y eso nos afecta directamente porque la gente no tiene capacidad para comprar una casa al contado”, refirió.
También explicó que, aunque son más caros, los condominios cerrados resultan muy atractivos en un momento en que la seguridad se ha vuelto un bien muy escaso. “Aunque esa tendencia venía desde antes, los condominios generan mayor interés en la población”, ilustró.
Por su parte, González dijo que si bien no tienen estadísticas para saber si hay muchos propietarios que hayan perdido sus casas ante la imposibilidad de pagar sus préstamos, sí saben que los bancos han estado abiertos a reestructurar los créditos hipotecarios, y que eso le ha permitido a la gente alcanzar algún tipo de arreglo que le permita conservar sus casas.
“Sabemos que los bancos están ofreciendo algunas prórrogas y cambiando las condiciones, porque han escuchado la necesidad de la gente”, explicó.
La situación no es muy distinta en el terreno del alquiler de espacios comerciales, donde “se están dando unos movimientos que todavía no llegan a los niveles que teníamos cuando comenzó la crisis, pero sí algunas operaciones menores, porque muchas empresas pequeñas que tenían inmuebles en centros comerciales, o en locales adecuados para hacer negocios, cerraron, al quebrar por no poder sostenerse en esta crisis”, graficó González.
La perspectiva de ver esos inmuebles vacíos ha llevado a sus dueños a responder a esa nueva realidad bajando el valor del alquiler, atrayendo a algunos clientes interesados en rentarlos en esas condiciones, pero a un ritmo que en este momento ronda el 10% de lo que generaba el sector antes de esa fecha.
Ante la alta oferta (o la poca la demanda), los empresarios del sector se dieron cuenta que no tenían más opción que bajar el precio del alquiler, en especial considerando que “algo es mejor que nada, y que un local vacío genera costos de mantenimiento y pago de servicios básicos y seguridad”, recordó el vicepresidente de Canibir.
En la especialidad de espacios y edificios para oficinas -de los que había 25 en construcción antes del inicio de la crisis- la presidenta de Téfel explica que “las iniciativas están congeladas. La gente está viendo qué va a pasar en un futuro para decidir qué hará al respecto”.
Recuerda que “había bastante interés en dejar de usar las casas e irse a los edificios de oficinas”, donde hay mayor seguridad para el personal y los visitantes, y ambiente de negocios. “Esa es la tendencia mundial, que se estaba implantando en Nicaragua, aunque en este momento se ha detenido. Tendríamos que ver más adelante, porque ahorita la gente está a la expectativa”, insistió.