17 de octubre 2019
El momento para llegar a acuerdos políticos que salven la economía de Nicaragua fue ayer. La oportunidad para que las familias, las empresas y el mismo Gobierno escaparan de sufrir un daño seguro, ya quedó en el pasado. A partir de este momento, solo queda buscar un acuerdo que permita sentar las bases para un proceso de recuperación que se presenta lento, tedioso y sufrido.
Pese a la premura, a nuestra economía no le sirve cualquier acuerdo, tal como lo explica el economista Mario Arana, presidente de la Cámara Americana de Comercio de Nicaragua (AmCham), en esta entrevista con el programa Esta Noche, que se transmite en línea.
“Si Nicaragua quiere salvar su economía, tiene que llegar a una negociación política que permita darle un horizonte, una esperanza a este país, donde se tendrá que resolver de forma integral una serie de problemas sociales y políticos, para poder luego resolver los problemas económicos”, aseguró.
Los problemas sociales y políticos ya se conocen: al menos 328 muertos; cerca de un millar de presos políticos -y el doble de heridos- además de unos 80 000 exiliados.
Los problemas económicos también presentan cifras mareantes: retroceso de 3.8% del PIB, y de -6.2% en el caso del PIB per cápita en 2018; 173 000 afiliados menos al INSS, y unos 417 000 empleos destruidos o deteriorados por la crisis que siguió a la represión violenta de las protestas por parte del régimen.
El problema con todas esas malas noticias –que el Banco Mundial extiende en el tiempo, al decir que el crecimiento del PIB será de -5.0% en 2019- es que pueden ser peores, a tenor con los cálculos que dio a conocer el Fondo Monetario Internacional (FMI), que indican que la recesión durará hasta 2022.
“Ya estamos tardísimo ahora. Si seguimos postergando esto [la búsqueda de una solución al conflicto], las consecuencias serán impredecibles, en términos de lo que puede suceder para las empresas, o de la presión social que se estará acumulando. Recordemos que año con año entran 60 000 a 70 000 personas que el mercado formal ha venido absorbiendo, y ahorita se han desempleado más de 200 000. Hemos retrocedido cinco años”, graficó Arana.
Su opinión es que cuando las personas pierdan la esperanza se incrementará la migración, lo que implica “perder nuestro recurso humano, que es lo más valioso que tenemos”, lo que tiene “consecuencias muy problemáticas, desde el punto de vista social, económico, y no creo que sea sostenible, ni razonable, pretender llevar a Nicaragua por ese camino”.
Por ello “esperaría una reacción consecuente del Gobierno”, en la línea de “resolver esta crisis lo más pronto posible… cosa que pudo haber hecho desde hace meses atrás”.
La comisión de la OEA para Nicaragua
La reunión de cancilleres en que la Organización de Estados Americanos escuche el informe de la Comisión de Alto Nivel que tuvo que viajar a El Salvador para escuchar a las víctimas de la represión, después que Daniel Ortega vetó su entrada al país, puede ser percibida por el Gobierno como una amenaza, pero también como una oportunidad.
En todo caso, la gravedad de las consecuencias económicas de esa decisión política, estarán en dependencia de lo que resuelva el Consejo Político del organismo continental. “Una suspensión sería muy grave, porque significaría un impacto muy directo sobre los flujos de financiamiento, que todavía le quedan a Nicaragua, proveniente de los organismos multilaterales”, alertó Arana.
El presidente de AmCham admitió que no se sabe si se conseguirán los 24 votos que se requieren para suspender a un país del seno de la OEA, “porque es un tema muy sensible para todos los países, así que se habla de una potencial solución alternativa, donde el planteamiento sería que no se reconoce ninguna elección futura, mientras no se den reformas electorales de consenso en el país”.
De ser así “estaríamos ante una disyuntiva un tanto diferente, donde el Gobierno podría moverse hacia una salida negociada, por la vía electoral, y de esa manera amortiguar el impacto económico, que de otra forma sería muy problemático para la economía del país”.
Los supuestos del BCN para la economía de Nicaragua
Al interpretar los vaticinios del FMI, el entrevistado dice que “probablemente, el Fondo parte de un supuesto en el que aquí no cambian las cosas, y nos dice: ‘Ustedes no van para ningún lado desde el punto de vista económico. Van a retroceder’, porque esas tasas de crecimiento son absurdas. Recordemos que veníamos de crecer 5% y hasta 6% en los años anteriores”.
“Ese mensaje nos está diciendo: ‘Este es tu camino si no hacés nada, y lo que el gobierno debería estar haciendo es reaccionar ante ese escenario, para buscar una salida a la crisis que el país tiene. La pregunta es si irá a hacerlo”, cuestionó.
En referencia al triunfalismo que muestra el presidente del Banco Central cuando dice que la economía crecerá 1% a 2% en 2020, Arana recuerda que “el planteamiento del BCN es bastante condicionado”.
Lo que el Banco dice es que la economía de Nicaragua “podría crecer 1% o 2%, si se da el financiamiento, y si se dan los flujos de recursos externos. Son dos supuestos bien heroicos, porque el crédito ha estado bastante estancado, los bancos mantienen un nivel de liquidez bien alto, y lo hacen precisamente porque hay incertidumbre en el país, y temen que pueda haber otro choque externo”, en la forma de nuevas sanciones estadounidenses, canadienses, europeas o de la OEA.