3 de septiembre 2020
Los contribuyentes ya no tienen capacidad para soportar un nuevo aumento de la carga tributaria, por lo que el experto en derecho tributario, Julio Francisco Báez, dijo en el programa Esta Noche, que no descarta que la situación derive en un aumento de la evasión fiscal, y hasta en manifestaciones de desobediencia tributaria.
La crisis política que vive el país dejó en muy mala situación a las familias y a las empresas, dificultad que se vio agravada por la reforma tributaria del 2019, y a la que la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia de covid-19, llevó a un punto en el que no hay más allá.
“El límite del Gobierno para abrir espacios de recaudación, se acabó. En Nicaragua se acabaron los espacios fiscales desde antes de la reforma del año pasado. Los espacios de los contribuyentes para honrar sus compromisos, también están agotados”, señaló el experto.
Reiteró que, por una parte, los contribuyentes no pueden honrar sus compromisos fiscales cuando no tienen capacidad, mientras por otra resulta que el Gobierno no puede recaudar más, lo que genera “una situación peligrosísima”.
“Las empresas grandes, medianas y pequeñas, pero sobre todo las grandes y el gran capital, tendrán que actuar. No se puede estar pagando impuestos bajo quejas constantes, y como no se puede, inevitablemente, la evasión hará presencia”, advirtió.
“Esto quiere decir que se abren las puertas de potenciales evasiones. El Gobierno está abriendo las puertas del demonio de la desobediencia tributaria”, graficó el experto.
Mantener el gasto corriente, a la vez que se sacrificaba el gasto de capital, que es el que mueve la economía, “es querer tapar el sol con un dedo”. Los gastos que se realizan son para mantener la crisis, pero de manera superficial. “Están tratando de tapar un hoyo profundo, pero a punta de papeles, y eso no es sostenible, bajo ningún punto de vista”, advirtió.
Si bien reconoce que la decisión de miles de ciudadanos de quedarse en casa para prevenir el contagio de covid-19 frenó violentamente la actividad económica del país, Báez reconoce que el problema venía de un poco más atrás en el tiempo. Como mínimo, del 2018, y se agravó con la reforma tributaria del 2019.
Reforma tributaria: El tiro de gracia
“La reforma tributaria agravó una situación que ya venía pintando negativa. La pandemia la agudiza, pero desde 2019, la reforma tributaria sentó las bases para el descalabro”, añadió para preguntarse qué es lo que se reformó y qué es lo que cayó, concluyendo que “lo que cayó es precisamente lo que se reformó. No es solo un efecto negativo: ¡es que no funcionó la reforma! que agravó la situación de los ingresos fiscales” exclamó.
Describió cómo, desde el Poder Ejecutivo se amplió el cobro de los Impuestos Selectivos al Consumo, porque “esos aguantan, dijeron, así que afectaron cervezas, gaseosas… todo lo que es la industria fiscal. ¿Qué pasó? Las cervezas tuvieron un bajón de 58% en el segundo trimestre con respecto al primero”, mientras que “las gaseosas tuvieron un desempeño negativo de 43%”.
En el segundo trimestre, el ISC recaudó 14.6% menos que en el primero, y jamás se habían visto caídas tan estrepitosas. “Eso nunca había ocurrido”, aseguró, lo que se repite al comparar la recaudación global de los dos trimestres del 2020, que resultó en un bajón del 26%. “Nunca había ocurrido”, reiteró.
Además de golpear la industria fiscal, la reforma tributaria también afectó al cobro del Pago Mínimo Definitivo.
“El IR tiene de por sí el 48% de evasión anual, y el PMD, que estremeció a las empresas grandes, medianas y pequeñas, arroja un 36% menos”, detalló.
Explica que, “no es que mejor no hubieran hecho la reforma: es que pareciera que la hicieron para bajar los ingresos tributarios. Son unos datos que van más allá de simplemente decir que se cayó la recaudación, y que dicen: aquí está pasando algo grave, y esto está tocando los objetivos de la reforma: el IVA, la canasta básica, aquí lo están pagando, y los insumos a la producción”.
Nicaragua entera -no solo el Gobierno- está pagando las consecuencias de haber afectado de esa manera los cobros de IR y PMD, al que Báez insiste en considerar confiscatorio. “El error es del Gobierno, pero el país lo está sufriendo”, al punto que resultó en una caída de 26% en la recaudación global”.
“Se trata de la recaudación comparativa más seria, delicada, grave, que ha ocurrido en las últimas décadas en el país. Los comparativos lo dicen”, aseguró.
La otra crisis: la del INSS
El experto también habló del otro gran golpe es el que se dio a los cotizantes a la seguridad social, así como a sus pensionados.
“La reforma tributaria del 2019 se hizo poco antes de la reforma al INSS, que fue el remate –brutal- de un intento que se hizo por primera vez en abril 2018, y fue, en gran medida, la razón de la Sublevación de Abril”, rememoró.
“Eso mismo, corregido y aumentado en negativo, lo hizo el gobierno en 2019, cuando no solo aumentó los impuestos”, sino que elevó la tasa de cotización del empleador, que era de 19% y la subió al 22.5%, mientras que la cotización del trabajador pasó de 6.25% al 7%.
Pero no solo a los aportantes se les exigió hacer un sacrificio: también a los pensionados, que vieron mermados sus derechos adquiridos a lo largo de toda una vida laboral.
“Quien se jubiló el año pasado, tuvo una merma de entre 30% y 45% de sus pensiones. Si antes iba a recibir 10 000 córdobas de pensión, ahora, por un decreto del presidente Ortega solo recibirá 6000 córdobas. Fue un golpe que pasó aparentemente desapercibido, pero tuvo un impacto, y se está juntando con la crisis financiera”, advirtió.
Unas 970 000 personas cotizaron a la seguridad social en diciembre de 2017. Ese número se redujo en 158 000 en el año 2018, y bajó aún más, por causa del desempleo, para cerrar en unos 735 000 en 2020. “Al haber menos cotizantes, hay menos ingresos”, recitó Báez.
El experto observa cómo el aumento del desempleo, que se traduce en una disminución de las cotizaciones, hace que sea más apremiante que el Estado honre sus deudas con el INSS, pero las proyecciones indican que no podrá pagar este año.
“La situación de insolvencia del Gobierno, no le permite cubrir sus gastos presupuestarios, y honrar sus deudas con el INSS, que está en una situación grave. El INSS y las finanzas públicas están en una relación simbiótica, pero de muerte, más que de vida, y esto hay que analizarlo, porque la reforma tributaria conecta con la seguridad social”, concluyó.