22 de mayo 2016
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La industria tabacalera nicaragüense está preocupada por las nuevas regulaciones aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), admitió Juan Ignacio Martínez, presidente de la Cámara Nicaragüense de Tabacaleros (CNT).
“Lo que nos preocupa no es la regulación, sino la severidad y profundidad con la que fue propuesta. La mayoría de los cambios tienen que ver con reportes, informes, advertencias sanitarias y etiquetado; restricciones de acceso por parte de menores de 18 años; regulación de las advertencias en publicidad etc., elementos de regulación que son bastante básicos, y que entrarán en vigencia de manera escalonada a partir de agosto de este año”, explicó.
“La regulación contempla elementos que tienen el potencial de elevar nuestros costos, como son el pago de cuotas y costes de registro por empresas y por marcas. Sin embargo, la agencia no ha aclarado cuánto podrían representar esos costes, por lo que no estamos en capacidad de determinar su impacto. Estos potenciales costes son los que estaremos revisando más de cerca y en contra de los cuales estaremos pronunciándonos”, añadió.
La semana pasada, el Consejero Económico de la embajada de Estados Unidos, William Muntean, declaró que “después de revisar los comentarios del gobierno de Nicaragua, se decidió que no existe justificación para excluir los productos premium”. La razón principal es que, al final del día, “el tabaco representa serios riesgos para la salud pública, porque causa 480,000 muertes anuales” en ese país.
“Somos diferentes”
Martínez no niega que fumar cigarrillos y “puros hechos a máquina, o puros de mercado masivo”, tengan tan funestas consecuencias, pero recuerda que los suyos son “puros premium hechos totalmente a mano con hojas de tabaco natural”, los que, a juicio de la industria deberían ser categorizados como “un producto especial y diferente al resto de productos del tabaco debido a que se producen, se comercializan, se mercadean y se consumen de una manera completamente distinta al resto de productos del tabaco”.
Señala, en defensa del gremio nacional, que “nuestros puros usan hojas de tabaco natural enteras sin aditivos ni ingredientes no naturales al tabaco”, que se fabrican 100% a mano sin el uso de máquinas industriales, y se mercadean en medios y canales especializados de puros, y se comercializan en tiendas especializadas, siempre con restricciones para menores de edad.
Añade que “se consumen por placer, en ocasiones especiales, en celebraciones… con una frecuencia muchísimo menor al de todos los demás productos del tabaco”, y que “tienen un precio relativamente alto que limita la habilidad de menores para acceder a ellos”.
Aunque la industria defiende que el humo de los puros no se aspira, sino que se degusta en la boca y se expulsa, el Consejero Muntean recordó que el tabaco también puede producir cáncer en la boca, sin olvidar que el humo de segunda mano puede ser perjudicial para el ‘fumador pasivo’.
“La regulación está diseñada para abarcar la totalidad de los productos derivados de, o relacionados con el tabaco, que incluyen cigarrillos, tabaco de rolar, tabaco de mascar, tabaco para pipa, puros mecanizados, puros premium, cigarrillos, vaporizadores electrónicos, y cualquier otro producto relacionado que llegase a existir en el futuro”, refirió.
Martínez también se quejó porque “la regulación no distingue entre tipo de productos, a pesar que hace dos años abrieron la posibilidad a esta distinción. Nos incluye en un ‘paquete general’ y por tanto generaliza las restricciones y los impactos. Nosotros venimos abogando desde hace mucho tiempo para una distinción entre nuestros productos y el resto de productos de tabaco”, insistió.
