29 de agosto 2024
Un empresario del sector turístico dijo a CONFIDENCIAL que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés), les informó que saldrá temporalmente de Nicaragua, después que el pasado lunes 19 de agosto, el régimen encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo les impidiera seguir operando en el país.
La noticia sumió en la preocupación a los dueños de agencias de viaje, y dio inicio a nuevas consultas con las aerolíneas y entre ellos, pensando qué es lo que van a hacer, aunque “todo va a depender del capital de trabajo de cada empresa”, aseguró Alfredo Gutiérrez, antiguo líder gremial del sector turismo, que hoy se encuentra en el exilio.
“Lo más probable es que veamos cerrar a las agencias más pequeñas que no tengan capacidad financiera para hacer frente al nuevo esquema que surge en el escenario actual”, dijo una empresaria que tuvo que cerrar su negocio cuando ya no le fue posible seguir operando por razones económicas.
El lunes 19 de agosto, se publicó en el Diario Oficial La Gaceta, el acuerdo ministerial 38-2024-OSFL, por el que se prohibía la existencia legal de 1500 oenegés, entre ellas, la de IATA, con el resultado de que dejó de operar en Nicaragua su sistema de liquidación y facturación, conocido como BSP por sus siglas en inglés.
Al eliminar al IATA desaparece el BSP, porque ningún banco puede sostener una cuenta bancaria de un ente jurídico que haya sido clausurado. El BSP es clave para que las agencias de viaje puedan vender boletos y pagarlos a las aerolíneas con un desfase de un par de semanas, pero eliminar esa opción pone a las empresas contra las cuerdas.
El empresario citado antes explicó que algunas aerolíneas estaban haciendo la excepción de permitirles pagar con una tarjeta corporativa, o con la tarjeta del cliente, “pero ahora hasta eso quitaron. Ya no se puede comprar boletos así. Y después de esta notificación, las aerolíneas están quitando su inventario de boletos, porque IATA no tiene cómo cobrarnos para pagarles a ellos”, detalló.
Sin músculo financiero no habrá supervivencia
Si bien no solo de venta de boletos viven las agencias de viajes, la comisión que cobraban por esa función (una -cada vez más pequeña- a las aerolíneas, y otra al cliente en concepto de servicios), representaba un porcentaje importante de sus ingresos, y les permitía pagar salarios, impuestos, publicidad, alquileres, servicios básicos, etc.
Muchos de los clientes de las agencias de viaje, son lo que se denomina ‘clientes corporativos’, y pueden ser compañías transnacionales, empresas o instituciones del Estado, con los que se trabaja al crédito, dada la relación de confianza existente con una entidad que no va a desaparecer desconociendo la deuda.
Las agencias de viaje otorgan créditos -a veces, de varios miles de dólares- por 30, 60 o 90 días a esas cuentas corporativas, dependiendo del acuerdo al que hubieran llegado. En ese esquema, el período de gracia que ofrece el BSP es clave para apalancar el dinero, lo que les ayudaba a mantenerse a flote.
Al desaparecer ese mecanismo de compensación, y cerrarse las opciones que les ofrecieron las aerolíneas cuando se supo del cierre del IATA, las agencias tendrán que reinventarse y buscar cómo reducir gastos, para poder seguir operando, ante un nuevo esquema que “nos complica la existencia”, dijo el empresario.
Al trabajar sin el BSP, las agencias podrán reservar boletos y organizar itinerarios al pedido de sus clientes, aprovechando un espacio de atención que las aerolíneas ofrecen a las agencias, solo que al comprar ahí, o emitir el boleto e imprimirlo desde la pantalla de otro, pierden la comisión de 1%, “que es la comisión mínima de transacción por ley, en Nicaragua. Si no fuera por eso, no nos pagarían nada. Antes nos pagaban 5% a 6%, más proyección de venta y otros rubros, más el 1% de ley”, detalló el empresario.
Golpe económico para las agencias de viajes
Para conservar a los clientes corporativos, tendrían que tener una capacidad económica suficiente para poder financiar ese crédito, “y las agencias de viajes son empresas pequeñas, así que no creo que tengan esa capacidad, lo que probablemente los lleve a perder clientela. Solo podrán sobrevivir las que tengan mayor capacidad”, vaticinó la empresaria retirada.
Gutiérrez opina que podrán seguir operando las que tengan capital de trabajo para pagar inmediatamente los boletos a la línea aérea y esperar esos 30, 60 o 90 días hasta recuperar los montos de las ventas.
Al desaparecer la posibilidad de cobrar comisiones, las agencias tendrán que sobrevivir con el cobro de cargos por servicios, reservar boletos aéreos, habitaciones de hotel, renta de autos, cruceros o trenes, (y por cambiar esa reservación); vender y organizar paquetes turísticos, (lo que requiere pagar una licencia adicional al Intur) así como por asistencia de seguros de viaje, pero las alternativas para las demás no son nada halagüeñas.
“Si ya no tienen posibilidad de vender boletos, tocaría hacer lo que hicieron algunas agencias en los años 80 que vendían ropa, verduras, frutas, y varias otras cosas en su establecimiento, porque la transacción de boletos aéreos ya no les era rentable”, rememoró Gutiérrez.
Esa misma inquietud tiene el empresario que habló con CONFIDENCIAL: “Después de esto, me estoy preguntando qué voy a hacer. En eso ando, volviéndome loco. Voy a tener que irme a un garaje para ahorrar en gastos, bajar salarios... no sé... esto cambia todo. Toda la proyección va a cambiar, y la gente está nerviosa. ¿Tendré que comenzar a ofrecer fotocopias, vender leche materna y boletos?”, cuestionó.