6 de enero 2024
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Rosalina da por terminada una fase de su vida como cortadora de café. Pasadas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, sigue en su casa en el municipio de San Dionisio, Matagalpa; y afirma que su familia —desintegrada por la emigración de su pareja, Yáder— se ausentará de los cafetales de la finca a la que iba cada año, en El Tuma-La Dalia.
Yáder partió hace un poco más de dos meses buscando nuevas oportunidades y más ingresos. Ha trabajado por días en ciertas obras, pintando casas o arreglando cercas de jardines. Aunque ha enviado remesas, Rosalina piensa que podría comenzar un pequeño negocio para ayudar con los gastos. Sigue sin decidir. “Podría ser una venta de tortillas”, dice mientras sorbe un café que humea en el pocillo metálico.
En el corredor de la casa de madera, juegan los hijos de 9 y 11 años de Rosalina. “Cuando íbamos a cortar nos llevábamos a los chigüines, pero como él no está, entonces mejor nos quedamos”, dice la joven mujer.
La emigración a otros países, principalmente Costa Rica y Estados Unidos, es una de las causas de la falta de mano de obra en los cafetales, mientras la cosecha está entrando a la fase de máxima recolección, refiere un caficultor cooperativista en el departamento de Jinotega.
Solo en 2023, más de 115 000 nicaragüenses salieron del país, sumándose a más de 300 000 que se fueron en 2022, según datos recopilados por el especialista en temas migratorios y remesas e investigador de Diálogo Interamericano, Manuel Orozco, publicados por CONFIDENCIAL.
También, hay otros sectores económicos disputando la mano de obra. En el caso de Jinotega, los cortadores son atraídos por empleos más estables en las tabacaleras de Estelí. “Ganan menos que cortando café, pero en la tabacalera es permanente”, dice el cooperativista Jinotegano.
Mientras que Carlos, productor en Matagalpa, señala que la minería, incluyendo la güirisería o minería artesanal, ofrece mejor paga que en los cafetales.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo proyectó una producción de 3.8 millones de quintales de café para el ciclo 2023-2024 en Nicaragua. Jinotega y Matagalpa aportan cerca del 80% de la producción nacional de café arábica. El porcentaje restante de esa variedad es producido en Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Managua, Boaco y Carazo.
En estos días son más frecuentes los anuncios en redes sociales: “Se necesitan cortadores” en tal finca.
La oferta incluye el pago de 60 córdobas por cada lata de café cortado; “tres mejoras en la semana”, lo que significa que en la alimentación que proporciona la finca, tres veces habrá carnes. También ofrecen: boxeo, centros para el cuidado de niños y hasta fiestas.
Además, televisión por cable, energía eléctrica, señal de telefonía celular, transporte ida y regreso, comisariato, colchonetas y “buen corte y maduración”.
Rosalina dice que ese tipo de ofertas poco resolverían el problema de la mano de obra, porque “uno prefiere lo viejo conocido, porque va adonde lo han tratado bien y uno sabe que el pago no es malo y puntual”.
Por efectos climáticos, una floración irregular ha hecho que la maduración avance con lentitud en el departamento de Matagalpa, y en algunas fincas “ha habido un graniteo permanente y de tantas pasadas que van así, cortando graniteado, ya hay cafetos que dieron toda la cosecha. O sea, en esas fincas no hubo un pico de cosecha, entonces tampoco fue necesario tantos cortadores”, refiere Marcos, productor matagalpino.
En zonas de alturas intermedias, en El Tuma-La Dalia, que es el municipio con mayor producción cafetalera en Matagalpa, “la maduración va dándose tal vez en un 45 por ciento, no ha llovido y eso ha sido favorable, pero no hay mano de obra, entonces hay café cayéndose. En mi caso tal vez entre uno y tres por ciento se ha caído”, señala Luis, otro dueño de finca.
Carlos advierte que, sin lluvias, en algunos casos el sol está provocando que el grano sobre madure y se seque en los cafetos.
Mientras tanto, en Jinotega, hubo zonas con cuatro días seguidos de lluvia y ahora ha estado soleado, por eso la maduración está acelerando.
Cristian, un productor de San Sebastián de Yalí en Jinotega, considera que habrá una fase de máxima recolección a partir del 10 de enero próximo. Además de la falta de cortadores, le preocupa que hay empresas pagando el café por debajo del precio real.
El reciente cierre de operaciones de Cisa Exportadora en Nicaragua —parte de Mercon Coffee Group, que se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas, en Nueva York, Estados Unidos— está afectando la competitividad, considera Cristian, quien explica que “hoy (3 de enero) el café está para pagarse a seis mil pesos (córdobas), y apenas están pagando 4900 y lo más 5,000 pesos la carga”.
Una carga de café equivale a dos quintales de café pergamino oreado, por lo que el precio en esa condición es de hasta 2500 córdobas por quintal.
En su casa en San Dionisio, Rosalina ahora es ajena a esas problemáticas. Está enfocada en poner el negocio de tortillas y ayudar a su pareja emigrante con la compra de útiles escolares, uniformes y calzado para los niños que pronto irán a la escuela.
*Este texto se publicó originalmente en Mosaico CSI.
