20 de mayo 2021
El precio de la energía eléctrica en Nicaragua bajó en un 12.5% en febrero pasado, a pesar de eso sigue siendo cara, en comparación con otros países de la región. Peor aún, la calidad del servicio es deficiente y no se compara con sus costos, coinciden defensores de los consumidores y especialistas en temas energéticos consultados por CONFIDENCIAL.
La ingeniera Patricia Rodríguez consultora en temas energéticos, expresó que a través de una evaluación que realizó, logró determinar que prevalecen los “microcortes”, de electricidad a lo largo del territorio nacional, en diferentes momentos del mes.
La evaluación realizada por Rodríguez indicó que algunos de los sectores más afectados están en los circuitos energéticos de Carretera a Masaya, Las Brisas y Carretera Sur, donde hay interrupciones de energía de al menos cuatro veces cada mes. Los tiempos de estos cortes no son muy amplios, por ello, expresó Rodríguez, se les conoce como “microcortes”, que es diferente a apagones o interrupciones por mantenimiento.
“Aquí hay una normativa que te dice cuántas interrupciones pueden darse y la duración de esas interrupciones y eso no se cumple acá. ¿Y qué fue lo que hizo el Instituto Nicaragüense de Energía (INE) cuando en un momento dado la distribuidora no cumplía y le iba a aplicar multas? Le subió los indicadores. Le aumentó la cantidad de veces que podía interrumpir la energía y la duración”, dijo la especialista.
Ni la distribuidora de energía ni el ente regulador explican la razón por la que hay tantos cortes de energía desde hace varios meses. De hecho, la normativa de calidad de servicio oficial establece que si se exceden los cortes establecidos, los usuarios pueden recibir descuentos por ello.
“Se tolerarán un límite máximo en las variaciones de tensión, en la cantidad de cortes mayores de tres minutos de duración y en el tiempo total sin servicio. En cada suministro en que se excedan estos valores, la Empresa de Distribución deberá reconocer al Cliente afectado un crédito en la facturación del semestre inmediatamente posterior al registro, cuyo monto será proporcional a la energía suministrada en condiciones no satisfactorias (variaciones de tensión mayores a las admitidas), o a la energía no suministrada (frecuencia y duración de los cortes por encima de los admitidos)”, indica el documento que se encuentra en la página del INE y del Ministerio de Energía y Minas (MEM), en el título 2 numeral 4.
El INE también establece que si, pasados 180 días de aplicados los descuentos, la empresa distribuidora no ha corregido el problema, el ente regulador tiene potestad para incrementar dichos descuentos a favor de los clientes.
En el título 4 de la normativa, primer párrafo, el INE indica cómo se harán los cálculos de los descuentos para los clientes afectados por las interrupciones: “la continuidad del servicio se evaluará sobre la base de los siguientes indicadores: i) Frecuencia de las interrupciones, entendiendo como tal a la cantidad de veces en un periodo determinado que se interrumpe el suministro al Cliente, y ii) duración total de la interrupción, definido como el tiempo total que el Cliente ha quedado sin suministro en el período considerado”.
Faltan medidores de energía
Rubén Arriola, de la Consultoría de Gestor al Consumidor, explica que dentro del mal servicio que se le da a la población se está sumando, cada vez más, un problema que la empresa distribuidora ha acarreado desde antes del año 2018.
Según el defensor de los consumidores, a los nuevos clientes de la empresa no se le están instalando medidores para conocer el consumo real de la energía y, por el contrario, se les están haciendo valoraciones estimadas de cuánta energía usan en el mes.
“Este problema se ha acentuado con la pandemia y por la crisis sociopolítica del país. (Se da) cuando los nuevos usuarios de la empresa distribuidora de energía solicitan nuevos servicios. En un futuro no muy lejano, la empresa va a hacer más consumos estimados sin lectura y eso perjudica al consumidor final porque no se da cuenta de cuánto es su verdadero consumo”, dijo Arriola.
Ahora bien, como esos consumos estimados se realizan en función de un censo de carga, los resultados pueden variar para el usuario. El censo de carga es una estimación del uso de la energía basados en la evaluación de las placas de cada uno de los electrodomésticos que se encuentran en un hogar.
Arriola dice que, en ocasiones, esto puede favorecer al usuario porque podría establecer lecturas menores a las reales, pero desde su perspectiva, en la mayoría de los casos será perjudicial porque podrían estarle cobrando más a los usuarios sin que se dieran cuenta.
“Esto se da mucho en los asentamientos donde no hay redes de distribución de medidores bicuerpos y aún existen las redes antiguas donde te llegan a cortar con el alicate, esto significa que hay déficit por parte de la empresa y ese es un factor de pérdidas que se está dando con la empresa distribuidora, ahora en manos del Estado”, explicó el especialista en temas de los consumidores.