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Eliminación del deslizamiento del córdoba beneficia más al Estado que a la población

El Estado gana porque ya no tendrá que pagar mantenimiento de valor del córdoba, afectando a los ciudadanos que reciben remesas

dólares

El régimen decidió congelar la tasa de deslizamiento del córdoba con respecto al dólar de Estados Unidos a partir de enero de 2024. Foto: Confidencial | Archivo.

Iván Olivares

10 de agosto 2023

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La decisión del Banco Central de Nicaragua (BCN), de congelar la tasa de deslizamiento del córdoba con respecto al dólar de Estados Unidos, fijará la tasa en 36 córdobas con 0.6243 centavos por dólar, a partir del 1 de enero de 2024. Con esta medida, el Estado logrará ahorros millonarios, mientras la población perderá el último margen de centavos con los que –si tenía dólares– enfrentaba el incremento de precios, según advierten economistas consultados por CONFIDENCIAL.

El Estado ahorrará al no tener que seguir pagando el deslizamiento del valor en sus contratos y obligaciones con la sociedad, abaratará ligeramente las importaciones, y las exportaciones perderán ligeramente su valor. Sin embargo, los nicaragüenses receptores de remesas –que sumaron 2215 millones de dólares entre enero y junio de 2023– recibirán un poco menos en córdobas por cada dólar

Es la cuarta vez que el BCN interviene para reducir la tasa de deslizamiento del córdoba que estaba cifrada en 5% anual, hasta 2019, cuando la disminuyó al 3%. Luego la bajó al 2% en diciembre de 2020, y al 1% en  febrero de 2023.

Nuevamente, el Banco Central argumentó que “la reducción del deslizamiento contribuirá al fortalecimiento de la moneda nacional y a compensar los efectos de la elevada inflación internacional en la economía nacional, para favorecer de esta manera el poder adquisitivo de la población”.


Pero la medida parece favorecer más al Gobierno y al Estado, siendo que ya no tendrá que incluir en los contratos públicos –y pagar– la cláusula de mantenimiento de valor, “y más bien se gana lo que la moneda se deprecia”, explicó el economista Juan Sebastián Chamorro.

Recordó que el Estado de Nicaragua –igual que el resto de actores económicos del país– rige sus transacciones con base en el deslizamiento de la moneda. Sea que se trate del alquiler de una vivienda, o del pago de las letras y los bonos que emiten las instituciones del Estado. Pero a partir de 2024, al bajar la tasa de deslizamiento a cero, ya no tiene que reconocer el mantenimiento de valor con relación al dólar, porque el valor del dólar seguirá inalterable.

Eso incluye las pensiones, el ajuste de los salarios, los bonos, las tasas de interés, así como todos los instrumentos financieros, que ya no están amarrados al dólar, “y básicamente será una enorme ganancia para el Estado de Nicaragua, en plata que ya no va a tener que pagar”, añadió.

No todos ganan

Por el contrario, la población no tendrá la misma suerte, siendo que la tasa de deslizamiento del córdoba permite disminuir ligeramente el peso de la inflación en la vida diaria, porque el dinero extra que se recibe al cambiar dólares por córdobas, permite disminuir en la misma cantidad, el aumento mensual en el costo de los alimentos.

Explicado con números: un ciudadano que cambió cien dólares el primero de enero de 2023, recibió –según la tasa de cambio oficial– 3623 córdobas con 33 centavos. Pero esos mismos cien dólares, cambiados el 31 de diciembre de 2023, serían 3662 córdobas con 43 centavos. Esa diferencia de 1.08% –por muy pequeña que sea– contrarrestaba, en ese mismo monto, el aumento de la inflación anual. A partir del 1 de enero de 2024, no ocurrirá más.

Al ahondar en el tema, el economista Enrique Sáenz se pregunta qué pasará con los pensionados, considerando que “las remesas se cambiarán a una tasa fija en córdobas, mientras la inflación irá a su propio ritmo”. Además, recuerda que quedó demostrado que las disminuciones previas en la tasa de deslizamiento no impidieron que Nicaragua registre una inflación más alta que el resto de Centroamérica.

El director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, Manuel Orozco, señala que la inflación en Nicaragua ha crecido más que en las otras naciones del istmo. “Las razones son mixtas y tienen que ver con la baja productividad que encarece las importaciones ante la menor capacidad de generar riqueza”.

Un economista que pidió no ser identificado para evitar represalias del régimen, reconoció que el fin último de esta medida es “reducir la tasa de inflación, la que persiste y no hay manera de atajarla”.

Al respecto, advierte que la economía transita por una senda de riesgos importantes, la mayoría estructurales, productivos, redistributivos, sociales y de crecimiento, con reducidas o carencias de herramientas para revertir esta tendencia en el futuro, en donde la inflación, la migración, el costo del dinero, y el aumento de la población inactiva, son algunos de los factores que inducen a que la economía crezca débilmente.

En ese contexto, observa que las medidas adoptadas son monetaristas, destacando la decisión de la autoridad monetaria, de “establecer un tipo de cambio fijo, en aras de amortiguar un ‘aterrizaje suave’ de la economía en 2024. La medida de anclar el tipo de cambio es apenas un elemento, y sólo contribuye débilmente hacia el objetivo que se propone el BCN”, argumentó.

Orozco tiene la impresión inicial de que esta decisión no es más que “un control modesto de precaución monetaria ante la creciente inflación, y el efecto de las remesas sobre el tipo de cambio”, que genera una apreciación del córdoba en 0.2% más o menos, porque la cantidad de dólares en la economía (en gran parte, producto del aumento de las remesas), tendería a bajar el valor del córdoba y hacer las importaciones más caras de lo que son frente a la inflación global.

Mantener tipo de cambio fijo, o devaluar

Un economista radicado en el extranjero, que pidió mantener su nombre en reserva, considera que “el problema de no dejar flotar el córdoba, es cómo afrontar shocks externos que se traducen en cambios de precios de lo que exporta e importa el país. Las remesas ayudan a eso grandemente, y por eso es negocio expulsar mano de obra al vecindario”, detalló.

Juan Sebastián Chamorro también identifica ese problema, al recordar que el tipo de cambio fijo es arbitrario, y se define a un monto específico, que, en este caso, será de 36.6243 córdobas por un dólar. “El Gobierno se compromete a mantener ese número por un tiempo determinado, aunque no está obligado a hacerlo, y esa es precisamente la incertidumbre que puede generar”, explicó.

Claramente, el problema es que las condiciones cambien y haya un problema de afluencia de divisas a la economía nicaragüense, porque en este caso, el Gobierno podría tener dificultades para sostener ese tipo de cambio fijo y tendría que devaluar, tal como le sucedió a Somoza en abril de 1979, cuando pasó del siete por uno, (que se había mantenido inalterable por más de 32 años) al diez por uno, “porque la economía ya resentía los embates de la guerra, de la insurrección, y la disminución de las reservas durante el último año de Somoza”, recordó.

El establecimiento de este tipo de cambio fijo, si bien trae cierta estabilidad porque promete ser una regla clara que fija el valor del dólar estadounidense, tiene el problema de ser “una cifra arbitraria que los Estados, los Gobiernos, los bancos centrales, se ven obligados a mantener mientras puedan sostenerlo, y si no lo sostienen, tienen que devaluar”, reiteró.

Chamorro dice que en este momento no encuentra condiciones para pensar en una devaluación, porque las reservas internacionales están en un nivel muy alto, gracias al crecimiento en la recepción de remesas “pero eso no significa que en un futuro pueda haber cambios en la situación financiera, monetaria, que puedan llevar a esa opción”, advirtió.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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