26 de enero 2016
Rosa Emilia González, con lista en mano, llega a esculcar entre cientos de libros apilados en el mercado Roberto Huembes. Sabe que ahí encontrará más baratos los textos que le pidieron en el colegio, ahora que está cerca la hora de volver a clases. “Es favorable y más como está la situación económica en estos momentos. Así ayudamos a nuestros padres”, dice esta estudiante de noveno grado. Ella llegó a comprar los libros nuevos, pero a lugares como este también se puede ir a vender o cambiar libros usados.
Un ingenioso Don Quijote de la Mancha se puede cambiar por Sherlock Holmes y El Principito. La fortuna de su trueque dependerá mucho de sus habilidades de negociación, del estado físico del libro y de si los comerciantes consideran o no, que la obra que les ofrece es una joya.
“Vienen a comprar sobre todo libros de segunda y el libro nuevo también se vende, pero se vende digamos un 50 por ciento”, asegura Marvin Abarca, propietario de Librería Aura, ubicada en el Huembes.
Mercedes Cerda, propietaria de la Librería Jeremías, explica que primero ve “qué editorial es, qué edición es, si está actual y así yo lo compro”. “Los nuevos tienen un precio y también les hacemos descuentos, los usados, son menos del total del nuevo y también hacemos el cambio del 2x1. Un libro usado sale de 100 córdobas, 150, lo más caro de los usados son 200 córdobas, porque hay libros que valen 500 nuevos y aquí los halla en 200 usado”, cuenta.
En estos días los clientes entran y salen por la zona de los libros. Unos negocian. Otros mueven y remueven decenas de obras o enumeran en voz alta los títulos que necesitan para que los vendedores los rastreen, a pura memoria, entre las pilas y filas de libros.
“En otros lugares solo he cotizado, aquí he venido a comprar más barato”, asegura Juan Cuadra. Él llegó a buscar más de diez textos nuevos para su hijo.
Reina Valle llega todos los años. “siempre vengo a comprar aquí. Es más accesible y encuentro todo”, dice.
Estos puestos se han extendido por este y otros mercados. Es un negocio que florece en la temporada escolar. “Gracias a Dios tenemos todos los libros que piden los colegios, ese es el objetivo, vender y la lista que traiga el cliente, tenerla toda”, recalca Cerda.
Marvin Abarca, de Librería Aura, espera en esta época “ganar unos 50 mil córdobas por lo menos. Tenemos también que pagar, pagamos al mercado, pagamos luz, agua, empleados, entonces va bajando un poquito las utilidades”, afirma.
Mercedes Cerda, por su parte, considera que es momento de pensar como empresarios. A partir de este año en este negocio familiar ofrecen a sus clientes la opción de pagar con tarjetas de crédito. Han considerado incluso abrir otros locales. “Uuuh, ya tenemos más de 15 años de estar aquí, desde que empezó mi papá”, asevera Cerda.
Aquí llegan tanto de escuelas públicas como de colegios privados.
—¿Siempre viene a comprar libros aquí?
—Sí, siempre. Todos los años. Los del colegio privado son bien caros, entonces tengo que venir a buscarlos— comenta Patricia Monge, madre de familia.
—¿Usted trae a vender libros o solamente los compra?
—Traigo a vender y vengo a comprar
—¿Y cuánto se ahorra? Más de 500 pesos.
Auge del comercio formal
En la librería Hispamer, de Managua, la temporada escolar empieza a planificarse con meses de anticipación.
“Nosotros comenzamos en junio del año anterior porque tenemos que recorrer todos y cada uno de los colegios y escuelas del país, para presentar todas las alternativas educativas”, explica Jesús de Santiago, director de Hispamer.
En este almacén se modifican los espacios para privilegiar el área escolar. En esta época agregan a su personal al menos a 50 trabajadores extras, que localizan entre más de 25 títulos, aquellos que piden los clientes. No sólo libros en físico, sino también virtuales. De estos últimos, principalmente Best Sellers.
“Más o menos las visitas por día pueden ser tres o cuatro mil personas y en el mes alrededor de 100 mil”, calcula De Santiago. Para Hispamer en porcentaje de ventas “puede suponer del 50, 45 por ciento de toda la actividad económica anual (…) Para nosotros es una cantidad muy importante estos tres primeros meses en el presupuesto anual”, afirma.
En Nicaragua, el inicio del año lectivo que arrancará el 8 de febrero, es la tercer actividad de mayor dinamismo económico en el año, precedida sólo por Navidad y Semana Santa. Este año la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua, CCSN, estima que se logren recaudar del comercio formal exclusivamente, al menos 75 millones de dólares.
“Son aproximadamente unos 30 comercios afiliados a la Cámara que son los que están metidos en la parte del utillaje escolar”, detalla el presidente de la CCSN, Rosendo Mayorga. Según él, no se tiene un cálculo exacto de cuántos productos nicaragüenses se mueven en esta temporada que debería sobrepasar en más de 10 millones de dólares lo recaudado en el año 2015. “Pero sí sabemos de que hay una gran presencia de lo que es la parte de calzado que es nicaragüense y en lo que respecta a uniformes también”, aclara Mayora, quien considera que en el país se debe “hacer un esfuerzo para ver cómo atraemos” a los comerciantes informales a “a la formalidad”.
¿Cuánto se gasta?
El uniforme de un niño de preescolar puede costar entre 500 o 700 córdobas como mínimo, el de un estudiante de secundaria con más de 800, esto dependerá, aseguran algunos comerciantes, de la calidad de los productos que compre.
“Hay pantalones de varios precios, está el gabardina que le sale a 180, está el Clasetex que le sale a 160, el Sinkatex sale a 220 y el de adulto le sale a 270, está la camisa Miller que le sale a 120, de la Asatex que le sale a 90 (…) La falda viene entre 140, 160, 180, 200, 220, dependiendo de las tallas”, aclara Pablo Ortíz, comerciante del Mercado Oriental.
Allí, el presupuesto que algunas familias barajan para uniformar a un hijo, es a veces el mismo de otras con por lo menos tres niños a los que deben vestir para ir a clases.
“Como son tres niños gasté tres mil pesos, porque les compré mochilas, cuadernos, lapiceros, los uniforme, ahí los acomodé a como pude”, dice Scarleth Ruíz.
Karla Navarrete apartó los mismos mil córdobas, pero solo para su hija. “Porque tengo que comprar zapatos, uniforme, todo”, asegura.
Para Germán Ruíz “todo es más difícil ahora porque no hay trabajo”. Él también llevó tres mil córdobas al Oriental para llevarse todo lo que su hija necesita.
Faustina Sandino, en cambio, debe hacer las compras en partes. En estos días llegó a comprar sólo para uno de sus tres hijos. “Tengo que recoger como cuatro mil pesos para gastarlo en los tres ellos”, cuenta.
Junieth Miranda desde hace seis años tiene un tramo en este mercado. Entre las decenas de vestidos de tonos vibrantes colgados en su tramo, hay un par de camisas blancas salpicadas en el espacio multicolor.
Miranda ha tenido que atender a familias que salen sin poder comprar los uniformes. “Me da pesar ver que vienen tal vez vienen niños, cuatro, la pareja: la mamá, el papá, los cuatro niños y quieren ajustar todo y se ponen a sacar cuentas y no les ajusta”, lamenta.
Esto, pese a que algunos padres recogen el dinero desde el año anterior. “Se hace duro, pues usted sabe que tiene que agarrar lo de la comida y apartar el dinero. Yo trabajé en el Instituto de Deporte y cada año iba recogiendo mis centavitos para poder comprarle los uniformes a mis hijos”, cuenta Scarleth Ruíz.
Para ahorrar se hace de todo: Usar los uniformes del año pasado, teñirlos, remendar los zapatos antiguos o coser los nuevos para que duren más.
César Hernández lo sabe. Este zapatero, con una gruesa aguja, se encarga de reparar o reforzar el calzado que madres y padres de familia le llevan. “Generalmente la gente empieza a traer los zapatos del colegio ya cuando van a entrar a clases los niños o después que entran, porque compran zapatos baratos y los vienen a reparar”, dice.
En cuanto a lapiceros, cuadernos y mochilas, la calidad del producto también define el precio. Aquellos con un presupuesto flaco podrán buscar cuadernos cosidos. “El más favorable el precio anda en 20 córdobas y tenemos cosidos grandes que andan en 23 y 25; en cuanto a los de espirales el cuaderno más favorable es marca conquistador y ese vale 130 la docena”, explica Damarys Sevilla, propietaria de una librería en el Mercado Oriental.
Para recuperarse
Hasta el 21 de enero de 2016, la cifra oficial del Ministerio de Educación mostraba que en el país hay millón 406,330 estudiantes matriculados para el año lectivo que arrancará el 08 de febrero. Los comerciantes esperan que estos mismos alimenten una temporada en la que han invertido dinero prestado o reciclado de las ventas navideñas.
“Estamos esperando la temporada para recuperarnos, porque honestamente diciembre no fue lo que esperábamos los comerciantes”, insiste Junieth Miranda.
Para el comercio formal, la realidad fue otra, asegura el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua, Rosendo Mayorga. “Las ventas fueron excelentes, lo que es noviembre y diciembre. Noviembre fue un éxito, un incremento de prácticamente un 20 por ciento más en ventas con respecto a noviembre del 2014. Diciembre no tuvo un incremento del 20 por ciento, pero sí anduvo en un 15 por ciento más en incremento en ventas”, comenta.
Mientras tanto, en los mercados, los comerciantes apuestan por la llegada de los clientes.
“Ahorita están los policías resguardando desde las seis de la mañana hasta las siete de la noche, están ahorita cuidando”, recalca la comerciante Gloria Castellón.
Damaris Sevilla, por su parte, espera “que todas las personas tengan esa capacidad de venir a comprar los útiles, porque hay padres que se han quedado sin trabajo, hemos oído testimonios de eso, y sobre todo esperamos que lo que tengan les ajuste y que los niños no se queden sin estudiar”.
Las bajas ventas se explican, cree Junieth Miranda, por el incremento de la oferta. “Siempre se vende, pero ahora hay bastante competencia, ahora en Walmart hay uniformes baratos de todos los precios”, recalca.
Para ella, de seis diciembres que lleva en el Mercado Oriental, el del 2015 fue el peor. Mucha inversión y pocas ventas. Sus ganancias de Navidad las trasformó en uniformes escolares. Si en esta época sus ingresos son mínimos ya tiene listo un plan: ha comenzado a pensar en otras opciones de trabajo, montar otro negocio, quizá, pero hasta marzo sabrá cuánto dinero recuperó. En ese momento tomará una decisión.