14 de abril 2023
El incremento de la migración proveniente de Nicaragua -que en su mayoría prefiere Estados Unidos y Costa Rica- se inscribe dentro de un fenómeno migratorio mayor, en el que unos cuatro millones de latinoamericanos cambiaron su país de residencia en 2022, según el estudio “Migración Internacional de América Latina y el Caribe: en números”, elaborado por Manuel Orozco, director del Programa de Migración y Remesas del Diálogo Interamericano.
Los migrantes provenientes de América Latina eran 33 millones en 2015, número que aumentó a -al menos- 43 millones en 2022. Ese número creció en cuatro millones, entre 2020 y 2022.
El año pasado, el flujo de remesas que enviaron al país los nicaragüenses que se encuentran en el extranjero, ascendió a 3224.9 millones de dólares, lo que supera en 50.2%, al monto recibido en 2021, que fue de USD 2146.9 millones, según datos oficiales publicados por el Banco Central de Nicaragua (BCN).
Eso representó el 21% del producto interno bruto (PIB) nicaragüense, aunque en la región hay al menos otros cuatro países con mejor o igual desempeño: Honduras, que recibió el equivalente al 29% de su PIB; El Salvador (27%), Jamaica (26%), y Guatemala, con 21%. Todos ellos tienen un PIB mayor que el de Nicaragua, lo que significa que los montos recibidos son mayores.
Se calcula que hay unos 1.1 millones de nicaragüenses viviendo en el exterior, y que unos 295 000 de ellos salieron del país a partir de 2018, lo que explica que los flujos de remesas crecieran más del doble, si se le compara con los 1390.8 millones recibidos en 2017, en el año previo al estallido de la Rebelión de Abril, que fue lo que aceleró el éxodo de nicaragüenses.
Los datos analizados por Orozco muestran que se equivocan quienes creen que a Nicaragua le conviene seguir expulsando ciudadanos para que envíen más remesas, como parece ser el cálculo de la dictadura, toda vez que “con el tiempo, el crecimiento de la migración se ralentiza cuando la diáspora es más del 20% de su población: 1% de aumento de migrantes en relación con su población patria, disminuye el crecimiento [de las remesas enviadas] en 2.7%”.
Represión, esperanza y pobreza
Al caracterizar por qué emigran los centroamericanos, el estudio reseña que los motivos de los nicas son de tipo económico y aspiracional, así como aquellos ligados a las condiciones políticas, con una intención que está conectada directamente con el fortalecimiento de la dictadura.
Al verlo de manera más específica, y enumerar las razones que impulsan a los nicaragüenses a emigrar, señala que “hay cuatro factores generales que lo explican”, siendo el primero, percibir que las condiciones económicas serán peores, y que el país va en la dirección equivocada.
El segundo es creer que Ortega tendrá más apoyo; saber que las elecciones fueron ilegítimas, y que “uno no puede confiar en la gente” después las elecciones. El tercero, tener un ingreso familiar inferior a USD500; (de hecho, menor a 20 000 córdobas), así como otros factores, que incluyen ser menor de 35 años y vivir en Managua.
Eso a su vez, se enmarca en razones más generales por las que la gente emigra, comenzando por aquellas que están ligadas a la economía, como el desempleo, de manera particular en las economías informales, que llevan a estas personas a percibir ingresos por debajo del equivalente a 400 dólares mensuales.
Hay también razones sociales, ligadas a una visión pesimista del presente y el futuro; otras a las que denomina ‘transnacionales’, como cuando el ciudadano tiene parientes en el extranjero; recibe remesas, o busca acceso al mercado del conocimiento, sin descartar las de tipo político: desconfía en el sistema; percibe alta concentración de poder, sufre amenazas e intimidación. Finalmente, se enumeran las de tipo ambiental, donde incluye temblores, huracanes, sequías, inundaciones, pandemias, etc.
Todo ello deriva en que las nacionalidades con mayor flujo migratorio, sean aquellas provenientes de países políticamente más inestables o represivos, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, asevera el documento.
La migración seguirá
Siendo la migración un fenómeno que -aún con altibajos- solo parece perpetuarse en el tiempo, el informe admite que “es probable que la migración continúe, pero no por encima del 7% de crecimiento anual como en los últimos tres años” y cómo, independientemente de la causa, “la movilidad laboral está integrando a América Latina y el Caribe a la economía global”.
Orozco explica que “la continuidad de la movilidad humana demuestra la presencia de una tendencia, condición que permite tomar en cuenta herramientas críticamente importantes para el apalancamiento o aprovechamiento de la migración”, en referencia a que no hay que desaprovechar los efectos de la migración sobre lo económico, social y político, sino que hay que aprovecharlo.
Con todo, señala que para implementar con éxito soluciones para el problema que significa el creciente número de migrantes hacia Estados Unidos y otros países dentro de América Latina y el Caribe, se requerirá de “intervenciones que pueden tener un alcance tanto regional como enfoque país por país”.
También se señala el agravante que representa el hecho que la región está liderada por algunos “socios y jugadores que no cooperan”, en referencia a regímenes que antagonizan con Estados Unidos.
Algunas de las soluciones propuestas, incluyen proveer asistencia humanitaria; definir e implementar una estrategia de desarrollo y democratización para los países emisores; realizar esfuerzos de regularización e inclusión de migrantes, así como otras estrategias transnacionales.