6 de febrero 2018
Una serie de pequeños detalles muestra la importancia dada a la elección de los seis nuevos directores de la Cámara Americana de Comercio de Nicaragua (AmCham), la noche del 30 de enero pasado.
Afluencia masiva. Normalmente, la elección de directores (siempre seis; siempre una vez al año), se realizaba en la sala de conferencias de la sede de AmCham, un salón donde se puede acomodar una cincuentena de personas.
Cuando la convocatoria era mayor, los demás se agolpaban incómodos en los pasillos del edificio, entrando a votar por turnos, hasta culminar el proceso.
Todo fue distinto la noche del martes, cuando se decidió alquilar el salón grande del Club Terraza, en el que primeramente se acomodaron 150 sillas, a las que se añadieron 100 más en la medida en que iban llegando los votantes.
En parte, la alta convocatoria se logró no solo por la mayor presencia del proceso electoral en los medios de comunicación, sino por una suerte de pulso entre los dos grupos que pugnaron por controlar la Cámara, los que se dieron a la tarea de convocar a las empresas de su entorno, tanto por medio de llamadas como de mensajes en las redes sociales.
Seis horas de Asamblea. El proceso nunca había terminado tan tarde. Una vez más, lo normal es que concluyera alrededor de las nueve de la noche, luego de elegir la nueva tanda de directores, más el fiscal, y que los doce eligieran a la junta directiva de entre ellos.
Esta vez, la alta afluencia de votantes alargó el proceso, que se extendió hasta después de las diez de la noche. Cuando los doce directores regresaron y presentaron la composición de la junta directiva, encabezada por María Nelly Rivas, cerca de una centena de asistentes aún seguía en el salón. El anuncio se celebró con aplausos.
El resultado de la elección era tan importante, que la embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu, y su consejero económico, William Muntean, se quedaron hasta el final del proceso, por lo que se perdieron el ‘Estado de la Unión’, que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, leyó esa misma noche.
El doble de postulantes. El número de candidatos también fue inusual: doce, lo que extendió el conteo más de lo usual, en especial siendo que cada uno de los 231 votantes tenía derecho a sufragar por seis candidatos.
En comparación, durante las elecciones del año pasado, solo hubo seis candidatos para los seis puestos, por lo que todos ‘ganaron’ de forma automática, al no existir la posibilidad de que alguien perdiera.
La foto. Mientras esperaban la salida de los doce para que presentaran a la nueva junta directiva, el personal de la Cámara colocó siete sillas en la tarima, (ocho, al enterarse que la embajadora Dogu seguía en el edificio) para tomar la foto oficial.
Al final, los doce obviaron el protocolo, por pura inercia, y acomodaron a las cuatro directoras junto con la embajadora, (el vicepresidente Braccio también alcanzó en la imagen) en una foto que pretendía demostrar el poder que han alcanzado las mujeres dentro de la Cámara.
Aunque la embajadora reconoce la importancia de que las mujeres conquisten nuevos espacios, en privado ella mostró su desacuerdo con la ruptura del protocolo, por considerar que más que una imagen de género, la foto debía mostrar a la nueva junta directiva, que es quien dirige la Cámara.
¡Adiós, Bosco! Por primera vez en siete años, Bosco Noguera no forma parte de la directiva de AmCham. Elegido por primera vez en 2012 (tercer lugar, con 58 votos), el abogado repitió en 2014 (tercer lugar, 61 votos) y 2016 (empatado en primer lugar, con 76 votos). En esta elección, a pesar de obtener más votos que nunca (99), Noguera se vio relegado al noveno lugar, ante la avalancha de votantes y candidatos.
Un empresario presente en la sala dijo a CONFIDENCIAL que la salida de Noguera facilitaría el trabajo de la Directiva, “al eliminar a la persona que hacía que fuera más difícil llegar a acuerdos”, pero una fuente de la Cámara defendió el trabajo Noguera, asegurando que “es una pieza valiosa para esta Cámara”.
Las omisiones del discurso. El informe del presidente saliente, Álvaro Rodríguez, estaba redactado con mucha antelación. Tanta, que dio tiempo a imprimirlo en la revista que se reparte a los asistentes a la Asamblea.
Por eso fue más que notorio que Rodríguez omitiera leer las partes en las que se elogiaba el trabajo efectuado por Bosco Noguera al frente del Comité de Emprendedurismo; y de Yalí Molina Palacios, reelegido vicepresidente de Aaccla, o de Avil Ramírez, elegido vicepresidente ejecutivo de la misma organización.
La omisión fue tan notoria, que el Dr. Yalí Molina, expresidente de AmCham, debió corregir en público al presidente saliente, para hacer justicia, al menos a Noguera, ante los aplausos de los asistentes.