18 de febrero 2016
El sector de la construcción confía en que este año se abran tantos proyectos, como para creer que crecerán 16% a 17%, lo que es optimista, si se considera que crecieron 18% en el 2015. Solo hay una piedra que les incomoda en el zapato: la competencia desleal de muchas empresas del ramo.
“Hay muchas empresas que no pagan el salario mínimo, ni cumplen los beneficios que el convenio colectivo otorga a los trabajadores, ni inscriben a la gente en el INSS”, admitió Rodrigo Pereira, Presidente de la Cámara Nicaragüense de la Construcción (CNC), al ser entrevistado en el segmento ‘Cuentas Claras’, del programa de televisión ‘Esta Noche’, que se transmite por Canal 12.
“No se puede tener desarrollo y crecimiento si no hay ordenamiento, y lo digo porque el nuestro es uno de los sectores con mayor informalidad. Cerramos el 2015 con 29,000 trabajadores afiliados a la seguridad social, pese a que hay más de 140,000 trabajadores en el sector de la construcción”, detalló.
Explicó que han invitado a las pequeñas y medianas empresas del sector a que se acerquen a la Cámara, lo que incluso les ayudaría a obtener nuevos trabajos, por ejemplo, cuando asumen un proyecto en consorcio, y se puede sub contratar a otras empresas, sin embargo, las pequeñas se quejan porque el salario mínimo que paga el sector construcción es el más alto de todos los salarios mínimos que se pagan en el país.
Explica que “esto ya no es solo un tema social y económico, sino también de seguridad, porque la gente informal, cuando está haciendo este tipo de obras, lo primero que hace es ahorrar sacrificando calidad, y eso significa que no hacen las cosas tal como deben ser”.
Pereira dijo que, dado que la Cámara no puede resolver este problema por sí sola, “hicimos una carta, junto con los sindicatos, y la enviamos al Mitrab y otras instancias del gobierno. Prometieron que trabajaríamos juntos para buscarle una salida a este tema, pero hasta el momento no hemos tenido ninguna respuesta positiva”.
“Tenemos que trabajar, tanto el Ejecutivo, como el Mitrab y los sindicatos, para eliminar ese cáncer”, insistió. Mientras tanto, la Cámara aprovechará la Feria de la Construcción que realizarán en julio, para realizar un foro en el que aborden ese tema, y buscar soluciones.
Feria de proyectos
Aunque el canal interoceánico y la represa Tumarín son dos pasteles que las empresas de la construcción quisieran poder saborear, el sector no basa sus esperanzas de crecimiento en ninguna de esas dos obras. Aunque se mantienen a la expectativa de que al final sí se ejecuten, Pereira invitó a “desarrollarnos con lo que ya tenemos en el país”, en referencia a varios proyectos de inversión pública y privada.
Cuentan para eso, en primer lugar, con una cartera de proyectos auspiciados por el Banco Mundial, el BID y el BCIE, que están financiando proyectos de infraestructura en agua potable, construcción de carreteras de concreto y de adoquines.
Por parte del sector público, cuentan con que en 2016 arranque el grueso de proyectos que debe ejecutar la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), que dispone de US$600 millones, para obras de agua potable y saneamiento por todo el país.
Destaca en eso el paquete de US$150 millones aportados por Corea para invertirlos en Juigalpa, además de otros fondos aportados por el BCIE, (la mayor parte), así como el Fondo de Conversión de Deuda de España.
Pereira dijo que Chinandega, Santo Tomás, Malpaisillo y Acoyapa ya están licitados y en ejecución. Firmados y con contrato, por US$80 millones. También, que se espera que en los próximos días saquen a licitación proyectos en Cárdenas y Bluefields, más uno de US$42 millones en Bilwi.
El constructor dijo que el crecimiento de 16% a 17% que se espera para el 2016, se sustenta en “que hay muchos programas nuevos, como la carretera de concreto que conectará Naciones Unidas con Bluefields, financiada por el BM y BID, y creemos que estará lista en dos años”.
En total, esperan que se ejecuten C$20,000 millones del Plan de Inversión Pública para 2016, de los que C$9,000 millones provienen del Tesoro de la República; C$3,750 los aportó el BCIE; otros C$2,500 los puso el BID, más C$800 del BM, y otras partidas del Banco Europeo de Inversiones (BEI); la cooperación alemana (KFW), Japón, y otras inversiones privadas.