31 de agosto 2017
Es la hora del Big Data: una herramienta para interpretar los datos ante la gigantesca cantidad de información que genera internet: 150 millones de correos electrónicos; 20.8 millones de mensajes de WhatsApp; 2.8 millones de visionados en YouTube y Netflix; 2.4 millones de consultas en Google, y centenares de miles de mensajes en Facebook, Twitter o Instagram, transitan la Red cada minuto, y si para el usuario común no pasan de ser correo basura, fotos de una comida o un ‘me gusta’, todo ese tráfico es una mina de oro para quienes saben buscar.
Hasta hace muy poco tiempo, el tráfico en la red era un problema a vencer (cuando se saturaba), o un visitante a atraer (para quien tiene algo que anunciar), hasta que los técnicos comenzaron a ver que aislando la señal, había mucho que aprender de todo ese ‘ruido’.
“El análisis de grandes cantidades de datos permite construir modelos sobre los gustos, preferencias, necesidades, opiniones y comportamiento de las personas, tanto a nivel individual como agregado”, explica Alejandro Maldonado, subdirector de Business Inteligence, de Telefónica Centroamérica.
En su estadio actual de desarrollo, el trabajo de quienes han aprendido a organizar e interpretar los datos permite generar información útil para ayudar al proceso de toma de decisión de las instituciones públicas y privadas, partiendo de las decisiones de navegación y de los ‘clicks’ de millones de usuarios en la red, garantizando el anonimato global.
En el caso de las entidades del sector público, esa herramienta permite orientar sus actuaciones ante catástrofes naturales, combatir la expansión de epidemias, mejorar el control del delito, aumentar la productividad agrícola, optimizar los diagnósticos médicos, hacer más efectivas las rutas de buses, enfrentar el congestionamiento vehicular, y capturar la información de los turistas para saber qué hacen, adónde van, qué lugares visitan, etc.
Si este nuevo uso de la tecnología sirve para hacer que los gobiernos sean más eficientes, resulta aún más útil para el sector privado, que puede obtener mucho valor de los datos almacenados en una cinta, o un disco duro de respaldo.
“Saber los horarios, los días y las frecuencias con que compran los clientes, permite ofrecer promociones dirigidas a determinados tipos de clientes. El Big Data permite tomar decisiones más rápidas, objetivas y con mayor rentabilidad, porque están basadas en datos, no en corazonadas, ni en subjetividades”, detalló el experto.
Millones en línea
Siendo una empresa centrada en las telecomunicaciones y el acceso a Internet, Telefónica sabe que la información que generan los celulares es muy útil para hacer lo que se denomina ‘consultorías de movilidad urbana’, que permiten saber de dónde a dónde se mueve la gente, o dónde se concentra en una ciudad, municipio o país, lo que sirve para tomar decisiones basadas en datos.
Y Telefónica cuenta con los datos anónimos y agregados de 15 millones de clientes, solo en Centroamérica. Maldonado explica que el análisis de estos datos sirve para sustituir los tradicionales estudios de mercado que requieren las empresas.
El experto detalló que los actuales estudios de mercado se hacen de forma manual, (con una libreta, un contador, un sensor, etc.) para saber cuántas personas pasan frente a un punto específico. Otra desventaja es que se basan en muestras de unos cuantos miles de personas, cuyos datos se extrapolan a una población.
Finalmente, dependen de las respuestas que las personas quieran dar a una encuesta, y “son caros”. Por el contrario, los estudios realizados a través de Big Data, de análisis y de algoritmos, “son más objetivos, más exactos, más amplios, y pueden cubrir un lapso de tiempo de 365 días, las 24 horas del día”.
Gracias a eso, pueden ayudar a los bancos a hacer un uso eficiente de sus cajeros automáticos. “Los bancos ya saben cuáles son los cajeros más rentables, pero no saben por qué, y con el Big Data, podemos decirles todo el tiempo qué ocurre alrededor de ese cajero”, aseguró.
También es útil para una empresa de comercio al detalle que quiere abrir una nueva sucursal, almacén o punto de atención, y necesita saber dónde está el flujo de personas, y hasta para saber dónde colocar las vallas publicitarias.
Maldonado explicó que los precios de sus servicios se calculan en función del proyecto a manejar, y pueden ser mensuales, o un solo paquete.
Gracias a la ingente cantidad de datos que maneja la empresa de telecomunicaciones e Internet, están en capacidad de agregar a los datos de sus clientes, “una ‘capa exterior’, con datos nuestros -que no tienen ni Google ni Facebook- para darles información más precisa”, refirió.
Queremos saber el todo, no el quien
Esta semana, Movistar lanzó en Nicaragua ‘Smart Steps’, su servicio de Big Data que presta a través de su marca LUCA, y de los 150 científicos de datos, que pasaron a formar parte de su plantilla cuando compró la empresa Synergic Partners en 2015.
Alejandro Maldonado hizo énfasis en que los datos se manejan de manera anónima, “conforme a los estándares europeos, que son más estrictos que los estadounidenses”, de modo que el análisis de los datos permita saber qué es lo que hizo la masa en su conjunto, pero no el individuo en particular.
Explicó que cuando firman un contrato con una empresa, en las cláusulas de confidencialidad, les piden que ‘despersonalicen’ todos los datos, porque “para hacer un modelo analítico o predictivo, no me interesa saber quién es la persona: necesito estudiar el comportamiento de la masa”, no del individuo.
“Primero pasamos por un proceso de ‘anonimización’ de los datos”, para poder elaborar los estudios del comportamiento global de grandes masas de población en movimiento.
Con el Big Data también se pueden manejar los ‘datos no estructurados’ que son los que se obtienen de las redes sociales, que permiten “hacer estudios de sentimientos, de tendencias en tiempo real, y mostrar qué está pasando en las redes sociales”, técnicas que se han mostrado especialmente eficaces en la planificación de las campañas electorales, como la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
A quienes se preocupan por que la huella que dejan en la red pueda emplearse en su contra, Maldonado recuerda que cada vez que alguien abre una cuenta en Facebook o en Twitter, da click a un botón en el que acepta las cláusulas de esas empresas, una de las cuales dice básicamente que “tu información me pertenece”, por lo que recomienda “revisar las políticas de privacidad en las redes sociales”, antes de darse de alta en esa red.
De todos modos, insiste en que eso no debería preocupar a los clientes de la empresa, ni a los internautas en general, porque en el Big Data “lo que se analiza es la información pública para obtener patrones generales: no queremos llegar a la persona individual, sino entender el modelo de los perfiles que se están generando en las redes”, enfatizó.