7 de agosto 2024
A pesar del clima de extorsión económica impuesto por el Gobierno contra el sector privado, estos son buenos tiempos para la banca privada en Nicaragua. Estadísticas de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca) muestran que, al cierre de agosto de 2023, los bancos que operaban en el país tuvieron una rentabilidad de 3.3%, mientras los del resto de la región (incluyendo República Dominicana), promediaron 1.8%.
Aunque los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), incluidos en su Informe Anual 2023 indican que esa cifra se moderó hasta cerrar diciembre en 2.1%, ello no impidió que ese año, las utilidades fueran de 6463.8 millones de córdobas (algo más de 175 millones de dólares), lo que supera en 30% las ganancias por 4971.5 millones de córdobas conseguidas en 2022.
La consecuencia de que los banqueros puedan amasar tales ganancias, es que las empresas y los ciudadanos pagan altas tasas de interés por el dinero que toman prestado de las instituciones financieras, sea en forma de tarjetas de crédito, préstamos para invertir en un negocio, reparar una vivienda, u otras necesidades.
No se trata de que los bancos nicaragüenses hayan ganado más dinero que sus pares de la región, que operan en economías mucho más grandes y más dinámicas, sino de entender cómo es que bancos tan pequeños, operando en la economía más pequeña del istmo, pudieron generar -porcentualmente hablando- ganancias mayores que las de los demás.
Rentabilidad bancaria en Nicaragua
“El comportamiento de las tasas de rentabilidad en Nicaragua es desproporcionado en comparación con sus pares de Centroamérica”, asegura el economista Enrique Sáenz, quien llama la atención al hecho de que “entre 2022 y 2023, la tasa de rentabilidad de los bancos subió en 30%. ¿En cuánto ajustaron el salario en la zona franca o el salario mínimo? ¿Qué actor económico obtuvo un incremento en su rentabilidad del 30% el año pasado?”, comparó.
Desde el exilio, un abogado con experiencia en materia de Finanzas, señaló a las altas tasas que el sistema permite cobrar en Nicaragua, como la razón principal por la que los banqueros nicas ganan, porcentualmente hablando, más que los del resto de Centroamérica.
Los gráficos del Secmca que reflejan la rentabilidad de los bancos de Centroamérica y República Dominicana entre 2010 y 2023, muestran que al inicio del período, las tasas de la banca nicaragüense estaban en 1.0%, y solo superaban a las de El Salvador, que exhibía un 0.5%, mientras el resto de la región oscilaba entre el 1.2% tico, y el 2.3% dominicano.
De las tasas más bajas a las más altas de la región
“Nicaragua tenía prácticamente las más bajas de Centroamérica. Sin embargo, en un comportamiento inusitado, se elevan en flecha prácticamente en un año, de tal manera que, no solo dejan de estar en el último lugar, sino que superan el promedio, y ya antes de 2014 hay una diferencia amplísima con relación a la más alta de Centroamérica y por supuesto, con relación al promedio regional… lo que se traduce en millones de dólares”, destaca Sáenz.
Como hombre de números, asegura que “un incremento tan súbito no se puede explicar por las leyes del mercado, porque también hubiera afectado a los otros esquemas bancarios de Centroamérica. Este incremento solo se puede explicar por la introducción de políticas económicas, financieras y bancarias deliberadas desde el poder”.
Sáenz hace referencia específica a dos hechos de política económica: por un lado, al diferencial entre las tasas activas (la que cobran por otorgar préstamos) y las pasivas (la que pagan a los ahorrantes), y por el otro, a las altas tasas de interés que paga el Estado, por la deuda que emite en forma de letras o bonos.
El Informe Anual 2023 del BCN, señala que “la tasa de interés activa implícita anualizada fue de 11.9% (11.5% en 2022) y la tasa de interés pasiva implícita de 1.5% (1.4% en 2022)”, de donde resulta un margen financiero implícito anualizado de 10.4% para este año, lo que es aún más alto que el 10.1% observado en 2022.
“En Nicaragua, como en el resto de Centroamérica, las tasas pasivas son muy bajas, pero las activas, a diferencia de Centroamérica, son muy altas, así que el margen es sumamente alto. Tienen la misma tasa pasiva a nivel centroamericano, 2%, 3%, 1.5%, pero la tasa activa que cobran es muy alta, porque involucran el factor riesgo”, explica el abogado, señalando que para las instituciones bancarias, “prestar en Nicaragua es muy riesgoso”, y eso se refleja en la tasa activa.
La consecuencia es que tanto prestatarios como empresarios “son víctimas del sistema financiero”, en opinión de Sáenz, señalando como víctimas a usuarios de tarjetas de crédito, créditos personales, hipotecarios, etc., de un sistema que castiga “a maestros o contadores que usan tarjetas de crédito; a profesionales que piden créditos hipotecarios, o a empresarios de todo tamaño”.
Papeles caros
La otra gran fuente de rentabilidad de los bancos de Nicaragua son las inversiones. Tanto las que se hacen en compra de deuda pública, como en una planta lechera o una procesadora de café. El problema es que el BCN no hace diferencia entre las inversiones bursátiles y las inversiones productivas.
Lo que sí se sabe es que tanto el Ministerio de Hacienda como el Banco Central han tenido que aumentar las tasas de interés que pagan por los títulos que ambos emiten, para encontrar quién se los compre. De ahí resulta que “los agentes económicos, principalmente bancos, usan su liquidez para comprar títulos emitidos por instituciones públicas”, lo que genera mayor rentabilidad que en el resto del istmo, explica el economista.
El Informe Anual 2023 del BCN, muestra que el Banco Central paga una tasa de interés de 12.1%, a quien le compre sus títulos en córdobas a un año de plazo, premio que se reduce al 11.4% si es a nueve meses, y a 10.5% si es a seis meses. Eso aumenta el costo de un préstamo otorgado a un ciudadano que quiere comprar una casa o invertir en ganadería, pues tendrá que pagarle al banco privado más de lo que le paga el BCN, si quiere tener acceso a ese crédito.
Esos números no son resultado de la dinámica del mercado, “sino de políticas deliberadas del Gobierno, a través del Banco Central… para robustecer el sistema financiero, eufemismo que usan para elevar los márgenes de utilidad de los bancos”.
Con base en su experiencia como exempleado de un banco, el abogado asegura que Daniel Ortega favorece a los banqueros, porque “estos le han vendido la idea que necesitan ganar mucho dinero para poder pagar la deuda externa privada”. Durante el mandato de Ortega, los bancos habrían recibido préstamos externos por unos 4000 millones de dólares a muy bajo costo, con el aval del Gobierno, explica.
Sáenz insiste en que “si estuviéramos hablando de economía de mercado -siendo que la nuestra es la más pobre- lo natural sería que la rentabilidad de los bancos nicas estuviera en los rangos menores, porque “si pagás el salario mínimo más bajo de Centroamérica, y tenés la economía más rezagada de Centroamérica, ¿cómo explicas que los bancos obtengan las más altas tasas de rentabilidad? Eso solo se explica por la intervención del poder político”, reiteró.