8 de junio 2022
El Banco Mundial (BM), presentó este martes el informe Perspectivas Económicas Mundiales, en el que disminuye su pronóstico de crecimiento para Nicaragua en 2022 y 2023, en un contexto en el que introducía cambios en sus previsiones para toda la región, advirtiendo del riesgo de estanflación que amenaza a varias economías.
El término alude a una situación en la que las economías se estancan mientras crece la inflación, lo que se traduce en un aumento del desempleo y la pobreza, incluso entre quienes conservan sus puestos de trabajo, porque pierden poder adquisitivo. En el caso de Nicaragua, el Banco Mundial ahora prevé que el producto interno bruto (PIB), crecerá 2.9% y 2.3% en 2022 y 2023, lo que es menor en 0.1 y 0.2 puntos porcentuales, con respecto a su previsión de enero pasado, en que lo establecía en 3.0% y 2.5%.
De manera similar, esta semana, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), rebajó su previsión de crecimiento para Nicaragua, desde el 3.0% que calculaba al comenzar el año, hasta el 2.5% que señala ahora. La razón principal para ese cambio, es la invasión rusa contra Ucrania.
En el caso de América Latina, el Banco rebajó sus expectativas de crecimiento para la región, desde el 2.6% y 2.7% que preveía a principios de año, versus el 2.5% y 1.9% que anuncia ahora, también por los efectos que las decisiones militares del Kremlin contra Kiev, generan sobre la economía global.
“La guerra en Ucrania está teniendo efectos considerables en la región a través del alza de precios de los productos básicos, y el debilitamiento del crecimiento mundial. Los ingresos de exportación y la situación fiscal de algunos países exportadores de productos básicos regionales se están beneficiando, pero los efectos económicos positivos se ven contrarrestados por el aumento de los precios al consumidor, una confianza más débil y el aumento de las tasas de interés”, señala el organismo multilateral.
Inflación sigue subiendo
En el segundo elemento de su advertencia (o sea, la inflación), los expertos del Banco señalan que esta “ha aumentado muy por encima de las metas de los bancos centrales en muchos países de América Latina y el Caribe, y ha ejercido presión financiera sobre los hogares. Las medidas generales para enfrentar la inflación, así como los precios de los alimentos y los combustibles, se han acelerado rápidamente”.
En el caso de Nicaragua, la inflación de 4.05% acumulada al mes de abril, (la interanual ya suma 9.95%), que detalla el Banco Central de Nicaragua (BCN), se manifiesta en un aumento de los precios de alimentos como arroz, frijoles, maíz, azúcar y aceite a granel, que son indispensables en la dieta de los segmentos con menor poder adquisitivo.
Del mismo modo, y aunque algunas semanas el precio de los combustibles esté congelado, el aumento en los costos de producción, así como de los precios de algunos productos en el mercado mundial, también amenazan la seguridad alimentaria de muchas familias.
“Los precios de las principales exportaciones de América Latina y el Caribe serán sustancialmente más altos en 2022”, dice el Banco, coincidiendo con la previsión del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae). Los beneficios para el crecimiento se verán “limitados por una respuesta lenta de la producción de algunos productos básicos, y por el aumento de los costos de los insumos, incluidos la energía y los fertilizantes”, añade.
Al hacer un resumen de los riesgos, el BM menciona “los efectos indirectos… debido a la atenuación del crecimiento mundial, una mayor inseguridad alimentaria y malestar social, una inflación superior a la prevista y tensiones financieras constantes. Un crecimiento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales de América Latina y el Caribe debilitaría aún más las perspectivas regionales”.
También se advierte que “la escasez global de fertilizantes vinculada a la guerra de Ucrania podría exacerbar el aumento de los precios de los alimentos, lo que provocaría malestar social. La inflación podría permanecer muy por encima de las metas”, lo que haría necesario aplicar un más rápido endurecimiento de las políticas monetarias.