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Secuestros y destierros de obispos y sacerdotes son un signo de debilidad de la dictadura, asegura el cura jesuita, José María Tojeira.
El destierro ordenado por Daniel Ortega y Rosario Murillo de dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas, en un intento por calmar el “desprestigio” y la “crítica” internacional por el encarcelamiento de los sacerdotes en Nicaragua, valora el sacerdote jesuita José María Tojeira, vocero de la Compañía de Jesús para el tema de Nicaragua.
En esta entrevista, asegura que "es evidente que sí ha habido algunas conversaciones, pero yo creo que de buena fe (de parte del Vaticano). De parte del sandinismo son conversaciones de mala fe, para aliviar un poco el desprestigio internacional y la crítica creciente por un encarcelamiento injusto”.
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