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El sacerdote jesuita se refiere al "daño" que ha provocado el cierre y confiscación ilegal de la Universidad Centroamericana, UCA.
Se cumplió un año de la confiscación ilegal de la prestigiosa Universidad Centroamericana UCA, por parte de la dictadura de Daniel Ortega.
El régimen no solo se robó la infraestructura del moderno centro de estudios jesuita, sino también un invaluable acervo cultural histórico de Nicaragua y Centroamérica.
El robo afectó a más de 5000 estudiantes, más de 540 docentes de planta y horario y unos 200 trabajadores de personal administrativo, que perdieron sus carreras y trabajos.
A un año del robo ilegal, sus alumnos intentan reanudar sus aspiraciones profesionales, centenares de ellos, en otras universidades jesuitas de Centroamérica, mientras muchos otros permanecen en un limbo.
Mientras tanto, la Universidad Estatal Casimiro Sotelo, establecida en el campus confiscado a la UCA, ha sido desde su inicio un nuevo centro de adoctrinamiento y proselitismo político.
Al cumplirse el primer año del cierre y la confiscación ilegal de la Universidad Centroamericana (UCA), el padre José María Tojeira, vocero de la compañía de Jesús para Nicaragua, considera que el mayor perdedor ha sido Nicaragua.
Se ha perdido “una universidad con investigación, con criterio propio que educaba para la crítica, para la democracia, para el respeto a los demás y ciertamente suprimir una institución de ese estilo daña al país”.
El jesuita, exrector de la universidad José Simeón Cañas, la UCA de El Salvador, destaca el esfuerzo y la solidaridad de esa universidad y la Rafael Landívar de Guatemala, para absorber a más de 400 exestudiantes de la UCA que han continuado sus estudios universitarios en ambas casas de estudios, aunque está consciente que la demanda es muchísimo mayor.
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