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Los presidentes de América del Sur: ¿Hacia dónde van?

Milei, Argentina; Maduro, Venezuela; Petro, Colombia; Noboa, Ecuador; Boric, Chile; Arce, Bolivia; Boluarte, Perú; Lacalle, Uruguay; Peña, Paraguay

Hacia dónde van los presidentes de América del Sur

Banderas de Argentina, Venezuela, Ecuador, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Paraguay. // Fotos: Agencias. Collage: CONFIDENCIAL

Manuel Iglesia-Caruncho

7 de mayo 2024

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Argentina: Milei y la motosierra

La mayor novedad en Sudamérica la trajo el triunfo de Milei. No es difícil de explicar si se considera que, al terminar el mandato de Alberto Fernández, 20 millones de personas, el 43% de la población, se situaban por debajo de la línea de pobreza. La herencia del peronismo fue un desastre y Milei recogió todo el descontento. Ahora bien, su política de terapia de choque, que él ilustra con una motosierra, hace aventurar que la situación de la población empeorará, y mucho.

Milei está impulsando una política de ajuste y de liberalización económica que no tiene nada que envidiar a la aplicada en el Chile de Pinochet por los Chicago Boys, aunque, en una democracia, al contar con solo 37 de los 257 diputados en el Congreso, está obligado a pactar con partidos de derecha más moderados y a suavizar algunas medidas. De momento, ha reducido el número de ministerios y despedido a 24 mil empleados públicos, ha recortado la inversión pública y los subsidios a la energía y transporte, ha devaluado el peso un 50% -con el consiguiente aumento de precios- a la vez que ha congelado jubilaciones y salarios, y prepara la privatización de empresas y servicios públicos. Milei ha pretendido, además, ejercer funciones legislativas y restringir las huelgas y protestas, aunque por ahora sus aliados no se lo han permitido. Y, como era de esperar, ha enfrentado ya importantes movilizaciones en su contra. Sin embargo, todavía mantiene un apoyo similar al que logró en las elecciones. Le favorece la falta de credibilidad de la oposición y lo harán las exportaciones, las cuales, entre la devaluación y la recuperación del campo, se adivinan formidables.

Cabe aventurar dos escenarios de futuro: que el ajuste dé resultados y la economía argentina comience a crecer, aunque la redistribución negativa de la renta haya sido brutal -Milei también ha rebajado impuestos-, en cuyo caso se mantendrá en el gobierno; o que la economía tarde en remontar, en cuyo caso, una vez hecho el “trabajo sucio” y haber creado buenas oportunidades de negocio para el capital argentino y foráneo, la derecha lo reemplace por alguien con mejor imagen.

Venezuela: Maduro se atornilla al poder

El régimen de Maduro siempre es noticia. Después de la inhabilitación de María Corina Machado, quien ganó limpiamente el liderazgo de la oposición para las elecciones presidenciales que se celebrarán este julio, tampoco ha permitido presentarse a Corina Yonis, designada por María Corina y la Plataforma Unitaria de la oposición para ocupar su lugar. El temor a que le ganen los comicios pesa más en Maduro que su credibilidad, pues incumplirá el compromiso de celebrar unas elecciones limpias, y también pesa más que su preocupación por las sanciones que EE. UU. le reimpondrá -las cuales, al cabo, perjudican más a la población que al régimen-. Las condenas a las triquiñuelas de Maduro han sido unánimes, incluyendo las de los gobiernos de Colombia, Brasil y Chile, si bien poca mella han hecho en aquel, quien acusa a éstos de alinearse con EE.UU.


Un dato que bien ilustra la tragedia venezolana es el número de personas que han abandonado el país en los últimos años: más de 7 millones. La incompetencia del gobierno y, también, las sanciones de EE. UU., son las causas de ese drama. Y otro dato: Venezuela está entre los diez países más corruptos del mundo, según Transparencia Internacional. Así que, para no tener que responder por ello, Maduro recurrirá a todas las excusas posibles, incluyendo la disputa con Guyana sobre el territorio Esequibo, para que la población cierre filas con él.

La Plataforma Unitaria de la oposición había podido inscribir al diplomático Edmundo González como candidato provisional, mientras acordaba una candidatura unitaria, aunque, ante la imposibilidad de presentarse ninguna de las dos Corinas, González ha quedado designado como el candidato que concurrirá a los comicios. Hay que estar muy atentos porque Maduro, si ve en peligro las elecciones, inventará lo que sea para que fracase la candidatura de González. Y si fuera necesario, hasta podría encarcelarlo con cualquier disculpa, siguiendo el modelo de Ortega en Nicaragua.

Ecuador: Imitando a Bukele

Después de que el Congreso lanzara un juicio político por corrupción contra Guillermo Lasso, y que éste anticipase las elecciones y disolviera el Parlamento -en lo que se conoce como “muerte cruzada”- Daniel Novoa, hijo de un rico empresario, ganó los comicios y tomó posesión del gobierno en noviembre pasado.

En los últimos meses, Ecuador ha vivido situaciones de inseguridad extrema debido a la expansión del narcotráfico, con amotinamientos en las cárceles, toma de rehenes, fuga de delincuentes y, por si fuera poco, con el asalto el 9 de enero a un canal de TV que fue trasmitido en directo. Noboa declaró el “Estado de excepción” y estableció el toque de queda. Aprovecha ahora la popularidad conseguida en la lucha contra la delincuencia para promover medidas neoliberales, como el aumento del IVA, la eliminación de subsidios, el recorte de gastos sociales, la ampliación de concesiones a las industrias mineras, petroleras y agropecuarias o la privatización de la seguridad social. La aplicación de estas medidas sin apenas oposición, debido a la militarización del país, debe provocar verdadera envidia a Milei. De momento, la contestación mayor proviene del movimiento indígena, si bien, la decisión de allanar la Embajada de México en Quito para detener a Jorge Glas, un ex vicepresidente que había obtenido protección diplomática, puede restar a Noboa los apoyos cruciales que le otorgaban otras fuerzas en el Parlamento.

Colombia: A Petro se le acorta el tiempo

Cuando Petro tomó posesión en 2022, lo hizo con múltiples frentes abiertos: guerrillas que no habían firmado los acuerdos de paz, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN); un elevado número de asesinatos de líderes populares, indígenas, ecologistas y periodistas; una pésima distribución de la renta; unos niveles de pobreza cercanos al 40% de la población; y el poderoso narcotráfico. Su triunfo, después de décadas de dictaduras y gobiernos conservadores, concitó un gran entusiasmo.

Es pronto para valorar su Presidencia. A su favor puede contarse la reforma fiscal que sacó adelante; moderada, pero mejor que nada; y la de las pensiones, recién aprobada en el Senado. También los incipientes pasos para impulsar una reforma agraria. Y está haciendo todo lo posible para normalizar las relaciones con Venezuela -siempre difíciles, por las guerrillas y porque 3 millones de venezolanos se refugian hoy en Colombia-, país con el que comparte más de 2 mil kilómetros de frontera, aunque Petro se ha distanciado de los subterfugios de Maduro para impedir unas elecciones limpias. Veremos como acaban. También a favor de Petro, su orden a las FF.AA. de defender el bosque amazónico de las actividades ilegales. En fin, y, sobre todo, si Petro consigue sellar la paz con el ELN, su mandato habrá merecido la pena.

En su contra: Petro perdió parte del fervor popular por acabar rodeado sólo por personas de su vieja guardia, un comportamiento que le ha granjeado falta de apoyos en el Congreso para algunas de las reformas que pretendía, como en el área de la salud -Petro ha acusado al español dueño de EPS Sanitas de comprar a congresistas para que rechazaran su plan de mejora-. También ha perjudicado a Petro la acusación a su hijo Nicolás por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Nicolás solicitaba aportes de fondos -que se quedaba- para la campaña del padre, sin que éste estuviera al corriente.

Brasil: Las buenas intenciones de Lula

Brasil tiene interlocución con Occidente, Oriente y el Sur Global; pertenece al G-20, es miembro destacado de los BRICS y, en los conflictos actuales -como el de Ucrania-, lanza propuestas con proyección internacional en la búsqueda de acuerdos de paz. De ahí la importancia de Lula, quien, en su tercer mandato, se ha fijado, entre otros, cuatro objetivos: recuperar programas sociales; reimpulsar la industrialización; disminuir la deforestación de la Amazonía; y promover una mayor autonomía de los países del Sur y cierta “desdolarización” en las relaciones internacionales -asuntos ambos que deben causar bastante enojo en EE.UU.

Ahora bien, Lula está más débil que en las anteriores legislaturas. En el Congreso está en minoría frente a las bancadas ruralistas -ligadas al agronegocio- y bolsonaristas, lo que compromete la lucha contra la pobreza y la conservación de la Amazonía; y en la geopolítica, el poder de la industria militar-industrial norteamericana y el papel subordinado de Europa a EE.UU. son factores demasiado poderosos como para que prosperen sus propuestas. Ojalá pueda cumplir al menos la mitad de sus propósitos.

Bolivia: Lucha fratricida dentro del M.A.S.

El enfrentamiento entre Evo Morales y el actual presidente Luis Arce proviene de la ambición de Morales de ocupar de nuevo el poder. El Tribunal Constitucional ha fallado que no puede presentarse a las presidenciales de 2025, pues ya ha ejercido dos mandatos, pero él está disconforme. Así que, después de que el “Movimiento al Socialismo” (MAS) ganase las elecciones en 2020, con Arce como candidato, cuando Morales regresó del exilio a Bolivia y comprobó que éste no iba a someterse a su voluntad, comenzó una pelea que ha llevado a que un congreso del MAS -al que no asistió Arce- votara a Morales como candidato para las elecciones de 2025, mientras la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, detrás de Arce, convocó a otro congreso el 3 de mayo. Todo un despropósito que le puede costar el gobierno al MAS en 2025 y que dejará muy dañado al movimiento indígena y popular ecuatoriano. Por cierto, ambos, Arce y Morales, con sus políticas desarrollistas, han sido un azote para la Amazonía boliviana.

Chile: La Constitución de Pinochet no se modificará

En Chile, la Constitución heredada de Pinochet -aunque ya se había reformado en varias ocasiones- se quedará como estaba. El borrador que elaboró la Constituyente perdió la votación popular al ser considerado demasiado escorado hacia la izquierda; e igual suerte corrió el redactado después por una comisión con mayoría de derechas. Boric ha decidido que el texto se quedará como está y que se ocupará de otros asuntos, como las pensiones, la seguridad y el crecimiento. Aunque trata de gobernar con pragmatismo, la oposición no va a renunciar a un poder, el del gobierno de la nación, que siempre ha considerado suyo. No le hará la vida fácil.

Uruguay: Elecciones reñidas

En las elecciones presidencialesde octubre de este año se enfrentará el blanco Álvaro Delgado, hombre de Lacalle Pou, con Carolina Cosse o Yamandú Orsi, ambos intendentes frentistas -el Frente Amplio todavía no ha celebrado sus primarias-. Las elecciones se anuncian reñidas pues Lacalle Pou, quien no puede repetir mandato, ha mantenido su popularidad, a la vez que el opositor Frente Amplio, el de Pepe Mujica, cuenta con una buena valoración ciudadana. Uruguay sigue destacando por su calidad democrática: según el índice elaborado por The Economist, ocupa el lugar 14 entre los países considerados “democracias plenas” -en América Latina, solamente Costa Rica entra en ese privilegiado grupo-. También, es el país menos corrupto de la región y, como resultado de 15 años de gobiernos del Frente Amplio, es el que muestra una mejor distribución de la renta y una menor pobreza.

Perú: Crisis política permanente

Perú lleva seis presidentes en los últimos ocho años. Hace apenas tres, Pedro Castillo, apoyado en el mundo indígena y popular, ganó las elecciones, pero sufrió un “golpe blando” en el Congreso al poco de su mandato, seguido de un “autogolpe” para permanecer en el poder, el cual fracasó y acabó con su presidencia: fue destituido y encarcelado. Asumió el mando Dina Boluarte, su vicepresidenta, quien se agarró al sillón y se negó a convocar elecciones. Para ello pactó con todos los poderes: Congreso, Judicatura, FF.AA., medios de comunicación… y también con las élites empresariales, y no dudó en utilizar una brutal represión contra las movilizaciones populares, provocando docenas de muertes. La división de la izquierda le ha favorecido.

En la actualidad, la Fiscalía de la Nación investiga a Boluarte por una colección de relojes cuyo precio rebasa con mucho a sus ingresos. Ella ha argumentado que eran prestados. Está por ver qué alcance tendrá esa investigación y qué hay detrás de la misma. Su cese, que tendría que decidir el Congreso, supondría la celebración de elecciones y obligaría a los diputados/as a dejar sus escaños. Veremos si no esperan a 2026, año en el que cumplen su mandato, para no renunciar a ellos antes de tiempo.

Paraguay: Una clase política mejorable

En este país, en 2012, también hubo un “golpe blando” que acabó con la presidencia de Fernando Lugo, el primer presidente que no pertenecía al Partido Colorado, el cual llevaba seis décadas ocupando el poder. Desde entonces, ese partido ha gobernado de nuevo, primero con Horacio Cartes, después con Mario Abdo Benítez y en la actualidad con Santiago Peña. Sin duda, el pueblo paraguayo se merece una mejor clase política. Vean dos pinceladas: Peña ha elogiado públicamente la dictadura del general Stroessner, quien gobernó Paraguay con mano de hierro y con el apoyo de EE.UU., durante 35 años (de 1954 a 1989). Y esta otra: el Congreso, con los votos del mayoritario Partido Colorado, expulsó del Senado en febrero pasado a Kattya González, del Partido Encuentro Nacional. La senadora era una voz incómoda por sus denuncias sobre la corrupción y la impunidad. Sin complejos, la dejaron sin escaño.

*Este artículo se publicó originalmente en meer.com

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Manuel Iglesia-Caruncho

Manuel Iglesia-Caruncho

Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó en distintos puestos en la Agencia Española de Cooperación Internacional y en la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional en Madrid y durante casi quince años en Nicaragua, Honduras, Cuba y Uruguay.

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