21 de febrero 2024
Miriam del Socorro Matus, conocida popularmente como “doña Coquito" o "la abuelita vandálica”, falleció a sus 84 años, este martes 20 de febrero. Doña Coquito se volvió un símbolo de la protesta cívica en mayo de 2018, cuando regaló a las madres de asesinados y presos políticos el agua que llevó a vender a las afueras del Seminario Nuestra Señora de Fátima, donde se realizó el fallido Diálogo Nacional.
“Recuerdo que llegué a ese lugar y de repente me di cuenta que solo había logrado ganar 16 córdobas, entonces reflexioné, vi el dolor de esas mujeres que estaban bajo el sol y por eso me puse a repartirles agua», dijo doña Coquito en entrevista con la revista Niú.
Sus últimos años, los vivió aquejada por las enfermedades crónicas que padecía y que limitaron su calidad de vida. Doña Coquito era diabética, hipertensa y padecía del corazón.
Según contó la familia de doña Coquito al diario La Prensa, la anciana falleció en el Hospital Fernando Vélez Paiz a causa de un infarto. Ella había sido remitida a esta unidad de salud tras sufrir una desmejoría. Su muerte ha causado conmoción en quienes la conocían.
En septiembre de 2018, doña Coquito fue arrestada mientras participaba en una de las últimas marchas que se organizaron en Nicaragua tras imponerse el estado policial de facto. La anciana fue liberada horas después y contó que, si bien los policías de El Chipote no la maltrataron, “los (policías) que me montaron a la camioneta… me dijeron que (me) estaban manipulando, yo les respondí que no".
“Me siento importante”
Doña Coquito llegó a ser uno de los rostros de la Rebelión de Abril, más reconocidos del país. Por donde iba recibía abrazos y palabras de cariño que nunca imaginó recibir. “Después de ser vendeagua, me sentía importante”, dijo entre sollozos en una entrevista.
“Recibí los abrazos que no tuve de mis hijos, pero sí de mi pueblo”, agregó la abuelita vandálica.
Sin embargo, el reconocimiento público la volvió en un foco de la represión orteguista. Lo cual la obligó a exiliarse a Costa Rica en 2019. Sin embargo, su partida sólo duró tres meses.
En febrero de 2019, doña Coquito concedió una entrevista al Boletín Ecológico en la que aseguró sentirse “desmoralizada” por ya no poder decir lo que piensa debido a la represión.
“Ya no podemos decir lo que uno piensa, lo que uno quiere. Todo esto me tiene muy enferma, muy agotada, me siento como que yo no valiera. Cada día me siento más decaída por no poder luchar, por no poder andar en la marcha, a mí la marcha me daba fuerza, me daba valor”, dijo en ese momento la anciana.
La historia de doña Coquito inspiró al cantautor Carlos Mejía Godoy a componerle una canción en su honor. Sin embargo, su respaldo a la lucha cívica la alejó de su propia familia porque dos de sus seis hijos que son sandinistas dejaron de hablarle.
Salud deteriorada
En los seis años que precedieron las protestas de 2018, la salud de doña Coquito fue desmejorando. Al punto que en el último año ya no podía movilizarse sin ayuda.
“Yo estoy muy enferma, no puedo caminar, me caigo, me dan mareos. No puedo andar sola, ando con una muleta para sostenerme. Mi vida está horrible ahorita. Sólo Dios me puede curar. Se está terminando la Coquito" dijo en abril de 2023.
Doña Coquito temía ir a los hospitales públicos por haber participado en las protestas cívicas de 2018. “Me da miedo", decía. Así que sus malestares los atendió gracias a la atención médica que le brindaron salubristas privados como el doctor Alejandro Lagos.
En septiembre de 2023, doña Coquito fue hospitalizada tras sufrir tres preinfartos.