1 de febrero 2024
Lo que inició como una “idea loca” se convirtió en un “pasatiempo autosostenible” para el estudiante de Medicina, José Sobalvarro, un coleccionista de serpientes. El joven exhibe reptiles en lugares públicos para que las personas conozcan las especies, y así promover la preservación e importancia de estos animales en el ecosistema.
Sobalvarro junto a su novia Stefany Martínez fundaron el emprendimiento “Serpent Snap”, que consiste en ubicarse en lugares turísticos para que las personas se fotografíen con las serpientes, por un costo de 50 córdobas. En ocasiones, los restaurantes se contactan con ellos para que lleguen a sus establecimientos; en esos casos, cobran 20 dólares por hora y media de exhibición.
“Todo inició cuando sacaba a pasear a mis serpientes a algún restaurante y la gente no me dejaba comer en paz, porque miraban a la serpiente y me decían: ‘¿Por qué no cobras por hacerse foto? ¿Por qué no haces esto?’”, afirma Sobalvarro, de 22 años.
Desde noviembre de 2023, Sobalvarro y Martínez escogieron dos puntos fijos para exponer a sus reptiles: el Puerto Salvador Allende, en Managua, y el Mirador de Catarina, en Masaya. Los jóvenes exhiben una boa imperator —llamada “Amber—, una pitón regius nominal —“Goldie”—, una pitón regius fase leucística —“Snow”— y una lampropeltis abnorma o falso coral —nombrada “Flash—.
El dinero que cobran por fotos y exhibiciones es usado para el cuido de las cuatro serpientes, que incluye alimentación, atención veterinaria y traslado a los lugares.
“Por semana les damos ratas que cuestan unos 150 córdobas cada una, aproximadamente. Al mes son más de 2000 córdobas en el alimento de las cuatro. Aparte serían los gastos veterinarios, que son unos 20 dólares la consulta y por separado los exámenes que les realizan”, detalla Sobalvarro.
“No todas son venenosas”
“Cuando comenzamos en un punto de exhibición la gente siempre es temerosa y algunos dicen: ‘¡uy que feos esos animales!’. Pero poco a poco siempre hay alguien que rompe el hielo y se acerca, pregunta y se toma fotos con ellas”, comenta el joven.
Aunque algunas personas consideran venenosas y peligrosas a todas las especies de serpientes, los jóvenes explican, en cada exhibición, las características de cada una de las serpientes que presentan.
“La boa es la que más confunde a la gente por tener una cabeza triangular. No se puede diferenciar una venenosa por solo la cabeza, ya que la boa no posee ni colmillos ni glándulas que producen el veneno, pero sí tienen una cabeza triangular”, menciona el joven.
Un médico y una mercadóloga coleccionistas de serpientes
José Sobalvarro estudia quinto año de Medicina en la Universidad Central de Nicaragua (UCN) y Stefany Martínez es licenciada en Marketing. En 2019, tenían un emprendimiento en línea de venta de lociones, perfumes y otros productos, y uno de sus clientes era el zootecnista José Alberto Delgadillo, quien falleció el pasado 16 de enero en un accidente de tránsito.
La pareja comenzó a llegar al puesto de venta de Delgadillo — “Mascotas Escamosas”— donde cuidaba y rescataba animales exóticos. Ahí nació el interés de la pareja por las serpientes.
“Estefani me preguntó ‘¿y si compramos una?’, pensando qué le diría que no; pero, siempre he sido un amante de los animales poco comunes. Entonces decidí comprarla junto con ella y a partir de ahí llevamos cuatro años con el hobby de las serpientes”, recuerda el joven.
La pareja se ha documentado de manera autodidacta y su principal fuente de información es la plataforma oficial de Animal Planet, donde aparecen las especies de serpientes, sus características, su alimentación y su hábitat. También han sido asesorados por el joven zootecnista que los inició en el mundo de la preservación de las serpientes.
“El muchacho (José Alberto Delgadillo) nos decía que eran animales incomprendidos, que la misión que teníamos era rescatarlos de los seres humanos, porque nosotros podemos extinguir esta especie. Eso nos motivó a hacer la misma labor que él hacía, pero en Managua” recuerda Sobalvarro.
En un futuro desean establecer “un espacio pequeño en Managua”, con el permiso de las autoridades ambientales, en el que puedan exhibir serpientes, tanto las que no son nicas como las que son nativas de Nicaragua.