23 de enero 2024
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Teresa está convaleciente de una larga enfermedad que enfrenta desde hace unos años, pero junto a sus hijos y sus hermanos se alistó temprano el 19 de enero para participar en el tope de los tres santos: San Sebastián, Santiago y San Marcos. Este 2024, el tope se realizó frente a la Basílica de Diriamba, en Carazo, por la persecución de la dictadura Ortega-Murillo. “No importa que prohibieran el tradicional tope que se hace todos los años en Dolores. Incluso si lo hubieran prohibido del todo, de alguna manera seguiríamos profesando nuestra fe y devoción por nuestro santo patrono”, dice Teresa.
Esta mujer diriambina le baila todos los años a “Guachán”, como cariñosamente los diriambinos le llaman a San Sebastián. “Estoy pagando una promesa que hizo mi abuela cuando casi me muero en un accidente y la seguiré pagando hasta que Dios me preste la vida”, detalla.
Las tres imágenes de los patronos de Diriamba, Jinotepe y San Marcos no se encontraron este año en Dolores, como tradicionalmente lo hacen en enero y en julio de cada año.
El padre César Alberto Castillo Rodríguez, párroco de la Basílica Menor de San Sebastián, explicó desde inicios de año que el tope se daría en los alrededores del templo católico. “Procedo a compartirles el programa propuesto que mayoritariamente ha sido aprobado por parte de las autoridades tanto locales como nacionales”, explicó en ese momento.
Teresa asegura que “Es un nuevo acto represivo contra la Iglesia católica, (y) los feligreses y promesantes, por supuesto, que no estamos de acuerdo, pero no podemos hacer nada más que rezar, callar y cumplirle a nuestro santo patrono”.
Cientos llegaron al tope en la Basílica de Diriamba
Bailes como el Toro Huaco, El Güegüense, El Gigante, Las Inditas y El viejo y la vieja se apostaron alrededor de la Basílica para saludar el encuentro de los santos, en una de las fiestas más populares y tradicionales de Nicaragua.
“Vine el 19 de enero al tope y al día siguiente que se realiza normalmente la procesión por las calles de Diriamba, pero esta vez se limitó a las cuatro calles que rodean la Basílica”, dice Jorge, quien tiene más de 15 años bailándole a los santos.
Este caraceño, originario de Jinotepe, participa en las tres fiestas patronales de los santos y admite que aunque “muchos tenían miedo, pudo más la fe y la tradición”.
“La población no ha perdido la fe, no ha dejado de ser católica, aunque el Gobierno esté apresando y expulsando a nuestros sacerdotes fuimos cientos de personas las que venimos a apoyar a nuestra Iglesia”, explica Jorge.
Los medios de propaganda del régimen publicaron fotografías del tradicional tope de los santos aparentando normalidad, destacando que más de 5000 personas participaron en el inicio de las fiestas de Diriamba.
“Ellos quisieran que uno dejara de ser católico, pero eso es algo que no nos van a poder arrebatar nunca”, insiste Jorge.
“Dictadura tiene miedo”
El 9 de julio de 2018, turbas y paramilitares del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo agredieron a obispos de la Iglesia católica, defensores de derechos humanos y a periodistas independientes, quienes viajaron para participar en una misión de los religiosos para mediar ante los ataques perpetrados después de la llamada “Operación Limpieza”, que dejó más de 15 asesinados cuando levantaron los tranques levantados en Carazo para protestar contra la dictadura.
“Las campanas de las parroquias de Carazo sonaron alertando a la población de ese brutal ataque contra la población desarmada y es por eso que tienen un odio particular con la Iglesia católica, particularmente contra las de este departamento que se unió a protestar”, asegura Lourdes, una habitante de Diriamba.
Para Lourdes, “la dictadura tiene miedo a la fe del pueblo y por eso quisieran prohibir toda forma de religión, pero saben que es algo que les resultaría imposible”.
“El pueblo tiene fe en que todo va a cambiar, y lo hace rezando en sus casas, orando en las misas, o participando en estas fiestas patronales, porque no pueden estar en nuestra mente por mas que quieran”, apunta.
Discurso de odio contra la Iglesia católica
La violencia sistemática contra la Iglesia católica, sus líderes religiosos y feligreses —a través de persecuciones, hostigamientos, encarcelamientos y destierros—se pretende justificar a través de un “discurso de odio”, que promueve en sus monólogos diarios a la prensa oficial la vicepresidenta y vocera del régimen Rosario Murillo. Pero también desde los medios de propaganda de la dictadura.
CONFIDENCIAL analizó 30 monólogos de Rosario Murillo, emitidos de lunes a viernes, al mediodía, entre el 1 de diciembre de 2023 y el 15 de enero de 2024, que coincidieron con la última redada masiva para encarcelar a 17 religiosos (un obispo, trece sacerdotes y tres seminaristas), que finalmente fueron desterrados la madrugada del sábado 13 de enero, junto al obispo Rolando Álvarez, arrestado bajo delitos fabricados a mediados de agosto de 2022. En el reportaje se evidencia el ataque de Murillo a los sacerdotes a quienes
Esta campaña evidencia cómo la dictadura Ortega-Murillo intenta “aniquilar” y “desaparecer” a la Iglesia católica de Nicaragua, tras no poder doblegar a sus sacerdotes, según las investigadoras nicaragüenses Martha Patricia Molina y Mildred Largaespada, entrevistadas en el programa Esta Semana.
“Desde siempre la dictadura ha querido aniquilar por completo a la Iglesia católica e instaurar su propia ‘religión’, en donde los dioses son únicamente Daniel Ortega y Rosario Murillo. Y como no han logrado doblegar a ninguno de los clero de las diversas diócesis, ni a todos los obispos, entonces necesitan aniquilar a la Iglesia, desaparecerla”, opina la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, ganadora de un premio internacional otorgado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, por su defensa de la libertad religiosa.
