10 de noviembre 2023
Al cierre del segundo cuatrimestre, la producción y captura de camarón entero, (tanto cultivado como extraído del mar), ha bajado en casi 17 millones de libras (39.5%) con respecto al mismo periodo del año pasado, según las estadísticas de Producción Acuícola y Pesquera compiladas por el Banco Central de Nicaragua (BCN).
Desde el anonimato, un productor chinandegano explicó a CONFIDENCIAL que “todo ha subido de precio”, en referencia a las larvas, y los alimentos que se le proveen, así como al combustible, las mallas que se usan en cada pila de criadero, la cal, el cloro, los fertilizantes, etc., al punto que “estoy pensando en cambiar de actividad”.
Otro productor que opera en esa misma zona explicó que las pequeñas cooperativas que producen camarón tienen problemas de tipo financiero, tanto por los altos costos que deben enfrentar, como por los bajos precios que les pagan por su producción.
Después de decrecer entre 2018 y 2020 (este último año, presumiblemente por la menor demanda de ese alimento a causa de la epidemia global de covid - 19), la producción camaronera nacional creció 8.2% hasta sumar 70.4 millones de libras en 2021, lo que superó el registro de 2018, que era el año récord según los datos del BCN.
El crecimiento residual de un tercio de punto (0.003%) en 2022, mostró el esfuerzo de la industria por mantenerse en pie en medio de un aumento generalizado en los precios de los insumos necesarios para desarrollar esa actividad, que se desarrolla en ambas costas.
“El sector de la camaronicultura se reunió hace unos dos o tres meses con autoridades del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio, para expresarles su preocupación por los altos costos de producción, y les aclararon que eso tenía emproblemado al sector, pero no sé si ese ministerio, o cualquier otra autoridad gubernamental hicieron algo al respecto”, dijo por su parte un economista que conoció detalles de esa cita.
El presidente del BCN, Ovidio Reyes, declaró que “tras observarse una baja acumulada, las tasas de crecimiento son cada vez mejores, menos negativas, en lo que va del año”.
Malvendiendo a los grandotes
“Los años anteriores fueron buenísimos”, recuerda el productor chinandegano, en referencia a los dos ciclos de 2022 en que produjeron 10 000 libras en uno, y 15 000 libras en el otro (pueden sacarse dos ciclos en invierno y uno en verano) “porque el camarón creció más”. En esa ocasión sembraron doce animales por metro cuadrado, para un total de 800 000 larvas en cada pila, esperando una sobrevivencia del 75%, con 13 gramos por camarón, “aunque hemos obtenido de hasta 18 gramos”.
Lo que siguió después fue totalmente inesperado. El pequeño empresario decidió vender su producción a una empresa local acopiadora de mariscos para la exportación. “Como tuvimos buena producción, se las vendimos a ellos, pensando que era mejor que venderla en bordas, [o sea, a los compradores locales que llegan hasta las granjas camaroneras] pero dijeron que nos iban a restar el peso de la cabeza, que es el 33% del peso del animal”, explicó.
Después de eso, les cobraron a ellos el precio de maquilar el producto (procesarlo, empacarlo, congelarlo y exportarlo), con lo que obtuvieron solo USD 1.50 la libra, cuando ellos esperaban obtener USD 2.0 a USD 2.5 por libra. “Se quedaron con nuestra ganancia”, resume el productor, que volvió a invertir en esa actividad en 2023, pero los precios de los insumos están tan altos, que también sembró frijoles para diversificar el riesgo.
“Decidí correr el riesgo invirtiendo en un producto agrícola como los frijoles, pero los excesos de lluvia hicieron que se me llenaran de hongos, así que ahora estoy pensando en alguna otra cosa… quizás la ganadería”, confió.
El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) del mes de agosto, refleja una disminución interanual de 13.9% en la actividad de pesca y acuicultura (-12.9% en el acumulado enero-agosto), “debido a la menor producción de camarón de cultivo y menor captura de camarón marino y jaiba. No obstante, se registró aumento en la captura de peces, langostas y otros productos de la pesca, como pulpo y cangrejo”.
Todo está más caro
Además de la baja en el precio recibido por sus camarones, los productores también se enfrentan al alza generalizada de los precios que deben pagar por aquellos insumos que necesitan para seguir en la actividad, empezando por el de las larvas.
Si antes, un productor operando en las costas chinandeganas en el Pacífico podía comprar 800 000 larvas en USD 1500 (su precio real era de USD 3000, pero recibían un descuento de 50%, ofrecido por el proveedor panameño), la venta de la empresa a un nuevo dueño de origen canadiense hizo desaparecer ese beneficio que se ofrecía a los cooperados, que ahora compran el millón de larvas en USD 4000.
Eso no fue lo único que subió de precios. El alimento de más alta proteína que se le da a los animales, pasó de un precio que oscilaba entre USD 35 y USD 41, a más de USD 50 en la actualidad. Lo mismo pasó con el combustible necesario para el transporte terrestre y marítimo, pero también para alimentar las bombas que se usan para cambiar el agua en las pilas.
Esa agua recibe un tratamiento de desinfección con cloro granulado, que se le aplica antes de sembrar. De hecho, esa agua se bota y después se cambia por agua limpia, procediendo entonces a trasladar las larvas. Si antes compraban los 50 kilos de cloro en USD 200; ahora los productores que no tienen tanto dinero para desembolsar de un solo (o que no necesitan tanto producto) compran la libra en C$200, lo que supera en más de tres veces, los C$ 66.4 que costaba antes.
Otros productos químicos que han subido de precio son la cal y los fertilizantes. En el primer caso, el carbonato de calcio (que elimina las algas muertas y propicia el crecimiento de algas nuevas, que son buenas para alimentar al camarón), pasó de C$ 75 a C$ 110 la bolsa de 60 libras. Es normal tener que comprar hasta 100 bolsas por ciclo.En el caso de los fertilizantes, que se utilizan para darle turbidez al agua, lo que ayuda a generar algas benéficas, si antes (en 2017 - 2018) un saco de 25 libras costaba USD 23, ahora cuesta USD 46. Finalmente, también deben cubrir el aumento en el precio de las mallas: tanto la de 500 micras como la de un cuarto costaban USD 9 por yarda, y ahora cuestan USD 13 y USD 12.3 respectivamente.