4 de noviembre 2023
Una situación de insatisfacción bursátil, combinada con un clima de negocios tóxico, explican la decisión de Lala de vender sus operaciones en Nicaragua, según varias fuentes del sector lácteo nicaragüense y costarricense consultadas por CONFIDENCIAL.
El viernes 27 de octubre, se conoció la decisión de la empresa de capital mexicano de vender el 100% de las acciones de su empresa en Nicaragua y en Guatemala, con lo que completó su salida de Centroamérica, iniciada en diciembre de 2020, cuando se informó públicamente la decisión de salir de Costa Rica.
En mayo de 2015, Lala inauguró una inversión de 50 millones de dólares que incluía una planta procesadora instalada en el kilómetro 35 de la Carretera Panamericana norte, jurisdicción de San Benito, donde planeaban captar y procesar la producción láctea del centro y norte del país, además de surtir los mercados locales y regionales. Eso ocurrió poco después de anunciar la compra de Eskimo, en diciembre de 2014, por un monto que no fue especificado en su momento.
Fue muy similar en este 2023, dado que “la transaccion se llevó a cabo con muchísimo sigilo, al punto que se firmaron cláusulas de confidencialidad entre todas las partes”, dijo a CONFIDENCIAL el coordinador técnico de la Federación Centroamericana del Sector Lácteo (Fecalac), quien la considera “una noticia interesante y positiva”, porque las principales empresas lácteas de la región quedan en manos de centroamericanos.
Si bien una fuente empresarial nicaragüense opina que la razón por la que los mexicanos desistieron de seguir haciendo negocios en el país, es porque no lograron cumplir sus objetivos de expansión empresarial, (en parte por causa del enrarecido clima de negocios que persiste en el país), un economista que conoce la situación general de la matriz de Lala, lo achaca a un problema de desempeño bursátil, cuando las acciones de la empresa no alcanzaron o se sostuvieron en el precio que ellos consideraban apropiado.
Exitosa salida al mercado de valores
El último trimestre de 2013, la empresa láctea colocó títulos en la Bolsa Mexicana de Valores, los que alcanzaron una cotización de 27.50 pesos, y les permitieron recoger 14 055 millones de pesos, que equivalían a 1079.7 millones de dólares el 16 de octubre de ese año. fecha de su estreno bursátil.
“Ese dinero fue el que usaron para efectuar inversiones en Centroamérica, en las que perdieron mucho dinero”, dijo el economista. Datos de la industria muestran que Lala compró la marca costarricense Mu (que pertenecía a Florida Ice); en Nicaragua se hicieron con las marcas La Perfecta y El Eskimo, además de invertir unos 30 millones de dólares en instalaciones, mientras destinaban 40 millones de dólares para ese mismo fin en Guatemala.
El economista añadió que cuando los accionistas vieron que las ganancias de la empresa no repuntaban pese a esas inversiones, se desplomó el valor de las acciones, por lo que la empresa anunció en mayo de 2021 una recompra de sus títulos, ofreciendo 17.36 pesos por unidad, a la vez que ponían a la venta sus intereses en Nicaragua y Guatemala.
Montero, el coordinador técnico de Fecalac, explicó que las operaciones de Lala en Brasil y Centroamérica fueron “muy poco rentables por no decir desastrosas financieramente”, lo que quedó en evidencia cuando no pudieron consolidar esos mercados.
Con la salida de Lala, el mercado regional queda en manos de dos empresas: la costarricense Dos Pinos (con presencia en Costa Rica y Panamá, más una planta en Guatemala), y la hondureña Sula, propiedad de Lácteos de Honduras S.A. (Lacthosa), que compró Estrella Azul en Panamá; Eskimo y La Perfecta, en Nicaragua; más Lala Guatemala, además de operar con las marcas Sula y Leyde en Honduras.
“Esto permitirá, al menos desde Fecalac, poder fomentar el comercio leal y la sana competencia en Centroamérica -donde se nos presentan varios desafíos- al tener a estos dos competidores grandes que tienen muchísimo arraigo y mucha experiencia”, valoró Montero.
Salir de Nicaragua era la decisión lógica para Lala
Tres fuentes del sector empresarial coincidieron en señalar -con matices- que la decisión de Lala de salir de Nicaragua se basó enteramente en criterios económicos.
“Ellos recibieron una oferta de compra por parte de Nicaragua Dairy Ventures, propiedad de Lacthosa, que tiene presencia en Guatemala, El Salvador, Panamá, y ahora Nicaragua, y decidieron aprovecharla”, dijo un productor lácteo nicaragüense, mientras un ejecutivo del sector rechaza que la razón fuera porque hubiera incomodidad con el entorno político nicaragüense.
“No se fueron por los problemas que hay en Nicaragua, si a ellos les ayudaba bastante [el general Álvaro] Baltodano, de ProNicaragua. Jamás se quejaron. Si acaso, sufrieron atrasos de rutina, pero nada más. Lo que hubo ahí fue una decisión empresarial, igual que hicieron en Sudamérica. Recordá que ellos ya habían cerrado su operación en Costa Rica por cuestiones de competencia”, precisó.
El economista citado antes recordó que en 2014, “cuando LALA ingresó a Nicaragua, había un ambiente empresarial con una visión positiva” que les llevó a considerar la posibilidad de convertir a Nicaragua en una plataforma de exportación, pero eso no se concretó.
Al admitir que esas decisiones no se toman de la noche a la mañana, la fuente reitera su percepción de que ellos “intentaron cumplir los objetivos comerciales que se plantearon en un principio, pero no pudieron concretarlos. Si a eso le sumas un ambiente de negocios inestable y el alto costo de operar en Nicaragua, es fácil comprender que hayan decidido vender sus acciones e irse del país”, concluyó.