18 de octubre 2023
La Universidad Nacional Casimiro Sotelo, instalada en el campus de la confiscada Universidad Centroamericana (UCA), cumple este miércoles dos meses desde su creación sin que haya iniciado las operaciones administrativas y universitarias.
“Hay una combinación de factores por los cuales no han podido continuar operando o no han abierto nuevamente las clases: la falta de estudiantes, porque la mayoría no ha mostrado disposición de continuar estudiando en esa universidad (sustituta) y la falta de presupuesto”, opina el académico, Ernesto Medina.
Medina señala que estos factores evidencian la irresponsabilidad con que se tomó la decisión de cerrar y confiscar la UCA. Además de los falsos discursos populistas de las nuevas autoridades impuestas por el Consejo Nacional de Universidades (CNU), quienes han hecho promesas de gratuidad y de rápida apertura, en un intento por mostrar normalidad, tras la confiscación.
“Esto demuestra que las personas que se han nombrado para seguir dirigiendo esta universidad no tienen ni las credenciales académicas ni la capacidad para dirigir una universidad”, señala.
Asimismo, reflexiona, son personas que “querían quedar bien con el Gobierno y están cumpliendo el sueño de llegar a ser rectores de una universidad y eso es lo que les importa. Si podían o no podían con el cargo, era secundario. Lo importante era quedar bien con los que habían dado la orden y satisfacer su ambición de ocupar un cargo importante en una universidad”.
El rector impuesto en la “Casimiro Sotelo”, Alejandro Genet, no ha perdido oportunidad para agradecer y dar palabras de lealtad al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Agradecemos a Dios, ser supremo, a la Revolución Popular Sandinista, a nuestro presidente comandante Daniel Ortega Saavedra y nuestra vicepresidenta compañera Rosario Murillo, al Consejo Nacional de Universidades, por la confianza depositada en este equipo de trabajo”, dijo Genet en su primer discurso tras asumir el cargo.
Genet, quien fue catedrático de la UNAN-Managua, es uno de los 15 académicos orteguistas que acaparan las rectorías de las universidades creadas tras la confiscación de unas 27 casas de estudios privadas.
Estudiantes ya perdieron el semestre
Las autoridades universitarias de la “Casimiro Sotelo” tampoco han iniciado la campaña para las prematrículas del año lectivo 2024, que ya ejecutan las otras universidades estatales como la UNAN, la UNI, la UNA, e incluso tenía en ejecución la UCA antes de ser cancelada y confiscada por la dictadura de Ortega.
Catedráticos universitarios y exrectores de otras universidades, aseguran que la "Casimiro Sotelo" no es una opción para los nuevos bachilleres que saldrán este año.
“Enviar a un muchacho o a una muchacha a estudiar bajo la dirección de estas personas sería una irresponsabilidad”, señala Medina, quien fue rector de la Universidad Americana (UAM) y de la UNAN-León.
Por su parte, Adrián Meza, rector y fundador de la confiscada Universidad Paulo Freire (UPF), considera que para los bachilleres esta es una casa de estudios con riesgos.
“Las universidades no son solo la infraestructura. Su verdadero activo, reside en la calidad, fluidez y consistencia de sus procesos. ¿Quién se arriesga a matricularse en una universidad que hoy por hoy, ni siquiera puede decir, cuando se inician sus actividades?”, cuestiona Meza.
La “Casimiro Sotelo”, que no existe legalmente porque no tiene personería jurídica, no ha podido iniciar ni las labores administrativas ni académicas como lo anunciaron las autoridades del Consejo Nacional de Universidades (CNU) y la rectoría impuesta por este mismo órgano.
“A estas alturas (mediados de octubre) es claro que se perdió el último período académico del año, con una consecuencia inmediata y directa: todos los planes de estudio de las carreras, automáticamente tendrán una duración adicional de cuatro meses, equivalentes al cuatrimestre perdido, salvo que apliquen ajustes curriculares para recuperar el tiempo perdido”, señala Meza.
El rector de la universidad sustituta, Alejandro Genet, ha pospuesto en dos ocasiones el inicio del segundo semestre 2023. En principio estaba programado para el 28 de agosto, luego pasó para el 25 de septiembre y días antes fue pospuesto sin fecha.
“Se dará en su momento un inicio de clases del II semestre, (estamos en) una reorganización del semestre porque tenía una fecha de apertura y una fecha de cierre, y disponernos también al ingreso del próximo año, que para nosotros es muy importante, porque son otras condiciones que tiene, probablemente el público vaya a variar”, dijo Genet.
Rector no supo qué decir sobre nuevo ingreso
El primer aplazamiento fue justificado porque estaban en una “revisión exhaustiva de los expedientes académicos” para identificar a los estudiantes de escasos recursos. Luego, porque “estamos en un proceso organizativo, análisis del sistema académico, del sistema financiero contable”.
Según una certificación del CNU, publicada en el diario oficial La Gaceta, la universidad sustituta Casimiro Sotelo será financiada con fondos del Presupuesto General de la República. Sin embargo, no han realizado ninguna modificación al presupuesto que ya está en ejecución. Por lo que este sería otro impedimento para que la universidad inicie sus operaciones administrativas y académicas.
El 19 de septiembre pasado, el mismo rector Genet, afirmó en entrevista con Canal 8, que ni siquiera habían reanudado las operaciones administrativas. Según dijo, el personal les llama “con mayor frecuencia” para preguntar cuándo comenzarán de nuevo.
“Ellos tienen un sindicato y a través de ahí hacen consultas. Y bueno, en algún momento, cuando todo esto arranque, tendremos todo disponible”, admitió.
En la misma entrevista, Genet fue consultado sobre el proceso de admisión de 2024 y escuetamente dijo que todavía no tienen definido cuál va a ser el filtro para ingresar, “podrían ser las calificaciones”, dijo. Tampoco señaló cuántos nuevos ingresos tendrían la capacidad de recibir.
Los más afectados con estos aplazamientos, coinciden ambos académicos, son los estudiantes. “El daño que se le está haciendo a estos jóvenes es incalculable. Y lo peor es que nadie responde, nadie asume la responsabilidad”, dice Medina.
Mientras los responsables: la dictadura, el CNU -brazo represor en las universidades- y el Consejo Nacional de Evaluaciones (CNEA) "quedan en impunidad".
Estas instituciones, explican “se han prestado a querer darle un toque de legitimidad académica a una decisión que claramente es política y que no tiene ningún otro sentido”.