10 de octubre 2023
El proceso del desarrollo humano tiene de todo y, más que todo, sucesos trágicos como las guerras que tienen como causas la ambición y el odio, que son causas y efectos de las luchas de países contra países, humanos contra humanos, clases contra clases, razas contra razas, esclavitudes contra las libertades.
Después de siglos bajo condiciones imperiales de esclavitud y otros siglos más bajo la servidumbre de monarquías absolutas y una iglesia beneficiaria de un poder compartido, el pueblo francés hizo estallar una revolución (julio 14 de 1789) desplazando a la monarquía del poder por la burguesía. Destruyeron estructuras económicas, políticas, cultuales y cambiaron las viejas relaciones sociales; se revolucionaron los modos de producción, abrieron espacios a seculares aspiraciones de libertad; florecieron iniciativas sin freno para el desarrollo de las ciencias, la economía, el comercio libre; en fin, nació la nueva sociedad capitalista.
Se conquistaron libertades políticas, se promovió la igualdad de todos ante la ley y se proclamó la fraternidad, antítesis de la caridad. Sus luminosos ideales de libertad se extendieron alumbrando y deslumbrando a todo el mundo; despertando ilusiones de libertad hasta en las regiones con los mayores estados de atraso; todo el mundo vio de largo y con ilusión la naciente vida gloriosa de aquel presente con rumbo al infinito progreso del futuro.
Pero, las ambiciones solo fueron remozadas por la nueva clase dominante que, con sus intereses en ristre dio otras formas y dosificó la libertad de las otras clases que, de nuevo y en nueva etapa, provocaron nuevas luchas por la libertad, porque los vencedores, que solo habían sembrado esperanzas y sanos sentimientos, pusieron frenos a las aspiraciones de otros sectores sociales.
Casi un siglo después de haber sido la cuna de la libertad, Francia, en simbólica demostración de agradecimiento por las simpatías recibidas a causa de su gloriosa hazaña de haber universalizado sus ideales de la libertad, fabricó una gigantesca estatua representando la libertad con la figura de mujer –tan grande como la ilusión que había creado en la humanidad— con una gran antorcha en su mano derecha alzada. Se la regaló a los Estados Unidos (1886) y desde entonces, esta imagen de la libertad, desde Nueva York, simboliza el éxito y el dominio del capitalismo en el mundo con un nuevo imperio al frente.
II
Los días iniciales de la revolución francesa, con sus consignas de libertad, igualdad, fraternidad tuvo su luna de miel: la burguesía, con el resto de la sociedad. Pasado el período de armonía, vino el divorcio inevitable, no por falta de afinidad de caracteres como se dice, sino por la desigualdad entre las clases. Ya había llegado al matrimonio a la época de “los platos rotos” (lucha de clases)
En medio de “los platos rotos” en las sociedades divididas de todos los países –entre los más desarrollados, principalmente— creció el proceso de reorientación de la burguesía ex revolucionaria, de derechas de nueva clase dominante con sus propios conceptos de la libertad:
+Libertad de comercio para vender y comprar de todo lo que existe, porque todo se vuelve mercancía;
+Libertad de alquilar fuerza de trabajo de los desposeídos con jornadas y salarios en condiciones fijadas a su gusto;
+Libertad de dominación política del Estado para su exclusivo beneficio, marginando y dominando al resto de la sociedad;
+Libertad de hacer y aplicar las leyes para garantizar su poder sobre otras clases;
+Libertad para dosificar las libertades de los demás.
III
También sucedió lo que muchos ven como algo insólito, pero es lógico: a medida que creció el pleito de los “platos rotos”, cada vez lanzados con más fuerza y de mayor tamaño, los nuevos partidos de izquierdas, contraparte de la derecha, conquistaron el poder estatal y crearon gobiernos (primeros el soviético en Rusia) y rechazaron el concepto y la práctica de la libertad, porque la vieron como una propiedad más de las derechas, comenzaron a considerarla ajena e innecesaria su presencia en varias actividades humanas y sociales, como en la prensa, la expresión, la información y la organización de partidos políticos distintos al nuevo partido gobernante.
Sin embargo, todo efecto tiene una causa, los nuevos gobiernos de izquierdas (el soviético primero) coartaron esas libertades justificados en que, desde los primeros días (de 1917), enfrentaron agresiones de toda clase, incluso armadas (contrarrevoluciones) de parte de gobiernos capitalistas vecinos y no tan vecinos, los cuales se dieron la libertad de terminar con los “malos ejemplos” (como siempre, primero el soviético); alientan y alimentan a la disidencia bloquean comercial y diplomáticamente, argumentan y despliegan su geopolítica agresiva para justificarse ante el resto del mundo a través de todos los medios de comunicación de que son capaces de utilizar con toda libertad.
Triste resultado histórico: en las luchas entre ambas corrientes, izquierda y derecha en el mundo –cada cual con sus propias e inconciliables razones— la libertad ha perdido su inocencia y su imparcialidad. Como hay, o no tienen capacidad de rectificación… las luchas siguen.
IV
En nuestro país, en donde la libertad ha sido bastante desconocida, y cuando fugazmente se ha visto, la han hecho desaparecer por largas… larguísimas temporadas. El desarrollo político, económico y social de nuestro país, ha tenido un perezoso avance, por consecuencia de que la derecha ha dominado gobiernos y al Estado con toda libertad, de modo elemental, con atrasada y extranjerizante mentalidad y comprometiendo la libertad del país.
Acorde a esa situación histórica, los partidos políticos de las derechas –liberal y conservador— con sus líderes políticos y gobernantes cipayos en sus relaciones con los Estados Unidos, respiraron por sus narices y gobernaron según su voluntad durante casi dos siglos.
Reemplazados por la revolución en 1979 –solo del político, no del poder económico—, durante once años, significó el estreno de una fuerza política de izquierdas como protagonista del drama histórico nacional. Pero no se piense que aquel momento no fue la primera aparición de la izquierda, pues 48 años antes (1931) bajo la intervención militar estadounidense (1912-1933) se organizó el primero, Partido Trabajador Nicaragüense (1931-1939) y el segundo, el Partido Socialista Nicaragüense, surgió en 1944.
Entre ambos partidos obreros hubo un enlace histórico; ex miembros del PTN participaron en el proceso de formación del PSN. Y algo no desconocido, sino ignorado adrede por el sectarismo de dirigentes y miembros del Frente Sandinista: el PSN fue el partido en donde casi todos ellos se forjaron, incluyendo a Carlos Fonseca Amador.
Este hecho, históricamente irrefutable, se produjo a causa de divisiones de orden táctico con el PSN, consecuencia de lo cual se fueron multiplicando movimientos de izquierdas: Movimiento Nueva Nicaragua, Frente de Liberación Nacional, Frente Sandinista de Liberación Nacional, Partido Obrero Socialista (luego Partido Comunista de Nicaragua), Movimiento Popular Marxista Leninista; Movimiento Renovador Sandinista, Movimiento Rescate del Sandinismo.
Igual pasó con las derechas, de cuyos troncos originales, los partidos Liberal y el Conservador, surgieron los partidos: Liberal Independiente, Acción Nacional Conservadora, Socialdemócrata, Conservador Demócrata, Social Cristiano, Popular Socialcristiano, Ciudadanos por la Libertad, y otros de menor incidencia que fueron desapareciendo. Todos fueron desapareciendo “bajo el sol nicaragüense de encendidos oros”, y siendo hechos históricos, son menospreciados por algunos actores políticos.
V
Muchas de las personas con experiencias políticas dentro del proceso político nacional, ahora tienen presencia en partidos y movimientos opositores al gobierno dictatorial Ortega Murillo, el cual también es subproducto de las desviaciones políticas ideológicas tanto de izquierdas como de derechas.
La diversidad política ideológica de que está formada la oposición interna y en el exilio forzado, nos recuerda la complejidad que tiene el proceso unitario para enfrentar a la dictadura. Y, lógicamente, también nos recuerda que el problema de la unidad debe abordarse con igual diversidad de puntos de vistas, sin sectarismos, para que pueda cumplir su misión histórica de construir una Nicaragua democrática.
El primer paso para impulsar ese propósito sería abandonar sentimientos y resentimientos políticos partidarios; es decir, dejar de ser sectarios y actuar conscientes, como nicaragüenses, de que se necesita la libertad de pensamiento para poder ser libres políticamente, requisito indispensable para conquistar una convivencia democrática para todos.
Nada de esto, sin embargo, pretende eliminar las diferencia y contradicción política ideológica entre los integrantes de la oposición, pero ya libres podrán discutirse en un ambiente democrático, sin restricciones.
Al margen de estas cuartillas
*La derecha española aprobó la Constitución para la transición democrática, después de la muerte de Franco…
*Ahora, porque Felipe VI cumplió con su deber constitucional, la derecha aparece como ardiente republicana y anti monárquica…
*¿Por qué? Porque el rey ha propuesto a Pedro Sánchez (PSOE) para su investidura presidencial ante el Congreso de los Diputados...
*Antes había propuesto para la investidura al líder de las derechas, Albero Núñez Feijóo, pero fue rechazado por el Congreso, por lo que Felipe VI hizo nueva ronda de consultas…
*Todo conforme al orden constitucional, lo cual la extrema derecha finge ignorar, porque, odia a la democracia, aunque esta sea liberal burguesa…
*Y se desató el odio reaccionario: “Este rey para mí, ya no es más mi rey”, declaró por la televisión un español de ultra derechas…
*“Es un principito de las galletas de chocolate… que se vaya a Francia, que es de donde lo trajeron”, siguió vociferando…
*“Borbones traidores a España… ¡abajo la monarquía!”, gritó furioso…
*Como se está viendo, el amor por la democracia de un político de derechas, es tan falso como el amor de un marido infiel, pero mata a su mujer porque piensa que ella es la traidora…