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Populismo, es igual que demagogia

Se asegura que hay Gobiernos populistas “de izquierdas y derechas” para esconder su composición clasista diferenciada

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Onofre Guevara López

3 de octubre 2023

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El sustantivo populismo es un recurso semántico para no hablar de las tradicionales políticas demagógicas de los Gobiernos. Y, con este término, el pueblo queda perdido en la conciencia como una colectividad amorfa, sin clases sociales ni rostros humanos. Se asegura que hay Gobiernos populistas “de izquierdas y derechas” para esconder su composición clasista diferenciada: a los de izquierdas como representación de trabajadores, campesinos, empleados, asalariados en general, y a los de derechas como la expresión política ideológica de grandes empresarios y del capital financiero, básicamente.

No obstante, esos partidos de derechas cuentan con militantes de otras clases (obreros, campesinos, y demás) lo cual no significa que dejen de orientar sus gestiones políticas con los ideales e intereses de su clase, igual que su ejercicio gubernamental; los otros sectores populares, solo hacen bulto en sus filas, sin determinar nada en el curso político partidario.

Más omisiones de los teóricos del populismo: que la izquierda no es única ni homogénea, sino varias de tendencias ideológicas y variados proyectos políticos de gobierno. Lo común en ellos, es el lenguaje y la idea del socialismo como objetivo final, pero tampoco existe un modelo concreto, único.

Cuando uno o varios de estos organismos de izquierdas que, en el curso de la lucha política, se decantan por el populismo, significa que dejaron de ser partidos de izquierdas. Esto, también es parte del esquema demagógico tradicional. Nada nuevo pues, en política.


La derecha y su liderazgo tienen origen social e intereses de clase de privilegiados; sus partidos, como no tienen nada en común con los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los técnicos, los asalariados en general, tienen que recurrir a las faltas promesas y las trampas políticas para ganarse a los sectores del pueblo, y de ahí viene el sustantivo populismo como sustituto de lo demagógico.

Entonces, detrás del sustantivo populismo y del adjetivo populista se esconden las promesas demagógicas, con las cuales irrespetan la confianza de la población –se burlan de su ingenuidad— porque solo así puede gobernar: mintiéndole, para actuar a espaldas y hasta en contra de sus intereses.

II

Partidos, movimientos o personas que se autodefinan de izquierda tienen que demostrarlo con las acciones, actitudes y vocación revolucionaria; en cambio, los que recurren al populismo o sea a la demagogia, no pueden, por ejemplo:

Sustentar y defender una ideología de izquierda;

Privilegiar lo público, el interés común y a las clases y sectores de los trabajadores y sectores medios de la sociedad que viven de sus propios esfuerzos;

Luchar por la democratización de la actividad empresarial; que pague los impuestos sin privilegios ni excepciones y den pleno cumplimiento a las leyes laborales;

Romper con todo lo neoliberal; ver el gasto público como el medio para mantener y mejorar la educación gratuita a todos los niveles; salud para todos, construcción de viviendas de interés social; trabajos dignos, dignamente remunerados;

Defender la igualdad de mujeres y hombres en toda actividad económica, social y política; derecho al aborto; proteger a la madre y a los hijos; respetar la diversidad sexual;

Proteger a los adultos mayores, y luchar por pensiones dignas para los jubilados;

Luchar por la niñez, su crecimiento y formación educacional; no permitir el trabajo infantil en ningún lugar, menos en las calles; ayudar a las madres solteras y que los padres cumplan sus obligaciones;

Respetar la libertad de prensa y expresión; democratizar los medios de comunicación evitando la formación de oligopolios mediáticos manejados por bancos comerciales y grandes empresas nacionales o extranjeras; propiciar que las organizaciones sociales y gremiales tengan sus propios medios de comunicación;

Democratizar las estructuras del Estado; nada de cargos vitalicios en los Poderes del Estado, el Ejército y la Policía; eliminar el nepotismo; combatir la corrupción; no permitir actividades comerciales a los funcionarios estatales;

Defender la soberanía nacional; practicar la solidaridad internacional; ser antiimperialista;

Defender los derechos humanos; 

Luchar por la democracia (abandonada o mediatizada por las fuerzas conservadoras); respetar la Constitución y las leyes; propiciar la participación de los sectores populares en las políticas públicas; eliminar la reelección.

Respetar la libertad religiosa; no admitir que las entidades religiosas se involucren en actividades del Estado.

Gobiernos y personas que no tienen disposición de luchar y defender todo lo anterior, podrán calificarlos como quieran —incluso como populistas— pero nunca serán de izquierda, sino demagogos de derechas.

III

Todo el mundo lo sabe. Es muy difícil aplicar estas normas, sustentar los valores democráticos y cumplir con la justicia social por el peso de la tradición defendida por las fuerzas conservadoras; el bajo nivel de la economía nacional; las geopolíticas de las potencias que influencia los asuntos nacionales.

Todo gobierno –de izquierda o derecha— encuentra obstáculos para el cumplimiento de sus objetivos, con una diferencia esencial: los de izquierda tienen la voluntad política de hacerlos realidad, enfrentando la tradición conservadora de la sociedad; mientras que los de derechas, son parte de esta tradición, y sus puntos programáticos llevan siempre el objeto de proteger el orden social establecido.

Lo tradicional en cuanto a gobernanza, en nuestra historia, ha sido predominio de los sectores privilegiados (internos y externos); lo relativamente nuevo en política está en los movimientos de izquierdas, y estos se encuentran con el desafecto ideológico, mediático, judicial, policial y militar del Estado de la derecha.   

Durante once años (1979-1990) hubo poder político de la izquierda –pero sin el poder económico—; la derecha aprovechó esta realidad, la inexperiencia, los errores y, aliada con el poder estadounidense, ayudó a ponerle fin a la revolución.

Después de concluido el período democrático neoliberal con un gobierno corrupto, el de Arnoldo Alemán (1991-2006) el país cayó víctima de una nueva dictadura peor que las dictaduras precedentes. O sea, un sector de izquierda del FSLN que se pasó a la derecha, retorno al poder con un proyecto personal.

IV

Hay una diferencia importante que, en todo momento, se hace notar entre izquierdas y derechas: los partidos y gobiernos de izquierdas se equivocan buscando soluciones en pro del progreso social, y el peor de sus errores, es caer en la dictadura, porque se mutaron hacia la derecha y, entonces, es lógico que tomen el discurso demagógico, o populista, que es lo mismo, para justificarse.

Los partidos y organizaciones de derechas, por su naturaleza social, son fuerzas conservadoras –tienden al inmovilismo social— y cuando cambian políticamente para defender su poder, es para irse más a la derecha, recalando con facilidad en el fascismo. 

Otra diferencia: los partidos de izquierda, por su origen obrero, nacen junto al sindicalismo reivindicativo de trabajadores y asalariados en general; crean a sus propios dirigentes, luchan contra el sistema capitalista y sufren por igual su defensa legal y represora. En cambio, los partidos de derechas nacen de y para defender los privilegios de clase, son órganos o portavoces de grandes empresarios, comerciantes y especuladores financieros.

Una única coincidencia entre izquierda y derecha, es que el sustento ideológico de cada grupo o clase social refleja sus intereses por igual; sus partidos son instrumentos de lucha en el campo político; sus respectivas luchas políticas se libran en torno a la conquista y control del poder para, desde y con las estructuras del Estado, desarrollar programas y proyectos acordes con sus intereses y orientaciones ideológicas.

Cuando las contradicciones políticas y sociales han llegado a provocar crisis extremas, sin solubles por vías democráticas, derivan en luchas armadas fratricidas, sea por actos revolucionarios de una parte, o por actos represivos homicidas por la otra parte.

V

Así de brutal es la historia política de nuestro país. Motivo suficiente para pensar en formas y reformas democráticas de convivencia. Pero nuestra historia, ha tenido un proceso trágico por el predominio de lo injusto y lo violento, lo cual ha impedido todo desarrollo social democrático con justicia social.

Nuestro país, nació y ha vivido bajo dictaduras: la dictadura colonial de 300 años; después de la relativa independencia, no menos de 114 años ha vivido bajo dictaduras: la de José Santos Zelaya (1893-1909); la militar estadounidense (1909-1933); la de los Somoza (1937-1979); la del período revolucionario (1979-1990); de los Ortega Murillo (2007… hasta quién sabe cuándo) Apartando a la revolución, todas las dictaduras han tenido características de derechas.

Son muchas las razones para no pensar con superficialidad en cuanto a las definiciones de las políticas del Estado. Y el sustantivo populismo, al que se le ha querido dar incluso categoría de doctrina, tiene poco, o ningún valor ideológico en las luchas políticas, pero sí contribuye mucho a la confusión ideológica.

Al margen de estas cuartillas

*El embrollo político español de los 45 años en democracia empezó a dilucidarse el recién pasado 26 de septiembre…

*Ese día fue derrotada en el Congreso la investidura de Alberto Núñez Feijóo…

*El Partido Socialista Obrero, más seis partidos y movimientos a su izquierda, sumaron 178 votos —mayoría absoluta— en contra de Núñez Feijóo…

*En la segunda oportunidad de Núñez Feijóo, fue nueva y definitivamente derrotado con 177 “noes”, contra 172 “síes”…

*Ahora le tocará a Pedro Sánchez, intentar ganar su segunda investidura (reelección), a condición de comprometerse a concederle amnistía a los independentistas catalanes…

*Y también el referéndum que demandan los catalanes, la que ha tenido oposición de las derechas fundada en que ambos recursos son inconstitucionales…

*Esta campaña fue contrarrestada por las izquierdas con datos sobre los miles de criminales franquistas amnistiados por los gobiernos de las derechas…

*Al finalizar estas notas, el rey estaba reuniéndose con los partidos para buscar nuevo candidato a la investidura, y Pedro Sánchez tiene la posibilidad de encabezar un segundo gobierno progresista, coaligado con las izquierdas.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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