6 de septiembre 2023
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Al general de Ejército Julio César Avilés Castillo le gustan los grandes escenarios para quedar bien ante su jefe Daniel Ortega. Para cumplir ese objetivo, el máximo dirigente militar ha usado, desde hace un lustro, el aniversario de las Fuerzas Armadas: calla ante los abusos del régimen, y cuando habla lo hace para doblarse ante la dictadura.
En el aniversario de este 2023, el general fue más lejos y exhibió un estilo virulento, más usual en los discursos y soliloquios llenos de insultos de Ortega y su esposa Rosario Murillo.
Avilés tildó de “vividores y mercenarios de la información” a los medios de comunicación independientes, que están en el exilio por la persecución y represión estatal.
Además, los amenazó: “con la dignidad y el honor del Ejército de Nicaragua no se juega”.
Para expertos en temas de seguridad nacional, la agresividad de Avilés es una “demostración de lealtad” hacia la dictadura. Con ella busca “asegurar” la continuidad de los beneficios económicos que goza la cúpula militar.
“En la medida que el sistema de represión y amenazas se ha extendido a los círculos cercanos de Ortega y Murilo, éstos tienen que hacer demostraciones más fehacientes de lealtad. Por eso adoptan el mismo estilo insultante de Murillo”, explica uno de los analistas.
La Corte Suprema de Justicia y la Policía —instituciones claves de la maquinaria represiva orteguista— han sufrido en los últimos meses una reingeniería interna. Personajes considerados “intocables” han sido purgados y, en algunos casos, encarcelados y desterrados.
“Avilés trata de parecer, cada vez, más convincente sobre su lealtad”, añade el investigador.
Murillo celebra los insultos del general Avilés
En su alocución diaria, la vicepresidenta Murillo celebró los insultos del general: “Nos sentimos tan identificados con cada palabra de las autoridades de nuestro Ejército, del jefe de nuestro Ejército”.
De acuerdo con la primera dama, la dictadura coincide con la virulencia de Avilés porque han “vivido todos juntos” unas supuestas “miserias”, a las que los “han expuesto y querido imponer”.
Murillo aprovechó su soliloquio para despotricar contras los críticos y opositores al régimen: “¿Por qué les molestará tanto a los vampiros chupa sangre de los pueblos, que digamos que con la paz no se juega?”.
“Vuelvo a preguntarme —prosiguió— ¿les molestará tanto que defendamos la paz? Indudablemente, porque no son parte de una propuesta de paz, ni de dignidad nacional, sino parte de la discordia”.
Periodismo blanco de jefes del Ejército
Los analistas coinciden que Avilés es el primer jefe del Ejército en décadas que, desde una tarima pública y en cadena nacional de radio y televisión, lanza un ataque tan “visceral” e “insultante” en contra los periodistas o medios de comunicación.
Uno de los expertos recordó que el exjefe del Ejército y general en retiro Humberto Ortega Saavedra —hermano menor de Daniel Ortega— amenazó en 1993 con “enviar a la cárcel”, al entonces director del diario La Prensa, Pablo Antonio Cuadra. Meses después el militar se retractó.
A los militares les “molesta quedar expuestos públicamente” a través de publicaciones periodísticas, según uno de los especialistas. “Sobre todo que eso (las investigaciones) tengan consecuencias como las sanciones”, agrega.
El discurso del jefe del Ejército se produjo tres días después de que CONFIDENCIAL reveló que veinte generales, entre ellos Avilés, con trece años y dos reelecciones en el cargo más dos mayores generales que integran la Comandancia General desde hace seis años, han creado un “tapón institucional” dentro de las Fuerzas Armadas, en la que los ascensos y retiros dependen de la voluntad del dictador.
“El general reaccionó con mucho enojo. Fuera de lugar, pero de él, en particular, ya no se espera otra cosa”, comenta.
Avilés afirmó que “estos vividores y mercenarios de la información constantemente claman por más agresiones, las mal llamadas sanciones, en contra de la patria y nuestra institución”.
El general obvió que las sanciones internacionales no son contra la patria o el Ejército, y que sólo afectan a unos cuantos integrantes de la cúpula militar, señalados de corrupción y encubrir las violaciones de derechos humanos en Nicaragua desde 2018.
Silencio de Avilés ante la masacre de 2018
El explosivo general de este 4 de septiembre de 2023 no existió en 2018. En su primer discurso, tras la masacre de civiles durante las protestas cívicas, Avilés no dijo una sola palabra sobre la crisis sociopolítica en ciernes. Calló ante los centenares de asesinatos, miles de heridos o la existencia de los paramilitares —que operaban con la Policía—, a los que, por ley, los militares debían desarmar.
Diez meses después y pese a las evidencias en videos, fotografías y centenares de testimonios, el jefe del Ejército negó la existencia de los paramilitares. “Bajo ningún punto de vista aceptamos ese concepto de fuerzas paramilitares”, zanjó.
Para un investigador en temas de seguridad, Avilés revela un doble rasero: calla ante los abusos del régimen, pero “vocifera” e “insulta” contra los ciudadanos.
“Este doble rasero del general confirma los lazos e intereses financieros y empresariales entre ambos poderes. El poder político manejado por la familia de Ortega, y el poder militar, representado por los generales y su cúpula”, detalla.
En mayo de 2023, CONFIDENCIAL reveló y detalló cómo Ortega ha comprado la fidelidad de los jefes militares a través de la entrega de casi un centenar de propiedades y un millonario aumento presupuestario.
2019, el discurso del “golpe de Estado”
Si en 2018 la tónica fue el silencio, en 2019 hubo un cambio radical. El dirigente militar se plegó sin vacilaciones a la narrativa oficial de que las protestas cívicas fueron un “golpe de Estado”.
“Jamás nos van a dividir como pretendieron hacerlo funcionarios de organismos no gubernamentales y otros, que hacían llamados a leales compañeros para abrir la posibilidad de darle un golpe de Estado al Gobierno legítimamente constituido, lo que jamás haremos”.
“Son los mismos —prosiguió— que presionaban para que cumpliéramos misiones que no son de nuestra competencia, ignorando o queriendo ignorar las leyes de la república, pretendiendo con nuestra salida, provocar una guerra entre hermanos”.
Avilés nunca ha aportado pruebas que sustenten sus acusaciones y tampoco ha denunciado ante la justicia a las supuestas oenegés que hicieron esas propuestas “golpistas”.
Lo que sí dijo el general de Ejército —y lo ha cumplido— es: “presidente cuente con esta institución”.
Ortega calificó el mensaje de lealtad del jefe militar como “tan claro como el agua, tan firme como el acero”.
Los aniversarios de 2020, 2021 y 2022 estuvieron marcados por la pandemia de covid-19. En esos años, Avilés volvió al mutismo de 2018. No se refirió a los centenares de presos políticos, entre ellos precandidatos presidenciales, defensores de derechos humanos y activistas. Asimismo, calló ante las denuncias de campesinos e indígenas del Caribe que señalan a los militares como cómplices y perpetradores de asesinatos en el campo.
