5 de septiembre 2023
“La tempestad del 44 me enseñó que ser joven / Y no ser revolucionario es una contradicción biológica; / entendí también que el gozo de construir la libertad / se confunde con el sabor y el aroma de la savia nueva”
José Antonio Móbil Beletón
Toda noticia, buena o mala, cuando llega nos pone en funciones mecanismos mentales que actualizan nuestros recuerdos. La noche del 20 de agosto recién pasado, cuando se informó el triunfo electoral de Bernardo Arévalo, en Guatemala, con su Movimiento Semilla, nos hizo volver a los años 50 del siglo anterior, cuando en las noticias internacionales no faltaba alguna relacionada a las agresiones contra procesos políticos y la soberanía de alguna nación latinoamericana, y… aquella vez, le tocó a Guatemala.
Guatemala estaba defendiéndose de la injerencia exterior –de acostumbrado origen estadounidense— enmascarada con la defensa del continente ante… “la penetración del comunismo internacional”. Esta propaganda conmovía, y corroía, la conciencia, y en el nuestro la gente reaccionaba ubicándose al lado de Guatemala, o justificando la agresión armada contra su gobierno, totalmente engañada.
Un ejemplo: el engaño tuvo asilo en la conciencia de una periodista nicaragüense de ideas conservadoras, quien, conversando con su compañero de trabajo en el mismo diario, justificó la contrarrevolución del guardia guatemalteco Carlos Castillo Armas –financiada por la “Mamita Yunai” (United Fruit Company) y organizada por la CIA—, argumentando que… “La Reforma Agraria guatemalteca era un robo”. La respuesta que obtuvo de su compañero fue una pregunta con una lógica-histórica irrefutable: “¿Y de quiénes era la tierra en Guatemala antes de que se las robaran los latifundistas y las compañías extranjeras?”
El ataque fue contra una revolución que pretendía transformar las estructuras económicas y sociales del campo, heredadas por la colonia, las cuales prevalecían casi intactas, con poca o ninguna variante, lacerando la vida e intereses de la mayoritaria población indígena y campesina. Ese estado de cosas, lo resguardada para beneficio de la oligarquía y empresas extranjeras el ejército dirigido por dictadores criminales, como Jorge Ubico, a quien precisamente las fuerzas democráticas derrocaron en 1944.
Gracias a esa revolución, los guatemaltecos eligieron democráticamente su primer gobierno, encabezado por el profesor Juan José Arévalo (1944-1949) padre del ahora presidente electo Bernardo Arévalo; no es una herencia, sino la voluntad de un pueblo cansado de los 69 años siguientes de explotación, traiciones, mentiras y corrupción de gobiernos de guardias y políticos y, con frecuencia, solo por guardias políticos, o solo civiles como guardias.
En la segunda elección democrática popular en libertad, ganó la presidencia el coronel Jacobo Árbenz Guzmán, quien surgió de entre la nueva oficialidad del Ejército que junto a las fuerzas populares derrocaron al dictador Ubico, y fue víctima de la contrarrevolución Ciamesca (CIA y gorilas) que puso fin a los diez de la primavera guatemalteca, en julio de 1954. Así se restableció en Guatemala el reino de la corrupción y la injusticia social.
II
La conexión política y humana con aquella experiencia guatemalteca de diez años se perdió –aún sigue perdida— y con la victoria electoral del Movimiento Semilla con el hijo del Profesor Juan José Arévalo al frente, habrá de terminar en Guatemala –esta es la esperanza— ese largo intervalo de injusticias sociales y delincuencia política.
El presidente electo, tuvo un largo periplo de exilio involuntario por países latinoamericanos y europeos como hijo de un padre honesto, democrático y culto, valores de los cuales carecen quienes se apoderaron de su país. Las vivencias y sus estudios no rompieron el hilo sentimental que lo unía a su patria sin olvidar la experiencia patriótica popular, sino al contrario, les sirvieron para unir su cultura personal con su sentido patriótico, y de aquella vieja semilla le dio vida a otra, la que le dio su victoria electoral para germinar nuevas esperanzas.
Su aspiración es devolverle a Guatemala dignidad nacional, libertades y derechos a su pueblo marginado y ofendido, y junto a él, desatarle las ataduras físicas de la corrupción y rescatar lo que le ha pertenecido y ha sido robado durante 69 años, para reemprender reformas sociales, libertades con justicia y cultura democrática.
Las esperanzas nacidas de aquellos sucesos de los años 44 y al 54 de la primavera guatemalteca no fueron solo individuales, nacionales ni centroamericanas, sino de la humanidad progresista de entonces que renacen en la humanidad de hoy, y con el éxito electoral de los demócratas guatemaltecos espera que haya nueva primavera. Al respecto, es oportuno recordar una sola y sencilla frase de cinco palabras que aluden a esa esperanza, expresadas por Sergio Ramírez Mercado, cuando el 24 de agosto pasado, recibía en Madrid la nacionalidad colombiana, de manos del Canciller de la república hermana: “Hoy parece amanecer en Guatemala”.
Nada más. Un reflejo de la esperanza colectiva en que esta victoria del pueblo hermano reivindicará su asesinada primavera.
III
Nadie lo está sabiendo mejor que los guatemaltecos: no está siendo fácil llegar al gobierno ofrecido por el pueblo con su voto mayoritario, porque quienes lo detentan se lo está impidiendo; temen que pueda desarrollar un programa de gobierno reivindicador, justiciero, estado social antitético de los gobiernos de las fuerzas retrógradas y corruptas –en alianza con intereses geopolíticos extranjeros.
Desde la campaña electoral montaron trampas para impedir la victoria de Arévalo; sus armas sucias las tenían afiladas y las utilizan con más descaro desde la noche del 20-A, comenzando con las amenazas de muerte en su contra. Lo dijo su paisano Haroldo Shemetemul, en Confidencial, el 25/08/23, cinco días después de las elecciones:
“Esta semana de filtró la información de la existencia de un plan para asesinar a Arévalo y que en el magnicidio participarían agentes del Estado. (…) El Ministerio Público reinició el hostigamiento judicial contras los Magistrados del Tribunal Electoral”. El articulista menciona a la Fiscal de Guatemala, Consuelo Porras, de instrumentar la Fiscalía… “para desestabilizar el sistema democrático”.
Lo habitual en las dictaduras, y que la oligarquía y sus políticos que actúan conforme su pacto de corrupción no han dejado de practicar en contra del pueblo y del país. Más que suficiente tiempo vivir bajo las sombras para que los guatemaltecos –así como se rebelaron electoralmente— también están luchando cívica y jurídicamente para garantizar su derecho constitucional a construir la democracia en libertad.
Al margen de estas cuartillas
*En Nicaragua, llamarse José Antonio es ser Toño, y en Guatemala pierde la Ñ, quedándose en Tono…
*Tono Móbil, autor del epígrafe de esta columna, es autor de Guatemala, su pueblo y su historia, Historia del arte guatemalteco, Yo, lesbiano (cuentos) y otros libros, además de director de Editorial Serviprensa…
*Los centroamericanos, tan pocos que somos, tan juntados por la geografía estamos, con raíces históricas comunes y vivimos como desconocidos…
*Algo aún más feo, sus saqueadores y opresores, los han echado a pelear y algunas veces a matarse entre sí, porque pueblos divididos, son pueblos vencidos…
*Las burguesías han creado unidad en torno a intereses económicos comunes, por órdenes de sus patronos más capitalistas que ellas…
*Al mismo tiempo que están juntas por sus intereses, se tienen celos y recelos, no se quieren tanto, y menos que quieran a sus pueblos…
*Nuestros pueblos, a su vez, viven de espaldas a los intereses comunes y tal vez sin querer, o por influencia burguesa, se miran como unos extraños…
*No se ha visto el despertar en serio una conciencia unitaria en los más de doscientos años que dejaron de ser colonias, y casi son independientes…
*El internacionalismo proletario se ha desconocido, y solo en muy raras ocasiones se ha visto alguna demostración de unidad clasista…
*Se puede contar con los dedos de una mano esas ocasiones, y sobra dedos, porque ha dominado más el aislacionismo que el sentido unitario…
*En los años 30 del siglo XX, se habló de una iniciativa de sindicalistas salvadoreños de organizar la Federación Obrera Centroamericana…
*Después de la persecución y encarcelamientos de miembros del Partido Trabajador Nicaragüense (1931-1939) otros huyeron a Costa Rica…
*De su relación con organismos políticos y sindicales ticos, esos nicas regresaron más consciente y organizaron su segundo Partido político (1944)…
*En agosto de 1945, el movimiento político y sindical había crecido, y el primer dictador Somoza, quien había pretendido someterlo con el Código del Trabajo (febrero 1945) expulsó hacia Honduras a cuatro dirigentes…
*La solidaridad de los trabajadores hondureños organizados, facilitaron su salido hacia Guatemala a Manuel Pérez Estrada, Armando Amador, Juan Lorío y Carlos Pérez Bermúdez…
*Guatemala estaba viviendo su revolución democrática, y estaba en proceso de organización el Partido Guatemalteco del Trabajo, y en cual participaron los cuatro dirigentes nicaragüenses…
*Ahora, con el sindicalismo oficializado, domado, con una oposición exiliada y la de adentro con los guardias detrás… solo puede desearles buena suerte a los guatemaltecos.